ᴜɴ ɴᴜᴇᴠᴏ ᴍᴜɴᴅᴏ [ᴄᴅᴍ2] 《ʀᴜɢɢᴀʀᴏʟ》(En edición)

1 || "Nuevos mundos"

Tiempo después

Karol

Mi vida a vuelto a ser la misma en cuestión de tiempo, llevo la misma miserable vida como hace años, vivo en un mundo donde los colores volvieron a desaparecer y todo es absolutamente blanco y negro. 

Siendo honesta, jamás pensé que esto pudiera pasarme a mi. Luego del incidente en el hospital, nada fue lo mismo.

No puedo ver mi hija desde ese día, no es porque lo quiera, simplemente no puedo. El verla, automáticamente mi mente imagina a otra niña igual a ella a la cual jamás podré conocer ni verla crecer porque murió, murió en mi vientre.

Las cosas con Ruggero van ¿bien?, la verdad no podría definir la relación que tenemos hasta el momento, solo puedo rescatar que a pesar de todo ha estado a mi lado siempre, es mi soporte dentro de todo esto.

Me siento como en una cueva sin salida, en donde solo puedo ver la luz pero no acercarme a ella, mi mente es mi peor enemigo y todo yo se siente cansada.

Unos toques en la puerta me despiertan.

—Pase—hablo lo suficientemente fuerte para que la otra persona pueda escucharme.

La puerta es abierta en cuestión de segundos y un pequeño cuerpo entra por él.

Luna.

—¡Mamá!—chilla entrando con una sonrisa.

Finjo una sonrisa y si,  su presencia me llega a incomodar en cierta manera. El que Luna este acá, significa que Ruggero acaba de llegar de la empresa.

—Hola—susurro.

La niña se acerca corriendo y se sienta a mi lado mirándome con una sonrisa, es igual a la de Rugge.

Mi mente empieza a imaginar a otra niña con su misma edad sonriéndome de la misma manera al lado de ella. Niego.

—¿Te sientes mejor?—cuestiona.

Niego.

—Ya mejoraré pronto—respondo desviando mi mirada a la laptop que tenía en mis piernas.

Siento sus pequeños brazos a mi alrededor y quiero alejarla.

—Luna—la presencia mi esposo interrumpe el afecto de la niña y se separa.

—Lo-lo lamento—se sonroja y se aleja.

No puedo fingir ni una sonrisa porque su afecto me ha dejado con una lucha de emociones.

—No pasa nada cariño—responde el italiano al ver que no respondo.

—Yo—me aclaro la garganta— necesito trabajar—finalizo volviendo mi mirada a la laptop.

Ruggero

—Lu, es muy tarde. Es hora de acostarse—le sonrío.

Mi pequeña voltea a verme con una sonrisa decaída, me pongo de cuclillas y extiendo mis brazos, ella al verme corre y me abraza riendo. Dejo un beso en su mejilla para luego acomodar su cabello.

—No tengo sueño papi—responde mirándome con una pequeña sonrisa.

—¿Te leo el cuento que te gusta?—pregunto, sus ojitos adquieren un brillo lo cual me hace feliz.

—Si, si, si—chilla alzando sus bracitos.

—Vamos entonces—digo, ella asiente.

Su mirada vuelve a Karol.