MUNDO PERDIDO: El nuevo futuro

CAPÍTULO 7: La sencillez de lo imposible

-Día 185. Ya nada tiene sentido para mí. Todo aquello que estuve esperando encontrar no existe. Solo me queda una opción para recuperar lo que perdí, pero ya llevo un día y medio sin comer, y cada vez enloquezco más rápido. Ahora ya no busco cumplir mi venganza, solo quiero destruir a todos los enemigos que tenga por delante, porque ya he perdido la esperanza en encontrarle. Mi nombre es Aldo, y quizás sobreviva unas horas más, pero no prometo nada. Adiós.-

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Aldo se movía por una ciudad en la que nunca se había adentrado. Esta también estaba desierta. ¿De verdad pasava esto en todo el mundo? Eso parecía. 

El lugar estaba lleno de Patrullantes, pero pudo aprovecharse de su debilidad, que se movían en grupos pequeños y lejanos entre ellos.  Derrotó fácilmente a todos sus oponentes, pero al salir del territorio, escuchó unos pasos débiles y numerosos. Entonces se dió cuenta del problema. 

Una docena de enemigos salía de la ciudad, y no por gusto, sinó por que estaban arremetiendo contra un grupo de Vindicadores. Las víctimas aguantaban como podían, pero no tardarían en saborear la amarga derrota, sabor que todos los seres vivos del lugar ya conocían. 

Aldo empezó a liberar una niebla creada químicamente de su traje, la cual era increíblemente densa y hacía imposible verle. 

Un pequeño vórtice de humo blanco apareció delante de los asesinos. Estos, llenos de curiosidad , dispararon, pero la situación se mantuve igual. Los Vindicadores miraban impresionados a tal efecto natural desde sus escondites, de manera que ambos equipos se ignoraron mutuamente, esperando obtener respuestas de algo tan inverosímil. 

Todo el humo se disipó por una gran onda de viento que se liberó desde su centro, y entonces se dieron cuenta de que eso  no era algo causado por la naturaleza, sinó por el joven humano, quién havia conseguido elaborar una espectacular. Todos los bandidos arremetieron contra él, disparando sin pausa, pero el muchacho los bloqueaba con su escudo, dejando sus armas inservibles. 

La armadura de Aldo empezó a liberar una cantidad de electricidad alarmante, y entonces empezó su turno. Aplacó a cinco de los enemigos con una gran carga, obligando a los demás a separarse. Los Vindicadores dispararon a algunos más mientras escapaban del terrícola. 

El dron de Aldo dejó fuera de combate a algunos androides más, mientras su dueño se peleaba con cuatro de ellos a la vez, demostrando una gran habilidad.

Arco (el animal rescatado), atrajo  la atención del último. antes de que este le disparara, el chico le rompió la cabeza con un golpe rápido. 

Ya había acabado. Os miento, pués tres robots más llegaron e intentaron dispararle por la espalda (como le pasó a Ethan), pero pudo propinarles varios tiros sin girarse. ¿Como fue posible? Básicamente, no puedes disparar por detrás a alguien que tiene un dron con una vista de 360 grados que puede retransmitirse en su máscara. Mala idea. 

Ahora si que ya no quedaban amenazas, así que se acercó a ellos lentamente, intentando que no lo confundieran con un enemigo más. Todos se mantuvieron en sus posiciones, excepto una mujer, que se acercó a él con total tranquilidad. Una máscara de gas ocultaba su cara, de forma que perdía bastante expresividad. Llevaba un traje de cuero pprotejido con varias partes de hierro, pero no se parecía en nada a el de los Vindicadores, cosa que le hizo sospechar. Lo más llamativo de todo era su arma, un martillo de hierro grande con un impulsor, que también liberaba bastante energía eléctrica, y estaba cubierto de pinchos de hierro y alambre de espino.

-¿Que eres?- Dijo la desconocida.

-Soy uno de vuestros nuevos aliados. Ya sabéis, para luchar contra los patrullantes...- No tardó en darse cuenta de que no sabía de que estaba hablando, así que para cortar el silencio incómodo preguntó sin rodeos: -¿No sois Vindicadores, verdad?-