Capítulo 8: Yo también leo

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Capítulo 8: Yo también leo

-Vamos, no seas tan exagerada.- dijo William rodando los ojos.

-¡¿Qué no sea exagerada?! ¡Esto no es exagerar!- okay, tal vez y solo tal vez estaba exagerando, pero no quería verlo y mucho menos tenerlo cerca y ahora él es mi entrenador. En definitiva el universo me odia.

El hizo caso omiso a mi comentario y me empezó a decir cuando entrenaríamos.

-Entrenaremos los martes, jueves y domingos, ¿está bien?- me pregunto. Asentí.- de 3:30 a 5:30. Empezamos mañana. No vengas tarde.- con eso salió del lugar dejándome más frustrada de lo que ya estaba.

Regrese a la habitación y tome las llaves de mi auto, le deje una nota a Sarah diciéndole que iba a la ciudad y que tal vez regresaría tarde así que no me esperara despierta y salí de ahí decidida a ir a comer helado. Eso era justo lo que necesitaba. Helado.

La ciudad como siempre estaba en movimiento y no me podría gustar más de otra manera. En la ciudad en la que vivía antes todo era muy diferente a como son las cosas aquí, ahí todo se apagaba a las 8 de la noche y todo se encendía a las 6 de la mañana, los domingos nada se encontraba abierto y todos estaban en sus casas ocasionando que en las calles reinara un silencio sepulcral. Odiaba eso. Odiaba no tener ninguna distracción de mis propios problemas, aunque sea solo viendo el movimiento de la ciudad, hace la diferencia.

Llegue a una heladería llamada “The Frieze: Ice cream factory”. Era un pequeño local con grandes ventanas a cada lado de la puerta que dejaban ver lo bonito del lugar. Entre y lo primero que pensé fue: ¿Cómo no había venido antes? El lugar en realidad era bonito, la clase de lugar al que iría una tarde de verano solo porque sí. Cuando entrabas podías observarlo todo, había un gran mostrador color rosado pastel y celeste pastel donde podías ver toda clase de helados, las paredes eran cada una diferente a la otra –una era color amarillo pastel adornada con cuadros de deliciosos helados, otra era rosado pastel y otra de rayas amarillo pastel y celeste pastel- los mosaicos del piso también tenían conos de helado dándole un toque original.

Me senté en una mesa cerca de la ventana para poder observarlo todo desde ahí, una chica castaña que se miraba muy amable se me acerco para pedir mi orden.

-Hola, bienvenida a The Frieze ¿Qué deseas ordenar?

-Quiero una banana Split de caramelo, vainilla y frutas, con sirope de caramelo, por favor

-Enseguida.- dijo

Mientras me traían el helado pude ver una librería abierta y lo mejor era que en el mostrador pude ver la saga completa de Percy Jackson, una de mis sagas favoritas. Tenía que comprarla.

La chica llego y me dejo mi helado en la mesa. En realidad estaba delicioso, era cremoso y no podía dejar de comerlo, lo único en lo que pensaba era: este es mi nueva heladería favorita. Cuando termine de comer el helado, pague y salí de ahí rumbo al paraíso… digo a la librería. Al entrar juro que parecía un niño en una tienda de dulces. Solo miraba a mí alrededor deseando nunca más salir de aquí. En los estantes de mi derecha estaba mi trilogía favorita: Los juegos del hambre. Y a mí izquierda estaba Bajo la misma estrella, yo AMO ese libro. Agarre una canasta y empecé a echar cada libro que me gustaba, los juegos del hambre ya los tenia así que no la compraría, los demás sí. Bajo la misma estrella, la saga de Cazadores de sombras, Hush hush, Orgullo y prejuicio, No me olvides, Beautiful disaster, Walking disaster y A beautiful wedding y Percy Jackson. Justo cuando iba a tomar el último libro de Percy Jackson, otra mano lo tomo también, una mano que reconocería donde sea. William Benet.

Subí mi vista hacia su cara y lo confirme, si era él. Pero ¿Qué hacia el aquí?

Lo mismo que tú. Comprando un libro, idiota” – me contesto mi amadísima conciencia

La primera vez  que te vi ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora