Parte 3

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Era rubio de ojos celestes, estereotipo de la mayoría. Pero no mío. Prefería los pelinegros.

¿Qué hacía aquí?

Esa era la pregunta.

Lo único que sabía de él es que era amigo de Kalev. Y que su nombre era Derek.

– ¿tu eres Lea?– dijo con fastidio.

–si– dije cortante gracias a su forma de hablar y a la forma en la que pronunció mi nombre con repulsión.– ¿Qué quieres?– pregunté aún más cortante y cruzando me de brazos mientras me cambiaba de posición, pasando el peso de mi pierna hacia la otra.

Su cara se transformó y en ella pude ver una media sonrisa.

Tal vez, estaba pensando en como matarme.

Si era así, digamos que ya estaba muerta. ¡Este chico era altísimo! Se notaba que jugaba baloncesto. Y ni que hablar de su musculatura.

– Kalev no pudo venir pero, me dijo que te dijera que el viernes a la mañana pasaría por tí y que te quedarías hasta el domingo– dijo. Mientras que mi cara se transformaba a una de horror.

–¿Que? Y eso ¿Por qué?– dije muy confundida y desorientada.

–no lose, lo mismo me preguntó. El no suele invitar a chicas a las juntadas– dijo confundido y con una cara que delataba su fastidio– o por lo menos esa era la regla número tres– dijo más para si mismo.

–¿Juntadas? ¿Reglas?– pregunte. Esto no parecía ser nada bueno.

–oh, tu no sabías ¿verdad?– pregunto a lo que negué  con la cabeza en respuesta–supongo que metí la pata– dijo mientras hacia una mueca. Tomo aire y luego hablo– creo que ya hablé demasiado de más– dijo.

–¿Qué? Pero ¿Que clase de junt...

–nos vemos el sábado–me corta para así, sin más, darse a la fuga.

Definitivamente me había metido en un gran lío.

Al llegar a mi casa me puse a preparar un bolso para lo que sea que me esperara mañana a la mañana.

De ropa metí un short deportivo, dos remeras, un pantalón también deportivo, un buso holgado, ropa interior y medias.
Además un par de cartas por si Kalev o Derek sabían jugar al truco. Y en el peor de los casos al "uno".

Por último mi libro de dibujos ,dinero y un paquete de café.

Soy un tanto adicta al café.

Luego de preparar todo, comí una pizza en mi cama mientras veía Teen Wolf.

Digamos que Teen Wolf superaba 10 veces más a mí adictividad al café. Lo se, tenía un serio problema.

Pero que más da.

Al terminar de volver a ver la tercera temporada, puse mi celular a cargar y me fui a dormir.
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La alarma sonó a las 8:30 y de inmediato me desperté. Pero no me levante, sino que me quedé observando un punto indefinido de la habitación, tildada, como por media hora.

Al "destildar me" me levanté de la cama, me bañé y me cambié.
Me puse una camisa a cuadros verde, unas calsas negras y unas jaguar también verdes.

Tomé mis Vans y mi almohada y las puse junto al bolso.

Al pasar por la cocina comí un pomelo y me tome un zumo de naranja. Más tres tostadas solas y un alfajor triple Oreo.

 #GGODC

(gorda glotona orgullosa de corazón)

A eso de las 3 de la tarde el timbre sonó. Ya era hora.

Al abrir la puerta,no solo mi vista se topó con Kalev y el rubiesito. Sino que junto a ellos habían como 10 o 15 chicos más.

Claro está, uno más buenaso que el otro.

– Hola preciosa– dijo Kalev– ¿Estás lista?– preguntó y luego agregó– Aunque eso ya no importa, porque ya estás dentro. Y una vez que entras, no hay escapatoria– Finalizó.

Pensaran que al ser tímida y encontrarme super intimidada por muchos ojos mirando me sin pudor alguno, le otorgaría la última palabra...

Pero como ya he dicho, soy muy orgullosa.

–Siempre estoy lista muñeco– respondí sonriendo le y cruzando me de brazos, mientras le guiñaba un ojo. Esto provocó que los presentes silbaran y comentaran al respecto. A excepción de Kalev quien me miraba desafiante mientras sonreía de lado y alzaba una de sus cejas; y por supuesto rubiesita quien sólo observaba con desinterés la situación.

– Eso está por verse–dijo sin hacer desaparecer esa media sonrisita suya.

Luego de un tenso silencio, rubiesita habló.

– Tórtolos, ¿podemos irnos de una vez?– dijo, causando fastidió tanto en Kalev como en mi y risas por parte de los demás.

–Andando– dijo Kalev levantando sus hombros.

Habían tres autos, todos comenzaron a subirse a estos, excepto Rubiesita, Kalev, dos chicos que no conocía y yo.

– Tú– dijo Kalev señalando me – vienes con nosotros– dijo con desinterés para luego subirse al auto, mientras los cuatro lo seguíamos.

Kalev, se sentó en el asiento del conductor junto con rubiesita de co-piloto. Mientras que yo me encontraba atrás, en medio de dos seres que ni conocía. Y que lo único que sabía de ellos es que eran hermanos, gemelos.

Enseñane a provocarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora