Lo que nunca te dije

Perdóname

Perdóname.

Perdóname por haber sido la que menos pudo darte, por ser a la que más usaste, por ser de las que más te cuidó.

Lo siento si nunca fui suficiente, si mi cuerpo era lo único que veías aprovechable de mi ser.

Lamento en el alma no haber podido despertar en ti el sentimiento de amor que llegaste a sentir por tantas otras mujeres.

Siempre me sentiré una mierda por no ser la más hermosa de todas las chicas con las que has pecado, con las que te has besado hasta la saciedad.

Yo no era digna de que me besaras y abrazases por las noches. Yo no era la indicada para recibir un te amo de tus labios. Yo no era quién para llorar por ti ni para llamarte cariño.

Estúpida de mí, que a pesar de saberlo con demasiada certeza, no quise escapar de aquella dura realidad a la que estuve sometida, a la que me tuviste atrapada.

Nunca debí haber soñado con tus labios, nunca debí haberte tomado de la mano y jamás debí haberte dado todo lo que me pedías.

Mi cuerpo, pecado carnal para alguien como tú, fue lo único que tomaste con ganas, mientras que mi corazón latía loco de amor por ti, a pesar de saber que el tuyo latía con fuerza por otra persona, por otra mujer, por otras caderas y otro rostro.

En mi vida me había sentido tan miserable como en este momento.

¿Acaso yo no era quién se quedó a pesar de todo y te ayudó aún con todo? ¿Acaso no derramé más lágrimas por ti de las que te merecías?

Tristemente, esa pobre idiota era yo.

"Estás enamorada de alguien que no es para ti", resonaba en mi cabeza, y sin embargo yo no quería hacer caso de ese eco malicioso y verdadero.

Pero por fin, más tarde que temprano, he podido ver la realidad y he enterrado todo lo que hacía referencia a ti en lo más profundo de mi mente, de mi alma.

Ya no volverás a despertar mariposas, ya no besarás ni una sola vez más mis labios ni tampoco oirás mi voz.

Tu recuerdo será sólo eso, un recuerdo que se borrará con el paso de los años.