Parte 4

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- Entonces... ¿Por qué una chica como tú, está con un gruñón como Kalev Donson?- Me pregunto sin rodeos uno de los gemelos, causando que los presentes centrarán su atención en mi. Incluso Kalev quien me miró por el espejo retrovisor.

-Un trato- dije removiendo me incomoda en el asiento.

- ¿Un trato sexual?- pregunto el otro de los gemelos mientras alzaba ambas de sus cejas coqueto, logrando que me acalore rápidamente.

Aun no.

Pensé, en vos alta, porque soy muy estúpida, claro está.

Automáticamente los silbidos inundaron todo el coche.

-que caliente tio- dijo el gemelo mientras golpeaba el hombro del castaño -¡dime dónde la encuentraste!- repitió.

-Ella me encontró a mi- dijo fijando su ojos en mi, con una sonrisa de costado.

Dios! ¿Cómo puede ser tan caliente? Es que podría enamorar a cualquiera.

Después de unos cuantos minutos, uno de los gemelos cambió el rumbo de la conversación. Lo cual le agradezco desde lo mas oscuro de mi ser.

- Entonces, ¿Cuál es tu nombre?-Preguntó dicho gemelo. Y agregó - Por cierto soy Dylan y la copia trucha esa, es Jonh- dijo señalando a su gemelo con su mentón.

-Lea- Dije sonriendo. Este chico ya me cae bien.

Jonh bufo preparado para cotraatacar a su hermano pero este lo interrumpió.

-¡Súbele! ¡Súbele! ¡Súbele! ¡Súbele!- grito mientras golpeaba a Derek, ¿Qué digo? rubiesita.

-¿¡Qué carajos te pasa!?¡ Casi me matas de un síncope - Chillo rubiesita.

- ¡Qué le subas el volumen al estéreo inútil!- grito Dylan mientras lo golpeaba otra vez.

Rubiesita le subió y en los parlantes comenzó a sonar Damonds de Imagine Dragons.

Luego de un rato donde solo se escuchaban gritos de agonía, como si estuvieran degoyando a alguien, por fin la canción acabó y los gritos cesaron.

- Dios hermano, me sorprende que aún nadie haya quedado sordo- dijo Kalev aturdido.

Automáticamente la mirada de Dylan tomó una expresión de diva ofendida,por lo que no pude contener la carcajada.

- y entonces- dije cuando acabe de reirme- ¿Donde vamos?-dije mientras observaba la ruta.

- A "Los Avispones"- dice Kalev sin quitar la vista del camino con uno de sus brazos sobresaliendo en la ventana y el otro sosteniendo el volante, relajado.

Fruncí el ceño. Había oído hablar de Los Avispones, por sus grandes fiestas, pero nunca había asistido. Por lo que me contaron, eran unas de las mejores.

Pero el problema era que no había traído ropa de fiesta. Mejor dicho, no tenía.

Automáticamente una mueca apareció en mi rostro. Definivamente me estaba arrepintiendo de ésto, fue una muy mala idea.

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