¿Fue triste el inicio?
Bueno, quizás esta parte es aún más triste, verán, por años... de verdad, por años mis padres intentaron buscar una "cura" para lo que sucedía.
Fueron los años más oscuros de mi vida, nos mudábamos mucho, la excusa siempre era la misma "Hay una clínica muy reconocida que tal vez pueda curarte, hijo" era lo que decía mi padre, con esa mirada tan triste suya desde que se enteró que su pequeño hijo estará solo en el mundo.
"Solo queremos lo mejor para ti, que seas feliz" decía mi madre, con ojos llorosos, y yo solo aceptaba con la cabeza gacha, intentando creerle, sin embargo... mamá nunca se enteró de lo infeliz que me hacían sus palabras, dolían... yo era el hijo eternamente enfermo. Me trataban como si estuviese a punto de morir.
Eventualmente comencé a evitar decir que no tenía un hilo rojo atado a mi meñique.
Y mis padres comenzaron a ignorar el hecho de que no lo tenía, ellos vivían felices en su mundo de fantasía, donde todo estaba bien, donde todo era perfecto, y de hecho lo era, por que se tenían el uno al otro. Dos partes de una.
Yo solo era como un juguete que habían pedido y les llegó defectuoso, un juguete que quisieron y amaron hasta que supieron que no funcionaba, que algo no estaba bien en el...
Palabras duras, ¿no?
Pero verdaderas, cuanta razón tenia aquel que alguna vez dijo de que la verdad duele más que la mentira... a veces deseaba mentirme a mí mismo.
Pero me decía que debía dejar de pensar en ello, al diablo, siempre había estado solo, había nacido solo y moriría solo, así eran las cosas, y mientras más rápido lo aceptara menos doloroso seria.
Fue entonces que comencé a concentrarme más en los estudios.
Leía más, me anotaba en todos los clubes que podía, fui a un internado por dos años a Nueva Zelanda.
Intente no relacionarme, de hecho me fue bastante bien (el hecho de que no había nadie allí afuera esperando por mí ayudaba), yo solo leía y sacaba fotografías de todo aquello que consideraba hermoso, paisajes, personas... lo que sea, en la secundaria incluso pensé en especializarme en fotografía, pero no pude, lo bueno que llegue a tomar un curso aparte.
Mi vida era realmente tranquila.
Entonces volvía a mirar a mí alrededor...
Y sentía envidia.
Dios, sentía tanta envidia y amargura, veía a todas esas personas felices con su otra mitad, incluso varios de mis compañeros o compañeras ya habían encontrado al otro lado de su hilo. Era odioso escucharlos, ver sus rostros sonrientes, escuchar la emoción de sus voces al revivir el momento de su re-encuentro, incluso algunos tenían pensado el matrimonio.
Y era horrible el envidiar a aquellos que consideraba amigos, el sabor amargo subía desde el fondo de mi garganta hasta situarse como un nudo en mi garganta, provocando que mis ojos con más rapidez de la que esperaba soltaran lágrimas. Entonces debía huir cobardemente a cualquier lugar alejado.
Donde no me vieran con pena, donde no apartaran la mirada de mí al no saber cómo reaccionar.
Esos eran los peores momentos, donde la debilidad me consumía e imaginaba que en algún lugar lejos de mi quizás este alguien sintiendo todo mi dolor y viniese a buscarme, viniese a sanarme, viniese a amarme... a re-encontrarse conmigo.
Pero en el fondo sabía que no había nadie.
Y eso dolía más... porque ni siquiera podía mentirme a mí mismo.
Estaba solo.
Realmente estaba solo.
Y realmente no lograba entenderlo hasta queque caía en ese profundo abismo depresivo... estaba rodeado de personas pero ninguna se quedaría a mi lado.
Y eso sí que era realmente triste.
E intentaba animarme a mí mismo, trataba de ser fuerte, me decía a que no podía arrojar la toalla ahora, no después de tantos años soportando la soledad.
Entonces me levantaba, e intentaba sonreír. Y a veces lo lograba, con pequeñas cosas, la fotografía era una de mis rutas de escape preferidas, podía pasarme horas en algún pequeño parquecillo de la cuidad y conseguir increíbles tomas, algunas de mis fotografías las publicaba en mis redes sociales, tenían un futuro por delante, sin embargo... no había una real motivación.
Y volvía a caer en aquel cruel circulo vicioso, donde por creces superaban los malos momentos y los buenos... ellos no eran suficientes, no llenaban el vacío, solo distraía el dolor.
¿Cómo soportar eso?
Sinceramente ni yo mismo entendía como cada día seguía respirando... ¿porque vivir?
A eso no se podría llamar vivir.
El dolor parecía carcomer mis entrañas, era insoportable, y yo solo quería creer que alguien, en algún lugar del mundo también sentía lo mismo que yo, también sufría, también esperaba mi regreso.
Pero conmigo no podía ser así, odiaba ser tan racional, no podía mentirme, no podía parar el dolor, simplemente no podía mas.
Y cuando lo creí todo perdido...
Cuando las fuerzas para luchar ya se agotaban...
Cuando estaba a punto de rendirme...
Fue en medio de toda esa desolación que apareció.
Tan de repente...
Con tanta facilidad...
Tan natural.
Fue así como apareció ella...
Tae.
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HILO -NAMV-
FanfictionEsta es una historia como las demás, común y corriente hasta cierto punto, probablemente es bastante cliché si te lo pones a pensar profundamente, en fin... La historia trata sobre mí. ¿Un poco presuntuoso? Supongo que sí, pero es la verdad. La hi...