Un escalón, otro y otro más.
Poco a poco iba dejando atrás la casa en la que había pasado los peores 16 años de mi vida.
Mi tía no se había dignado a despertarse para despedirme. Obviamente, su hija tampoco.
Dejé las dos maletas y el bolso que me llevaba en la entrada e hice un último recorrido por la planta baja de aquella casa.
Quién sabe cuando volvería.
La cocina había cambiado mucho después de la reforma que sufrió. El salón estaba igual, sin contar que el sofá azul que había en el principio, había sido sustituido por uno negro dos años atrás, ahora su lugar lo ocupaba uno marrón, a juego con la alfombra de tonos tierra.
El césped del jardín seguía tan bien cortado como siempre y la piscina, igual de limpia.
Volví a la entrada. Tomé una maleta con cada mano y me colgué el bolso como pude.
Antes de cerrar la puerta, tuve que soltar una de las maletas y esta cayó hacia atrás. Suspiré, más bien bufé, antes de recogerla.
Corrí la cremallera y empecé a buscar las llaves.
En el fondo del bolso, encontré dos llaves sujetas a unos cuantos llaveros. Escogí la más grande y cerré la puerta.
Volví a tomar las maletas y caminé hasta un parque cercano, donde encontré un taxi.
-Al aeropuerto, por favor.-Hablé una vez dentro, cuando el conductor me miró por el espejo, buscando indicaciones.
Miré por la ventana. Me preguntaba cuando volvería a ver todo esto.
Pagué al taxista cuando llegué. Y con la ayuda que me proporcionó la chica que estaba en la oficina de información, facturé mis maletas y pasé el control.
Me quedaban dos horas para subir al avión y un Starbucks se encontraba en frente mía...
Concecté el móvil al wifi y di un sorbo al capuccino, que estaba demasiado caliente, tuve que esperar para seguir bebiendo.
Mi móvil empezó a vibrar en la mesa. Decidí que para hablar, sería mejor salir fuera.
Cogí el bolso, lo colgué con cuidado en mi brazo derecho. Agarré el café con la misma mano y tomé el móvil con la otra.
-¡Sandy!-Exclamé cuando respondí.
-Katia...-Ella sonó triste.-Ya estás en el aeropuerto, ¿Verdad?
-Si...
-Buen viaje.-Se hizo un breve silencio.-Te echaré mucho, mucho de menos.
-Yo también.
-Volverás pronto, ¿Verdad?
-No creo...
-Por lo menos a verme... Durante las Navidades...
-Si puedo sí, pero no te prometo nada.
-Vale. Te paso con Evan, quiere hablar contigo.
Esperé impaciente oír la llamada de mi mejor amigo.
-Hey, enana.
-Hola.-Sonreí debilmente.
-Así que... ¿Te me vas ya?
Asentí. Caí en la cuenta de que no podía verme.
-Si.-Respondí.
-Pero vendrás, ¿No?
-Quizás...
-Por lo menos a vernos a Sandy y a mí, te echaremos de menos.
-Claro. Por Navidad.
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¿Bailas?
RomanceKatia llega a Nueva York con el sueño de llegar a ser una gran bailarina, al igual que su madre. Aceptada en una de las mejores academias de la ciudad, empieza a creer que su sueño puede llegar a cumplirse. Matthew es el hijo de el director de dicha...