Capitulo 3 el desconocido

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En algún rincón del mundo unos días antes...

Un explorador urbano, equipado únicamente con su cámara y equipo de alpinismo, escucho sobre una leyenda acerca de una cueva en las montañas cerca de su ciudad. La leyenda relata de un antiguo templo lleno de artefactos extraños y armas antiguas de dudosa procedencia que han estado ahí durante años, pero se han conservado como si se les diera uso cada cierto tiempo. En sus paredes hay símbolos gravados en un lenguaje desconocido y en sus diferentes expansiones se siente una presencia muy poderosa. Un hombre en un bar le conto esa leyenda, pero es un tanto confusa pues dice que nadie ha vuelto de ahí jamás, excepto el. Dejo su cerveza y se marchó dejando el desafío al aire para que el joven tomara la decisión de emprender tal aventura a aquel lugar tan sombrío del que acababa de escuchar.

Al llegar al lugar, con las indicaciones que el hombre le había dado, descubrió que la cueva de la que hablaba si existía, solo quedaba averiguar si en verdad había un templo ahí.

La entrada era fría y apenas podía ver dentro de la cueva. A primera vista se veía que era una caminata bastante larga pero nada riesgosa, los datos que el hombre le había dado habían resultado ser ciertos, sin embargo no estaba tan cerca como había prometido. Pero justo cuando se disponía a dar el primer paso, escucho detrás de él como los arbustos se movían. De entre los mismos, apareció un hombre, de al menos unos 5 años mayor que él, al parecer no era el único con curiosidad sobre la leyenda.

Decidieron entrar juntos en la cueva para explorarla con más amplitud, además, si a alguno le llegaba a pasar algo, por lo menos habría un testigo.

Una vez dentro de la cueva, comenzaron a hablar entre ellos, se compartieron experiencias. El otro sujeto venia de otra ciudad porque había escuchado la misma leyenda. Caminaron y hablaron al menos por cinco minutos, hasta que llegaron. La entrada estaba hecha de hierro y parecía no haber sido movida en años, sin embargo, estaba abierta. Desde dentro podía sentirse una corriente de aire frio, como si el viento soplara desde dentro del lugar. Eso sin duda les ponía los nervios de punta, pero ellos aun deseaban entrar ahí.

Al entrar ahí, se sentía como si hubieran viajado en el tiempo. Todo ah parecía ser muy viejo, pero no había una sola pisca de polvo, telarañas, animales habitando el lugar, casi como si alguien viviera ahí y limpiara cada día. Incluso en el silencio que se hacía entre ambos, podía identificarse un pequeño patrón de ruido similar a las pisadas de una persona. Casi como si alguien lo siguiera y observara desde lejos.

Entre más entraban en el lugar, uno de ellos podía sentir un cálido ambiente envolviéndolo, mientras que el otro solo podía sentir, cada vez más helado el lugar. Cuando llegaron al comedor del abandonado templo, descubrieron que había sido invadida por raíces de árboles que crecían por encima de la cueva, y al mismo tiempo había ramas de árboles que parecían estar invadiendo el lugar, en el piso podía distinguirse entre las hojas caídas unos extraños dibujos que se conectaban entre si formando una red que salía del lugar por los diferentes huecos que daban al exterior, por los cuales aún se colaba la luz.

—Increíble— dijo el más joven admirando la belleza del lugar.

—parece sacado de un cuento de hadas ¿no?—

—No es el más hermoso que eh visto, pero sin duda es algo digno de ver —

En seguida saco una cámara de su mochila y busco un lugar para tomar fotos, un lugar desde el cual pudiera capturar toda la magnificencia y magia que el lugar expresaba. Cuando por fin encontró el lugar perfecto, comenzó a sentirse observado e incómodo al hacerlo, no en vano pues al otro lado de la habitación había alguien observándolo fijamente, solo podía distinguirse la silueta entre la iluminación que entraba desde las alturas.

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