Twilight And Harry Potter crossover BL Crepúsculo (TERMINADO)

Punto Muerto

Vi una deslumbrante luz nívea al abrir los ojos.
Habia estado demaciado tiempo en la enfermería con Madame Ponfrey para desconocer una habitación de hospital.

Aún así las luces brillantes que tenía encima de la cabeza me deslumbraban.

Estaba recostado en una cama dura y desnivelada, una cama con barras.

Las almohadas eran estrechas y llenas de bultos.

Un molesto pitido sonaba desde algún lugar cercano.

Esperaba que eso significara que seguía vivo.
Sabía de primera mano que la muerte no era tan incómoda.

Unos tubos traslúcidos se enroscaban alrededor de mis manos y debajo de la nariz tenía un objeto pegado al rostro.

Alcé la mano para quitármelo.

-No lo hagas.

Unos dedos helados me atraparon la mano.

-¿Edward? Ladeé levemente la cabeza y me encontré con su rostro exquisito a escasos centímetros del mío.

Reposaba el mentón sobre el extremo de mi almohada.

-¡Ay, Edward! ¡Cuánto lo siento!

-Shhh... -me acalló-. Ahora todo está en orden.

Le ví la cara de angustia.

-Estuve a punto de llegar tarde. Pude no haber llegado a tiempo -susurró con voz atormentada.

-Pero si eras el que estaba más cerca.

-Y aún así pensé que no llegaría, Alice ha llamado a tu amiga, Hermione.
Está aquí, bueno, en la casa.
Se acaba de marchar para comer algo.

-¿Está aquí? -Intenté incorporarme, pero se agravó el mareo de mi cabeza.

Las manos de Edward me empujaron suavemente hacia las almohadas.

-Va a volver enseguida -me prometió-, y tú necesitas permanecer en reposo.

-Pero ¿qué le has dicho? -me aterré.

No quería que me calmaran. Hermione estaba allí y yo me estaba recobrando del ataque de un vampiro-. ¿No le habras dicho lo que hice o si?

-Tuve que hacerlo -hizo una pausa -. Esta muy enojada.

Suspiré, y me estaba doliendo la cabeza ya del sarmon que va a caer.

- ¿Cómo estoy?

-Tienes rotas cuatro costillas, algunas contusiones en la cabeza y moraduras por todo el cuerpo.

-¿Cómo lo conseguiste? -pregunto en voz baja.

-No estoy seguro, solo quería que acabará lo más pronto posible.

Rehuyó la mirada de mis ojos al tiempo que alzaba mi mano y la sostenía gentilmente con la suya, teniendo mucho cuidado.

Suspiró sin devolverme la mirada.

-Era imposible contenerse -susurró-, imposible.
Pero lo hice -al fin, alzó la mirada y esbozó una media sonrisa-. Debe de ser que te quiero.

Entendí de lo que me estaba hablando enseguida.

-¿No tengo un sabor tan bueno como mi olor? -Le devolví la sonrisa.

-Mejor aún, mejor de lo que imaginaba.

-Lo siento -me disculpé.

Miró al techo.

-Tienes mucho por lo que disculparte.