¿rude? ¿or dumb? ─ oh sehun

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🌸kim sook hi

─ ¡Jongin, hueles horrible!

─También te amo, noona. ─Mi hermano solo se dedicaba a comer el pollo frito que yo misma fui a comprarle, como favor para que se duchara luego de sus prácticas de baile, pero, ¿me ha hecho caso? No, nunca lo hace.─ ¿Por qué estás tan alterada?

─ Soy mujer, creo que esa es una respuesta válida a tu pregunta.

Jongin me observó por unos largos segundos para luego seguir comiendo, pero esta vez, con lentitud. Sabía que me había prestado atención, ahora mismo diría algo estúpido.

─ Noona, ¿estas teniendo tus días? ¿Es por eso que hoy no fuiste al colegio?

Solté un gran suspiro, y decidí asentir a sus preguntas, al menos para dejar ese tema atrás. Solo necesitaba algo que me distraiga de mi celular, o mejor dicho, de mí y mi mentira.

─ Noona, tengo chocolates. Podemos comerlos juntos, ¿quieres?

─ No te puedo negar eso, hermanito.

🌸

Era tarde y aún seguía sin dormir. Tenía pensado en pasar directamente al colegio, sin dormir, pero sabría que luego querría matarme. Y más en el lío en el que me encontraba...
Los mensajes de Sehun no paraban, todos terminaban en un "Por favor, responde". Lo que menos quería era lastimar a alguien a quien quería muchísimo.
Ese inútil. ¿Cómo reaccionaría si yo llegase a contarle la verdad? ¿Me evitaría?

Yang Mi no dejaba de decirme que diga la verdad. Ella no era fan de las mentiras, su familia en realidad. Bueno, tampoco estaba bien serlo. Era anti ético.
Justamente lo que yo era.

Quise fijarme en la hora, pero me di cuenta que había dejado mi teléfono en la sala de estar, con tal de ignorarlo.
Pero ahora mismo escuchaba mi tono de llamada, y debía acallarlo rápido si no quería que mi padre me echara por despertarlo.

Baje las escaleras con prisa y me acerque rápido a mi teléfono, el cual vibraba demente con la pantalla encendida, mostrando la foto de Yang Mi. Atendí rápidamente y baje el volumen ya que mi amiga solo sabía gritar y no hablar.

─ Yang Mi, no morí, ¿bien?

Subí las escaleras con pesadez mientras la escuchaba regañarme una y otra vez, y cuando entre en mi habitación. Patee lejos mis pantuflas de osito por inercia, y luego, encendí el altavoz.

─ Sigue gritándome, amor. Estás en altavoz.

Un suspiro se escuchó detrás de la línea, por lo que reí. Y al ver la hora, pude darme cuenta de que no era tan tarde como creía. Apenas las 12 de la noche.
Eso significa que podía seguir deprimiéndome por culpa de mi mentira un rato más.

─ Escúchame estúpida, ¿Cómo vas a desaparecerte de esa forma? Estabas asustándome, ¡y por tu culpa asuste a Jongdae también! Por cierto, dijo que te pregunte si ya te sientes mejor. Y te contare un chisme, pero cuando él se vaya, ¿bien? ─Reí al escuchar la sonora queja de su hermano y seguido de esto, se escuchó el sonido de su puerta cerrarse. Solo podía sonreír por ello.