" TÚ "

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Asi que ya era la hora. Papá y yo entramos nerviosos a la gran mansión en cuanto llegamos. Todo esto parecia sacado de una película de sueños. En lo que en mi casa sería la sala y el comedor, acá era solo el vestíbulo. Todo estaba decorado modernamente con tonalidades pasteles.

-Alanna estas bien ? - me llamó papá después de admirar la casa. No contesté.

- Oh pero si ahi están! - un hombre de cabellos claros y una sonrisa radiante nos saludó. Lo reconocí como Edgar Castell. Mi futuro suegro. -Bienvenidos, Bienvenidos- abrazó a papá y me dedicó una gran sonrisa a mi. -Tu debes ser Alanna. Es un placer conocerte querida

-Gracias... igualmente- respondí un poco confundida.

-Querida que le pasó a tu blusa ? - señaló la mancha café.

- Oh lo siento fue... un accidente.

- Es mejor que te vayas a cambiar. Es hora de que conozcas a mi muchacho!! - exclamó emocionado lo cual provocó que una punzada de nervios vuelva a atravesar mi sistema.

Sabía que el momento llegaría en cualquier hora pero jamás me imaginé que lo conocería el primer día que llegara a Venecia. Vagamente subí las escaleras guiada por él y entré a una habitación grande y espaciosa. Mi maleta ya estaba ahí. Temblando me acerqué y saqué lo primero que encontré. Un vestido sencillo color blanco. Papá me dijo que me vistiera para impresionar pero yo no le iba a hacer caso. En trance entré en el vestido y me senté en el filo de la cama a esperar. Tenía la impresion de que esto iba a salir mal.

Un toque en la puerta me sobresalto.

- Adelante- dije en apenas un susurro.

-Hija estas preciosa! - papá me abrazó. Él también estaba nervioso.

" Es por el bien de la compañia" pensé "hazlo por mamá y papá"

-Solo me cambie papá- proteste

- No te preocupes ese muchacho quedara encantado contigo.

Me dio un abrazo y salió de la habitación. Respire profundo. No podía. Esto debería ser una broma. Estaba a punto de conocer a mi futuro esposo. Salí de la habitacion y esperé en las escaleras hasta que alguien me llamara.

Si mi futuro prometido fuera lindo, caballeroso quizás no seria una vida tan horrible. Y digo quizás porque nadie a sus 18 años quiere casarse y peor con alguien que ni siquiera conoce.

- Alanna puedes bajar- Edgar me llamó. Las escaleras al bajar daban al vestíbulo donde estaba reunida toda la familia. Yo no levanté la cabeza en el trayecto que bajé a pesar de que antes de terminar escuché a alguien que gritó y que alguien mas protestó:

- Papá si piensas que lo haré estas loco! - apenas reconocí su voz, alcé mi cabeza.

- TÚ! - grité.

-ELLA!! - exclamó enojado.- Papá me rehuso completamente!!

-Ni loca me caso con un idiota! - proteste ante papá y al virarme vi al chico de ojos azules riéndose de mi en silencio.

Mi corazón dio un gran vuelco.

Strange and Beautiful ChangeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora