Capítulo 3: "Dos gemelos de lo más viciosos"

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Seguí caminando un poco más hasta adentrarme en el bosque y, cuando apenas me quedaban unos metros para llegar a la casa, vi a un par de chicos charlando animadamente sentados bajo un árbol. Me acerqué hasta ellos con la intención de preguntarles si habían visto a Xavier pero en ese momento se callaron.

Eran dos chicos exactamente iguales. Un poco más altos que yo, con sus cabellos azabaches y sus ojos verdes agua marina, vestían unas camisetas de manga corta y unos pantalones largos rojo y negro respectivamente. Ambos me observaban expectantes completamente en silencio.

-Es de mala educación mirar fijamente a alguien sin hablarle.-dijo uno de ellos que se había girado para hablarme.

-Pero también es de mala educación escuchar conversaciones a las que no has sido invitado.-dijo el otro que estaba sentado en frente.

Realmente eran tan parecidos que si no fuera porque estaban uno al lado del otro, no podría distinguirlos.

-Perdón, no era mi intención escuchar vuestra conversación. Estoy buscando a alguien. ¿Habéis visto pasar por aquí a un chico más alto que yo, pelirrojo...?

-No, no hemos visto a nadie con esa descripción.-respondieron los dos a la vez.

-¿Y podríais indicarme el camino para salir de aquí?

-¿Ya te marchas?-dijo uno sorprendido.

-Es de mala educación marcharse así, al menos deberías haberte presentado.-respondió el otro.

-Perdón...Me llamo Allen.

-Yo me llamo Tweedledum.-dijo el que estaba más cerca de mí.-Y él es mi hermano Tweedledee.

-¿Podríais indicarme cómo salir de éste bosque si fuerais tan amables?

Ambos cruzaron las miradas y sonrieron ladinamente, consiguiendo que por mi cuerpo atravesase un escalofrío que casi me helaba la sangre. ¿Qué significaba esa mirada de complicidad? ¿Y esa sonrisa tan espeluznante?

-Claro. Nosotros sabemos perfectamente cómo salir de este bosque.-respondieron los dos al unísono.

Se levantaron y empezamos a andar para adentrarnos más en el bosque pues, según decían ellos, conocían un atajo para salir más rápido de aquel lugar.

Conforme fuimos andando, las horas pasaban, y aquel bosque no parecía tener final alguno. Cuando nos detuvimos para descansar, nos dimos cuenta de que prácticamente había oscurecido y no había luz. Ambos gemelos se miraron y hablaron entre ellos unos segundos para seguidamente volverse a mirarme.

-Se ha hecho tarde.-dijo uno de ellos.-Lo mejor sería que volviésemos a casa y descansáramos hasta que amanezca de nuevo.

-Pero yo no tengo casa donde quedarme esta noche.

-Tranquilo.-dijeron los dos con una sonrisa en sus labios.-Puedes quedarte con nosotros a pasar la noche en nuestra casa.

Dicho esto, emprendimos nuevamente el viaje, cambiando ligeramente de rumbo hasta que llegamos a una pequeña casa en el interior del bosque. Al entrar pude ver una gran chimenea encendida que nos invitaba a pasar y sentarnos a la vera del fuego para calentarnos un poco.

Uno de los gemelos se marchó y apareció poco después con una gran bandeja llena de deliciosa comida. Mi estómago rugió al verla, por lo que la acepté de buen grado. En principio no habían sido muy amables al conocerme, sin embargo, en ese momento me ofrecieron una hospitalidad de lo más maravillosa.

A través del espejo (yaoi hard) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora