🌟Epílogo🌟

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—...Ya veo, pasaron muchas cosas para llegar a este punto.

—Sí, es increíble lo rápido que avanza el tiempo... —respondió el dulce castaño sentado en uno de los cómodos sillones del set de grabación. El pelirrojo, quien sostuvo su mano todo el tiempo en la entrevista, lo llevó hasta sus labios y le dió un beso en el dorso antes de apretarlo suavemente, dándole cariño y apoyo silencioso.

—Aún me lamento el no haberme dado cuenta antes de lo que pasaba. Si lo hubiera hecho, no habrías sufrido tanto. —dijo el pelirrojo mirando a su esposo.

—Está bien Sei, ya todo quedó en el pasado. Ahora soy muy feliz, eso es lo que importa. —consoló el castaño mientras le daba un pequeño beso en la boca, el acto conmovió a la audiencia y los hizo suspirar—. Además, ya hiciste lo suficiente. Incluso hoy en día, la prensa amarilla aún tiembla al escuchar tu nombre —recriminó con una risita.

—Se lo merecen. —afirmó el contrario con convicción.

—¿Me dirás al fin qué les hiciste?

—Solo obtuvieron su castigo, Kouki. Vuelvo y repito: nadie tiene permitido meterse con mi emperatriz.

—Señor Seijurou —interrumpió la anfitriona, quien quería preguntar algo que tenía intrigado a muchos— ¿cómo hizo para convencer a su padre de aceptar a su esposo?

—Tuve una larga charla con él: le expliqué lo mucho que significa Kouki para mí; que a pesar de ser de diferentes clases sociales, él me ama de forma sincera. También le dije que haría lo que fuera por él. Fue duro de convencer, pero al final entendió lo que le quería transmitir... —<<además, si no cambiaba de opinión, iba a perder más de la mitad de los activos de la compañía que está en mi poder>> terminó de decir en su mente.

—La forma en la que hablan de su pareja es maravillosa, sin duda alguna, tienen más que merecido el título de la pareja del año. —La anfitriona volteó hacia la audiencia y clamó con una cálida sonrisa, dando a entender que la entrevista había acabado— ¡Un fuerte aplauso a Akashi Seijurou y su esposo Akashi Kouki! ¡Una encantadora pareja que lucharon arduamente para permanecer juntos!

Los testigos se levantaron y comenzaron a aplaudir mientras los esposos se levantaban y se despedían antes de salir de escena, donde recibieron felicitaciones, agradecimientos y los "buen trabajo" de las personas del set de grabación.

Al salir del establecimiento, decidieron ir al restaurante favorito del pelirrojo. Apenas subieron al vehículo, Kouki se acomodó en el asiento del copiloto, al tiempo que cerraba los ojos y soltaba un suspiro; todo eso bajo la atenta mirada de su pareja.

—¿Estás cansado? —preguntó el pelirrojo preocupado— Podemos ir directamente a casa y pedir que cocinen algo ligero para que te puedas acostar lo más pronto posible, iremos al restaurante para la próxima.

—Estoy bien, Sei. Puedo aguantar el sueño, pero tu hijo... —Tomó la mano de Seijurou y la colocó en su vientre, el cual estaba ligeramente hinchado, enmarcando sus cinco meses de embarazo— ...me está exigiendo un volcán de chocolate belga con café, y a donde vamos tiene el mejor que he probado. —El pelirrojo se rió ante el puchero que colocó el castaño para que cediera a sus caprichos.

—Está bien. Todo lo que tú quieras, mi emperatríz. —Accedió antes de darle un dulce y fugaz beso.

Devolvió su vista al frente, encendió el carro y comenzó a manejar hacia el restaurante mientras escuchaba a kouki tatarear una canción.

Aún le costaba creer que aquel dulce adolescente que había conocido ya hace tantos años, ahora era la persona con la que compartiría el resto de su vida. No se arrepentía de haber espantado a todos los pretendientes, ni tampoco amenazar a su padre con la quiebra, y ciertamente, estaba más que orgulloso de haber obligado a aquellas editoriales/noticieros de chismes a cerrar por haberse metido con el castaño.

Ahora, de camino a cumplir con el antojo de su pareja, sin duda alguna podía afirmar que era feliz: estaban por iniciar una nueva etapa donde iban a cuidar al fruto de su amor; un ser que desde ese momento, cada vez que lo mirara, les recordaría su historia juntos.

Así que no, no había necesidad de ser un genio para adivinar cómo se sentía en la actualidad, pero por si algún tonto aún se lo preguntaba: Sí, era sumamente feliz.

—Mi mayor tesoro eres tú, Kouki. —declaró una vez estacionó el carro y tomó la mano de su esposo para llamar su atención. —Te amo. —Los ojos del castaño brillaron ante la declaración.

—Yo también te amo, Sei.

Nuestra historia juntos... [AkaFuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora