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A pesar de los meses, el acoso no mermó. No me vi afectado especialmente porque ya estoy acostumbrado a la atención, en cambio Kouki no se lo tomó muy bien. Se veía muy estresado, pocas veces se terminaba su comida y lo notaba cada vez más decaído y retraído, pues no quería salir a ninguna parte y pocas veces se le veía sonreír a pesar de mis esfuerzos,  pero lo asocié con la tensión en la que estabamos debido al acoso diario de los medios.

No me dí cuenta de la magnitud del daño que estaba recibiendo hasta que me informaron que fue ingresado al hopital.

Sin importarme el hecho de que estaba en medio de una reunión importante en la empresa —pues como primogénito y heredero debía participar para acostumbrarme al cargo— tomé mis cosas, ignoré los gritos furiosos de mi padre tratando de detenerme y salí lo más rápido que pude para allá, mucho más preocupado por lo que pudo haberle pasado a Kouki.

Cuando llegué al hospital, el doctor me puso al tanto de la situación.

Kouki fue diagnosticado con anemia y depresión leve, cosa que hizo que mi corazón se apretara dolorosamente. ¿Cómo pude dejar que le pasara todo eso? No iba a dejarlo sufrir por más tiempo, así que mandé a investigar a profundidad para descubrir la razón de su estado, pues solo la presión de los medios no podía  dejarlo así,  y encontraron cosas que me dejaron completamente furioso.

Mi padre... El rechazo en la universidad... Esos mensajes en la antigua dirección de su correo electrónico...

Ahora todo tenía sentido.

Claramente fue un error de mi parte no haber intervenido antes, dejé de lado esos indicios que me decian que algo estaba mal y lo descuidé, pero ya no lo iba a hacer más.

Desde pequeño fui llamado "emperador" y ahora todos sabrán por qué. Nadie tiene permitido hacer sufrir a mi emperatríz. Ni siquiera mi padre.

Nuestra historia juntos... [AkaFuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora