–Isi, pss, isi–
–Para tu wea y déjame dormir, weon oh– Busque su cara y la aparte con mi mano.
–¡Vienen los pacos!–
–Aaaahh, bacán– Me di vuelta.
–Ugh, filo– Se rindió la Amalia– ¡CALISTO!, ¡DANIEL!, ¡SANTIAGO!– Oh no.
A los minutos sentí que alguien me tomaba como si fuera un saco de plumas.
Yaaaa, el weon fuerte.
Igual me dio lo mismo por qué no tenía ganas de caminar.
–Ya, bajate–
–Que pesado– Hice un intento de puchero.
–Ay, que tierna– Y el Calisto me robo un beso en la mejilla.
Espera, ¿qué?.
Se me llegó a revolver la guata, weon.
–¡Isi, apúrate!, ¡Ya llegó el papá de los chiquillos!– Me gritó la Amalia.
–Si, si, ya voy– Salí del pequeño trance en el que estaba.
Si fue en la mejilla no más.
[...]
–¡Mamá!, ¡ya llegue!– Lanze mis llaves a la mesa del comedor y intenté subir.
–¡Quédate dónde estás, Isidora Alberta!– Mi mamá apuntó con la cuchara de su té.
–¡NO ME LLAMÍ ALBERTA, MAMÁ!, ¡SABÍ QUE NO ME GUSTA!– Lloriquee.
–¡No me importa!, ¿Sabí qué hora es?, ¡¿Lo sabes?!– Saque mi celu de mi pequeña mochila y lo traté de prender.
Sin batería.
–Se quedó sin carga– Le sonreí inocente.
–Son las una de la tarde, y me dijist- Tocaron a puerta.
–¡YO VOY!– Grite.
Lo que fuera pa que mi mamá dejara de retarme.
–Paz, mí amor, se me quedó la billetera– Dijo un señor apurado y revisandose los bolsillos.
–¿Disculpa?– Lo mire mal– ¿Quien es usted?–
–¡Isidora!, ¿Quién es?, todavía no terminamos, seño- ¿Claudio?– Pregunto nerviosa.
–¿Lo conoces, mamá?, teniendo en cuanta que te llamo "mi amor"– Asintió– Mejor los dejo solos– Les sonreí falsa.
Subí las escaleras para ir al baño y me miré al espejo.
Puta, la weona fea.
Me veía horrible weon, tenía todo el rimel corrido, lagañas, el pelo echo mierda, mis labios estaban secos, estaba pálida y con unas ojeras culiás.
–Necesito ducharme, weon– Me saque la ropa– No compro más la wea de rimel. Decía waterproof la mierda y se corrió todo.
Me metí a la ducha y me puse a pensar.
¿Quién chucha era ese señor?, ¿Será su pololo?.
Osea, no me molestaría que tuviera pareja, me molestaría que no me lo hubiera contado.
Pensando en eso, me termine de duchar y salí del baño pa ir a mi pieza.
–Hij- La corte.
–Mamá, no pasa nada, ¿ya?– Le sonreí– Es tu volá si estay con alguien, no la mía. Solo ten cuidado con ese, no quiero que pase lo mismo otra vez– La abrace.
–Hija, te amo tanto– Me abrazo– No sé que hice para merecerte.
–Si, yo tampoco– Me reí– Me voy a vestir.
Fui a mi pieza y me puse unos shorts de mezclilla (obvio tiró alto), una polera corta roja, más las old skool.
–Mamá, ¿Puedo ir a donde la Amalia?–
–Sí, pero no llegues muy tarde. Sigo queriendo hablar contigo sobre Claudio– Me abrazo.
–Chao, cuidate–
[...]
–Aló, ¿Qué querí?–
–Ábreme, tengo que hablar algo contigo–
–Voy– Oí la puerta– Hola– La ví riéndose con el teléfono en la oreja–Pasa.
Pase y me senté en su sillón.
–¿Qué te pasó?– Se sentó a mi lado.
–Me atrae el Calisto–
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