Capitulo 2: El Yermo Equestre

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“¿En que mundo vives? Aquí afuera, en el mundo real , la sangre se derrama pequeño pony. La sangre se derrama”

¡La nada!

¡Mis primeros segundos afuera fueron una eternidad de terror en el corazón y desesperación en mis cascos! ¡La historia resulto ser real! ¡Todo lo que estaba afuera era una gran y oscura nada! Me rodeó, me sofocó. Si hubiera tenido la capacidad de respirar, hubiera gritado.

Y entonces mis ojos comenzaron a ajustarse a la oscuridad. Poco a poco comencé a tranquilizarme, a jadear, a sentirme débil. En mi defensa, nunca había experimentado la noche antes. No realmente. Claro, siempre apagaba las luces de mi cuarto antes de ir a la cama, pero esa oscuridad era pequeña y confinada a mi pequeño cuarto. Además siempre estaba ese pequeño haz de luz debajo de mi puerta. Las luces de la sala del Establo Dos eran eternas.

Pero esto...esto era diferente. Un aire fresco, muy distinto a cualquier cosa del Establo, hacía cosquillas a través de mi traje y me enfriaba la piel debajo. Había un olor a humedad y putrefacción, el aire era polvoriento y extraño. Podía oír los sonidos de los insectos nocturnos, el chirrido de la madera, y otros sonidos lejanos… pero estaba más preocupada por los sonidos que no podía oír; el constante zumbido de los generadores en el Establo ya no estaba e incluso la luz eterna se había ido. Era tan poderosa la ausencia de sonidos que llegué a confundir el exterior con el silencio. Podía sentir las sucias y rotas piedras debajo de mis cascos, era tan diferente de los suaves y estériles pisos por los que había trotado toda mi vida. Y aunque en el Establo no podía ver muy lejos, ahora puedo ver más lejos que nunca, ya no había paredes que marcaran el final de la sala. Estaba mirando hacia un abismo horizontal que se extendía desde mí hacia todas direcciones.

Un nuevo pánico comenzó a formarse dentro de mí. Sentí perder el control de mis patas traseras y me senté de golpe, aturdida. Fijé la mirada al suelo, respirando profundamente, agradeciendo al suelo el sostenerme y el ofrecerme un punto de referencia visual. Entonces cometí el error de mirar arriba al cielo, y el absoluto infinito del cielo hizo que mi cabeza diera vueltas y mi estómago se revolviera. Grandes masas de nubes se extendían por la mayoría del cielo; pero había espacios entre las nubes que dejaban escapar una tenue luz y me permitían visualizar el infinito. Es una locura, pensé en las nubes como una gran red, hecha para atraparme si yo me caía de la tierra en el abismo de arriba, pero si me deslizaba a través de los espacios de las nubes, me caería para la eternidad.

Mantuve mis ojos cerrados y trate de evitar vomitar.

El miedo y las náuseas eran intensas pero estaban pasando poco a poco. Una vez que mis sentidos regresaron, empecé a notar las cosas que habían provocado mi pánico inicial. El terreno alrededor mío se hizo evidente. El mundo alrededor no se extendía uniformemente; El suelo era irregular y redondo, las colinas se transformaban en montañas. La tierra estaba penetrada por dedos negros de árboles muertos que se elevaban desde el suelo. A lo largo de las colinas lejanas, podía observar las ramas de bosques más sanos que bailaban con el viento, envueltas por hojas, pero los árboles vivos cerca del Establo Dos eran pocos, dispersos y se mostraban enfermos.

En segundo lugar, me di cuenta de que mi PipBuck estaba parpadeando con una serie de alertas. El creador de mapas empezaba a trabajar en mi nuevo y desconocido entorno, y para mi sorpresa, ya había sacado una etiqueta de la nada: Sweet Apple Acres.

Me di la vuelta y mis ojos fueron atraídos por la gran y hueca cáscara de lo que asumí había sido una magnífica casa. Ahora, crujía y se balanceaba con la brisa como si estuviera a punto de derrumbarse.

Mirando a mi PipBuck de nuevo, me di cuenta de que estaba detectando varias transmisiones de radio. La emisión de radio del Establo Dos ahora era pura estática, pero las nuevas estaciones tomaron su lugar.

Fallout: Equestria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora