Alex.
Aun no paraba de llover.
Ya son las 9, y como le prometí, la cena está lista.
Hice un arroz con pollo guisado, pure de papas, ensalada César refresco de naranja. De postre saqué un helado de Oreo que tenía guardado en el refrigerador.
Santiago lleva un ratooo jugando con mi perro, por cierto, se llama Rocky.
Rocky parece enamorado de este chico. Aunque sinceramente, es muy lindo, no se puede negar. Inclusive yo debo admitirlo. Puse los platos sobre el comedor de vidrio para seis personas, porta vasos, cubiertos, etc. Luego serví la comida, más un pedazo de pizza de media que quedó de hacer un par de horas.
—San, la cena está lista.
—Voy voy, ya pareces mi madre y solo tenemos un día de haber hablado—decía mientras llegaba y tomaba asiento al frente de mi.
—Dijiste que ya tenemos confianza. Aparte, estás en mi casa, y te quedarás a dormir, ahora mismo comeremos juntos ¿y dices que no puedo tener atenciones contigo?
—O sea, ¿te gusta atenderme?—arqueó una ceja y su mirada no me expresa más nada aparte de picardía pura.
—Mm, no lo sé. Más no creo que eso sea ¿sabes?—ahora yo arqueé mi ceja derecha, y proseguí con tono sarcastico—Se llama educación cariño, saber atender y recibir a los recién llegados de Gringoland.
—Ya veo..—se paró por un minuto, juro que estaba pensado bien qué decir para no embarrar las cosas—Quisiera un recibiento así todos los días, ¿podría quedarme más tiempo?
—Mm no, aun no. No creo que pueda con eso.
—¿Por qué? ¿Jamás haz tenido a un chico tan guapo en tu casa todos los días?
—Jamás he tenido a alguien aquí por mucho tiempo, mejor dicho... Oye, se va a enfríar, come antes de que pase.
Santiago comenzó a comer. No podía dejar de verlo, se veía satisfacción total en su cara. Mientras le observaba comer, él alzó la mirada.
Parecía un escaner. Me veía de arriba a abajo mientras me tragaba mi cena.
—¿Sabes algo? eres muy linda y tierna sin maquillaje y en pijamas. Aparte de eso, cocinas riquisímo, me estas haciendo muy feliz a pesar de que solo te conozco de hoy.
Me quedé callada por un momento. No sabía qué responder a eso. Yo solo estaba pensando en comer con mi nuevo amigo, más, este chico nuevo saca de su boca bombas para mis oidos.
—No hace falta que me respondas nada. Mira, sé que esto es extraño.— ya estabamos terminando de comer, solo escucharé, creo que quiero conocerlo mucho hoy —Llegué apenas hoy a clases, ya te hablé, socialicé contigo y probablemente has estado pensando ''¿qué hace un extraño en mi casa?'' ''¿me hará algo?'', pero no. Hoy he hablado casi unicamente contigo. Me siento cómodo, y estoy aqui, me permitiste quedarme por un accidente. Otros me hubieran echado de su casa y dirían ''¿estás loco?, te acabo de conocer, eres un abusador'' y un montón de cosas más. Necesito que sepas que quiero hablar más contigo, ser tu amigo honey, conocerte más, salir contigo. Yo solo he tenido un amigo aparte de mis hermanos, he tenido todo para ser feliz, pero..
—Pero no puedes porque sientes un gran vacío emocional y ahora que seremos amigos eso te pone feliz, y por lo que veo, mi comida te trae buenos recuerdos.
—Exacto.. No lo sé. Siempre he tenido lo que quiero y cuándo lo quiero, más creo que es lo que ''pido cuándo lo pido'', porque yo realmente no he querido ciertas cosas. Por cierto estaba muy rica la cena, gracias por escucharme.
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Inconscientemente Conectados
Teen FictionAlex y San no iban en la misma dirección. En lo absoluto. Alexandra era de clase media, morena oscura, ojos oscuros y cabellos negros semi ondulados. Aspiraba siempre a lo mejor y vivía feliz. Lo único que presuntamente según ella ''no era lo suyo...