La chica tímida y el aparador [J.J.K] [Corrigiendo]

01|¿Dónde está Jung JiWoo?

Pov JiWoo.

Al terminar las vacaciones empiezan las clases, y claro que no me molesta; soy la mejor estudiante de mi salon y además poseo el promedio más alto en todo bachillerato pero...

A mí no me gusta presumir.

Tambien pensaba que las personas que lo hacían son de lo peor porque nadie es mejor que nadie.

-¿Hija? -llamó mi madre; desde alguna parte de planta baja.

-¿Si, dime? -respondí aún en mi habitación.

-Baja a comer, por favor -pide la antes mencionada.

-Okay -dicho eso, dejé el libro que antes leía sobre la silla giratoria del escritorio donde se encuentran mis libros favoritos y mi laptop.
(Ejem:

Dónde está la equis azul)

Mi madre y mi padre son personas trabajadoras, al igual que los abuelos, por eso contamos con un buen patrimonio neto. O sea, básicamente tenemos muy buenos recursos.

Soltando un pequeño quejido luego de estirarme y ponerme de pie, miró por última vez mi poste favorito -porque tengo muchos de él- de Jace el cazador de sombras, y de esto sí me gustaría presumir con mis amigos pero... no tengo y no los necesito mientras tenga a Jace, mis libros y mi familia.

-¡Mundana! -oí la voz de mi hermano llamarme.

-¿Qué? -le grité devuelta.

-¡Apúrate! -finalizó desde, creo yo, el pasillo donde se encontraban nuestras respectivas habitaciones. Pero yo sonreí y le protesté:

-¡No soy una mundana, tú eres el mundano, oppa!

Dicho eso, lo oí reír mientras yo salía de mi habitación y le dí un cariñoso abrazo de buenos días -como se me es costumbre-.

-Amo tus abrazos de oso, Clary -dijo mi hermano mayor, Jung Hoseok, con el apodo que él mismo me dió. Pero, ¿por qué el apodo? pues... ¡porque me encanta Clary! y de paso es la amada de Jace, y como saben; yo amo a Jace. Sí, así de simple era.

-Lo sé -le sonreí mientras cortaba el abrazo de oso amoroso-. Pero vamos a bajar que tengo hambre, Oppa -y bajamos las escaleras. Caminamos hasta el comedor porque ahí es donde habitualmente tomábamos el desayuno y nos encontramos con nuestros padres.

-¡Buenos días! -saludamos Hoseok oppa y yo al unisono, alegres.

-Buenos días, Chicos -nos respondieron devuelta, y luego nos dispusimos a desayunar.
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Unos diez minutos después Hoseok oppa y yo estábamos camino a la preparatoria porque nos caracterizabamos por ser puntuales. Así que, cuando estuvimos en la entrada, me dispuse por ser invisible y no ser notada por nadie más que por los profesores en clases, y así me bajo del auto; despidiéndome de mi hermano porque no lo vería más hasta que las clases del día terminaran.