Parte 2

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Arrepentida.

Esa era la palabra correcta. Es que así me sentía, después de haber aceptado un trato al mayor mujeriego de este instituto.

Y es que, ¡estaba loca! O tal vez drogada.

Si definitivamente, la segunda opción tenía mucho más sentido.

Pero que podría decir, él me lo propuso y con esa mirada intimidan te puesta en mi respondí lo primero que vino a mi mente.

La mesa estaba servida, no podía negarme a comer.

Flashback

Estaba absorta en mis pensamientos, otra vez, cuando la puerta del aula de detención se abrió.

Dando paso a un guapo chico, y no cualquier guapo chico sino él, quién con solo una mirada hacía caer bragas por doquier.

El mujeriego Kalev Doston.

No me sorprendía que estuviera aquí, pero al parecer a él si le sorprendió que yo estuviera allí, ya que sus ojos me miraban fijamente. Provocando un torbellino de nervios en mi interior.

- y tú, ¿Quién eres?- dijo con una voz super ronca.

Mierda. ¡Eso fue muy sexy!

-E-em y-yo- Tartamudee. Tu puedes Lea, solo relájate,imagínate que no estas hablando con un chico ultra sexy- Soy Lea- dije un poco intimidada.

-¿Qué haces aquí?- dijo cruzándose de brazos, provocando que se marcarán todos los músculos de estos.

Al ver dónde se dirigían mis ojos sonrió con aires de superioridad. Desvíe la mirada y hablé.

- Llegué tarde y la camionera me mandó aquí- dije levantando el papel que ésta me había dado, mientras hacía una mueca de disgusto.

-¿Camionera?- dijo frunciendo su entre cejo, claramente en un acto de total confusión.

Mierda.

-oh, emm me refería a la profesora de matemáticas- dije bordo- con mis amigas la apodamos así.

Él lo pensó un poco y luego rió.

-pues, tienen razón. Si tiene aspecto de camionera- dijo y sonrió- y tú, ¿Eres nueva?- pregunto coqueto.

Si supiera que estoy aquí desde hace 6 años. Pero no se lo diría, eso sería muy humillante.

-Algo así- respondí.

Después de un silencio incómodo él habló.

-¿Cómo que "algo así"?- pregunto.

-oh, e-emm. Es que digamos que soy un poco tímida y es por eso que la gente no suele notar mi presencia- dije y él se quedó callado como si estuviera pensando algo y luego sonrió-¿Qué?- dije confundida.

Él se acercó hasta mi banco y apoyó sus manos en cada extremo de éste. Quedando demasiado cerca de mi.

-sabes, necesito a alguien que me haga un favor-dijo a lo que yo lo miré muy confundida.

Es que ¿Qué favor podía llegar a hacerle yo?

- ¿Y por qué crees que yo te haría un favor?- dije borde.

Podía ser tímida pero aún así se con quienes llevarme. Y digamos que él no era de fiar.

Frunció un poco el ceño y luego habló.

- Porque a cambio, yo puedo hacerte uno- dijo con una sonrisa pícara, acompañada de un guiño.

-Pues entonces no.

No lo voy a negar, era una gran oferta pero como ya dije anteriormente, no es de fiar.

Y no está en mis planes ser otra pobre chica del club de los corazones rotos.

Me miro fijo, examinandome como si fuera una especie de bicho raro. Y luego habló.

-Vale, lo que tu quieras- dijo contestando a mi anterior pregunta.

¿Aceptar una oferta del mayor mujeriego del instituto? No puede ser tan malo.

-¿Trato?- dijo extendiendo su mano hacia mi.

-trato- dije estrechando mi mano con la suya- pero tú cumplirás tu parte primero. No confío en tí-dije raramente segura.

-¿Y qué quieres?-preguntó.

-un cambio- dije un poco insegura e intimidada por su cercanía.

Lo cual él notó y sonrió.

-Está bien, ¿Y que clase de cambio?– dijo observandome.

– pues,mírame, llevo aquí 6 años y tú me preguntas si soy nueva

– vale, entiendo– dijo y agregó – creo que puedo ayudarte.

-y tú, ¿Qué quieres?-pregunte curiosa.

-eso lo sabrás cuando yo acabé mi parte- habló despegando sus manos del pupitre mientras se alejaba.

Pasado unos minutos el timbre sonó dando lugar al receso, por lo que ambos nos dirigimos a la salida.

Pero antes de poder pasar la puerta, él me tomó del brazo y me atrajo a su cuerpo para luego susurrarme al oído.

-te veo en las gradas cuando acabé el receso- dijo y con eso me soltó y desapareció por la puerta, mezclándose entre la gente.

Fin del Flashback

Y allí me encontraba, sentada en las gradas esperándolo.

Hasta que una figura apareció en mi campo de visión,pero no era él.

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