CAPÍTULO 16

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 Aprieto mis manos nerviosa y trató de no volverme más chica ante la mirada de estos seis ancianos.

En el momento que dejamos a Tirso y mis pertenencias en un cuarto muy bonito y acogedor, caminamos por lo que parecieron horas a través de pasillos, subiendo y bajando escaleras. Violet me explico que su aquelarre se encontraba bajo tierra y un hechizo lo hacía capaz de ser así de extenso y le daba a este lugar vida propia, sirviendo a las necesidades de cada bruja, sirviendo a su protección. Pero si me preguntan, podría ser una trampa mortal, un laberinto infinito con cabeza propia.

Llegamos a unas puertas altas de madera con incrustaciones de oro. No tengas miedo, me había dicho Violet, Estaré contigo en todo momento y acto siguiente, empujo las puertas y yo di un paso adelante, exponiéndome a las miles de miradas que giraron en mi dirección. Apretando los dientes me había puesto en el centro de la sala, donde Violet me indico y luego ella fue a posicionarse a mi izquierda, a unos centímetros de mí.

Me encuentro en una habitación con el espacio semejante a una casa promedio. El techo terminaba en cúpula con su centro pintado de viejos retratos que parecen contar una historia. Tanto a mi izquierda, como a mi derecha tengo dos tribunas con hasta cinco filas de asientos y unos 3 metros de alto. Desde donde me miran brujas y brujos por igual, inexpresivos, con miradas evaluadoras. Cada uno de ellos viste lo que solo puedo describir como un pedazo de mantel blanco con agujeros donde se supone que deberían estar los brazos y piernas, llegando a rozar el piso. Y frente a mí, a unos 2 metros, por encima de 4 escalones se encuentran seis sillas, con seis ancianos. Viejos y poderosos. Los seis desprendían una energía fuerte y un tanto amenazante, como invitándome a cometer alguna estupidez...si es que me atrevía.

Había tres mujeres y tres hombres, cada uno vestido de un color diferente, desde amarillo hasta rojo y violeta. Todos poseían una cara tallada en piedra. "Maldición, son menos expresivos que una pared"

- Emma Blue - la voz de la mujer vestida de verde resuena en toda la corte, fuerte y clara - Mi nombre es Adda, líder del consejo de este aquelarre y representante de todas las brujas y brujos en esta región - sus ojos brillan- Se nos ha informado que posees una manipulación que solo podría compararse con la realeza. Y tenemos entendido -ladea la cabeza - que desconoces tu verdadera línea de sangre procedente - le echa un vistazo a Violet - Mi nieta se ha mostrado muy insistente en que te ayudemos a encontrar tu linaje - sus ojos azules se clavan en los míos - Pero quisiéramos comprobar tu valía en este proceso, si estás de acuerdo por supuesto - entrecierra los ojos y de alguna forma sé que no tengo opción.

Asiento incómodo y ella sonríe de una manera complaciente, como si no hubiese esperado otra cosa

- Debo admitir que me encuentro un tanto curiosa por saber lo que puedes hacer - Se oyen risas en las tribunas - Adelante - abre los brazos - Muéstranos lo que puedes hacer.

Frunzo el ceño "Se está burlando de ti, Emma" Aprieto los dientes y me preparo para mandar todo al demonio cuando la voz suave de Violet me sorprende

-Ella puede hacerlo - me mira y asiente como diciendo Demuéstrales de lo que estás hecha. Tengo ganas de abrazarla fuerte, pero en cambio sonrió y le devuelvo el gesto. Y con una última mirada en dirección a su abuela cierro los ojos.

Decido mostrarles mi reciente descubrimiento. Sonrió para mis adentros "Abróchense los cinturones" Abro las puertas a mi energía y esta vez no la cierro, dejo que fluya y le doy la bienvenida, la abrazo y dejo que explore todo mi cuerpo. Luego en una explosión, la suelto a través de toda la habitación, la siento trepando las paredes y llegando al techo. Escucho jadeos sorprendidos a mí alrededor y fijo mi objetivo. Abro los ojos y levanto la mano. Los brujos y brujas de las tribunas sueltan chillidos cuando sus cuerpos comienzan a elevarse y quedan suspendidos en el aire. Jadeo por el esfuerzo y el peso de sus cuerpos tirando de mis cuerdas imaginarias. Una gota de sudor cae de mi frente y lentamente dejo que vuelvan a sus asientos. Algunos se agarran a las sillas como si temieran salir volando otra vez, otros miran con los ojos como platos y expresiones de pura conmoción. Me doblo para adelante y tomo grandes bocanadas de aire, llenando mis pulmones de preciado oxígeno. Las conversaciones comienzan a surgir altas y las voces comienzan a mezclarse.

El Pacto de Emma (Libro 1) [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora