Yoongi estaciona el auto y se extraña de ver la casa tan oscura, cuando justo ese día llegó temprano.
Antes normalmente Jimin lo esperaría con la cena hecha, sentado en esa mecedora que hay en la sala. Esa que tanto le gustó desde que la vio en un bazar de antigüedades. Se mantendría ahí sentado a su espera, con un libro en mano y esos lentes que le hacen ver tan tierno y sofisticado.
Y emocionado se levantaría a recibirlo, sonreiría mientras dice un dulce "Bienvenido a casa" con emoción.
Pero esta vez, aun cuando Yoongi grita que ha llegado, no hay respuesta alguna. El único ruido es el de sus llaves chocando en el platito amarillo dónde usualmente las deja, el sonido de su abrigo siendo colgado en el perchero y el de sus pasos.
La casa, que siempre parece tan viva, está en penumbras, como si estuviera abandonada.
Yoongi siente una extraña opresión en el pecho y rápidamente busca al menor por todas partes. En la cocina, esperando verlo, cocinando con una sonrisa, puchereando porque se le ha hecho tarde por quedarse ensimismado en la lectura de ese libro de romance que tanto le gusta.
En su estudio, con una tacita de té de limón, sorbiendo de a poquito. Entretenido en la computadora, buscando información sobre el refugio de animales dónde planean adoptar un cachorrito. O en la habitación, acurrucado cuál niño en la cama, sosteniendo una almohada que ha enfundado en alguna de sus camisas, porque le ha extrañado.
Lo busca en cada rincón, cada vez con su corazón un poco más acelerado. El miedo comienza a adueñarse de su cuerpo y cuando a su mente llega un pensamiento, siente ganas de gritar.
Corre una vez más a la habitación, entonces por fin lo nota, no están.
Las cosas de Jimin, no están. Abre el armario y su corazón duele, pues ahora se ve tan vacío, solo con su ropa, la mitad está completamente vacío, casi viéndose como el interior de Yoongi justo ahora.
Cierra sus ojos frustrado, patea la puerta del armario y simplemente no entiende.
Corre una vez más, dispuesto a buscar a Jimin, quiere una maldita explicación. Quiere escuchar su voz y que le diga que simplemente quiere revonar su estilo, cualquier cosa que le quite ese pesado sentimiento del pecho.
Y ahí es cuando lo ve, un sobre, pulcramente doblado encima de la encimera de la cocina.
Con manos temblorosas lo abre y se siente desfallecer conforme lee esas letras, plasmadas en aquellas hojas llenas de gotas de lágrimas secas, con la fina escritura de su esposo la cual parece inestable, pues en algunas partes es intermitente.
"Hey, Yoongi soy Jimin.
La cena está servida, tan solo debes calentarla, tu ropa está planchada en el armario. Por favor mantenla en orden. Y no olvides pasar por tu traje a la tintorería, el recibo está en la mesita de noche. No olvides tus vitaminas y recuerda que si tu cabeza duele, la medicina está en la última repisa del baño, debes buscar hasta el fondo y no te desesperes si no las ves encima, recuerda que enojarte solo te hará sentir peor. Recuerda que debes ir al médico a tu chequeo mensual, pedí tu cita para el sábado, tú dijiste que ese día estarías libre. Espero no haberme equivocado. No te olvides de regar las margaritas, le dan vida a la casa ¿No crees? Te pido que visites a tu mamá, ella te extraña y yo no podré ir los viernes con ella de nuevo, pídele disculpas de mí parte y dile que espero qestéste bien, que la amo y que ha sido una gran suegra.
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Liar //Yoonmin//
Short StoryPorque aunque Yoongi lo deja esperando cada noche hasta la madrugada, para llegar con aliento a alcohol y su camisa manchada de brillo labial. Jimin lo ama con locura, lo ama con su estúpido y ciego corazón. ¡Ganadora en los You Know I Know Awards 2...