Capítulo 6

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Salió del shock que tenía y se dirigió a la aldea rápidamente antes de que su madre se diera cuenta de que no estaba en casa.

Al ir corriendo no podía olvidar lo que paso hace unos momentos, había liberado a un dragón y sin duda alguna si sus padres se enteraban probablemente le darían un sermón por haber hecho la mayor estupidez de su vida.

Pues quien en su sano juicio deja ir a un dragón teniendo la oportunidad de asesinarlo? Solo a Hipo se le ocurre.

Pero hay una buena razón ya que Hipo veía el mundo de una manera diferente a la que lo veían los vikingos de su pueblo. El creía que no había necesidad de matar a los dragones, es cierto que se robaban su comida pero tal vez lo hacían con el fin de alimentarse y alimentar a los suyos.

Y al igual que ellos, eran de los suyos de alguna manera.

Mismas jerarquías pero diferentes especies.

Eso no lo toleran los vikingos.

Al llegar a su hogar subió rápidamente las escaleras hacía su habitación y cuando llego a la puerta escucho la de abajo abrirse. Rápidamente entro a su habitación y al entrar se dio cuenta de que aún estaba el té allí.

Lo agarro y lo vacío por la ventana, debía admitirlo. Ese té ya se debería de haber enfriado y probablemente, sabría mal.

Lo dejo sobre la mesita de noche y agarro un libro y se recostó en la cama, para simular que se la había pasado leyendo durante todo el ataque.

Se escucharon golpecitos en la puerta dando a entender que, en efectivo, alguien había entrado a la casa. Probablemente su padre o su madre, o Bocon.

— Pase!

A la habitación entro su madre.

— Hola hijo.

— Hola mamá.

— Veo que haz estado leyendo. — dijo mientras se sentaba en la cama junto a el.

— Si, pensé que tal vez la lectura me metería en otro mundo donde no tuviera que escuchar los gritos de guerra de los vikingos, las llamas quemando las casas, los rugidos de los dragones — suelta un suspiro —, si, el pan de cada día.

— Lamento que tengas que escuchar todo eso por todos estos días pero debes entender que es por el bien del pueblo. Hay que proteger a los nuestros.

— Y por qué no podemos parar esto de alguna manera? Hay una razón por la que hacen todo esto, tengo ese presentimiento.

— No hijo, enemigos nunca serán aliados. Los dragones y los vikingos jamás convivirán juntos, nunca se ha visto y jamás se verá; es imposible que un dragón y un vikingo sean amigos.

— Pero mamá...

— Sin peros cariño, ya duerme, mañana tienes que ir con Gothi para que te enseñe algunas plantas medicinales.

— Esta bien mamá.

— Descansa hijo. — dijo para darle un beso en la frente.

— Tú también mamá.

Así, la mujer de trenzas largas salió de la habitación dejando al pequeño Omega solo y triste.

El solo quería una paz entre ellos y los dragones. ¿Era mucho pedir?

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2018 ⏰

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