PRÓLOGO.

57 7 3
                                    

WHATSAPP:
- Buenas noches, intenta descansar y dormir bien. Mañana nos vemos.😍
- Si, buenas noches. Te veo allí, yo soy la que va de blanco. 🙋
- Tu serás la más guapa de todas. Hasta mañana. Te amo. 💘
- Te amo. 😘

Han pasado los años, ha pasado la vida y yo estoy a punto de casarme con él. Con la persona más maravillosa que existe. No puedo describir la sensación que recorre mi cuerpo en estos momentos. Aunque mi amiga Jade diga que soy una jodida loca, que solo a mi se me ocurre meterme en una boda, que ahora nadie se casa, que ahora no funciona así. A mi me da igual. Yo sigo siendo una romántica, sigo creyendo en el amor eterno y en todas esas cosas que ahora ya se ven como imposibles. 
No voy a poder dormir, lo sé. Pero no me importa. Después de mandarle el último mensaje he apagado el móvil, ni si quiera me voy a molestar en cargarlo, mañana no lo usaré. Estoy nerviosa. Me levanto de la cama y me acerco a ese hermoso perchero italiano del que cuelga mi vestido de novia. Es un vestido precioso, el vestido de mis sueños. Esos sueños que tenía cuando era pequeña y cerraba los ojos para imaginarme como sería. Madre mía. Tiene todo lo que siempre he querido, su escote casi corazón, ese corset con imitación a diamantes que se amolda a la perfección con mi cuerpo y la cola a modo princesa. Sí. Me encanta.
Recorro de nuevo el camino a la cama, observo la habitación de nuestra casa y sonrío al rememorar todas las historias que esconden estas cuatro paredes. Mi tocador. Mi vestidor. Mi ventanal. Todo se vuelve más especial hoy. Vuelvo a la cama y me tumbo boca abajo. Suspiro y me giro hacia mi lado izquierdo para observar las montañas iluminadas por las estrellas. Las estrellas. Con ellas descubrí el amor y ellas serán la última imagen que veré antes de dar el "sí quiero" ante el altar al hombre que más ha luchado por mí.
Parece que fue ayer cuando descubrí el amor. Parece que fue ayer cuando mirábamos las estrellas prometiéndonos un futuro, lleno de felicidad.
Voy a contaros como fue, ya que no voy a poder conciliar el sueño. Éramos tan jóvenes... (Que no es que ahora sea muy mayor, aún no he cumplido los 30.) Pero yo conocí el amor, hace ya dieciséis años.

DIECISÉIS AÑOS ANTES. 
- ¡¡¡Shhh!!! No hagas ruido, coge al perro, que no te vea.
- Ya está. Estamos muy bien escondidos, aquí no nos va a ver.
- Pero no hagas ruido por si acaso. – Me dijo Leo.
Las tardes de verano en el campo de mis abuelos eran mucho más  divertidas desde que hice amigos por la zona. Me pasaba el día jugando con ellos en los caminos cercanos a la parcela y los días se pasaban volando. Rocky, mi pastor alemán era súper cariñoso y juguetón, por eso Leo me pedía que le sujetara. Y de no haberlo hecho seguro que Zahara nos habría descubierto a la primera. Estábamos jugando al escondite y a nosotros nos tocaba escondernos. Leo se sabía los mejores sitios así que como le tocaba a su prima buscarnos yo no dudé en irme con él. Cuando mi amiga ya esta cerca solté al perro y Leo salió de su escondite para agarrarlo así que fue visto por su prima y de esta manera pillado. Había ganado. Já.
- Eres una tramposa. -Me decía siempre sonriendo.
- Lo que soy es más lista. – le protestaba yo todas esas veces.
- A Leo le gusta Dafne, a Leo le gusta Dafne. – nos canturreaba mi amiga cada vez que podía. Éramos amigos desde los ocho años y por ese entonces Zahara y yo teníamos doce y Leo trece. Hacia muy poco Leo me había regalado a Rocky que era de una de las camadas que parió su perrita. Y desde entonces Zah decía que estaba enamorado de mí.
- No digas tonterías. – Le respondía siempre Leo.
- No son tonterías. Si hubiese sido yo la que suelta al perro te pillas un rebote del quince, y con Dafne solo sonríes y no te enfadas.
- Eso es porque sabe que no tiene oportunidad de ganarme y ya lo tiene asumido.  - Le respondía siempre yo.
- Eso es mentira y lo sabes.
- No lo es, pero eres demasiado "macho" para aceptarlo.
- ¿Y por qué no sois novios?
- ¿Novios? Buah que asco. -Decía yo.
- Si, que horror... vaya tontería.
Y así una y otra vez. Siempre acabábamos corriendo el uno detrás del otro y haciendo el bobo juntos. Siempre juntos, desde que nos conocimos. Encajamos a la perfección, Leo era como yo o al menos durante esa época.
Pasaron los años, y con ello nos acercábamos a la edad del pavo. Sería bobería no deciros lo mucho que me enamoré de él. Por su parte, supongo que también fue así, aunque aún hoy no acabo de comprenderlo. Mis abuelos y sus padres vivían por la misma zona. Ese terreno tan natural que tanto nos encantaba a ambos. Con el tiempo fuimos haciendo nuevos amigos y todos los fines de semana, y los meses de verano los pasábamos juntos. Formamos un grupo bastante bonito la verdad; Zahara, Santi, Nerea, Adri, Leo y yo. 
Y sí, yo sobre los quince años empecé a darme cuenta de que sentía cosas muy fuertes hacia Leo. Y en nuestro grupo como era de esperar se hicieron parejas, Zahara comenzó a salir con Santi y Adri con Nerea. Parecía obvio, es más, todo el mundo lo decía, que Leo y yo acabaríamos juntos. Pero para eso tuvieron que pasar muchas cosas que aún quedan por contar.
- ¿Os apetece ir al lago? -Propuso Santi.
- Por mi bien, ¿vamos en bici? -Respondió Adri.
- Si vamos  en bici yo voy con Santi, ¿te importa Zah? -Le pregunté a mi amiga. Y esta viendo la cara de su primo celoso, aceptó la mar de contenta.
- Yo voy con Adri entonces. -Dijo Nerea.
- Vale, pues yo le dejo una bici a mi prima porque no voy a ir. -Continuó Leo.
- ¿Por qué no vienes?
- Porque no.
- Pues si no vienes yo tampoco, no voy a estar sujetando velas... -Repondí yo.
- Vale, pues mientras os decidís nosotros nos vamos. -Dijo Zahara subiéndose a la bici de su novio.- Si vais allí nos vemos y sino quedamos esta noche.
Dicho esto, Santi me guiñó un ojo, yo me reí y salieron rumbo al lago. Santi era mi mejor amigo, nos habíamos conocido hace un año, pero para mí era mi mayor confidente. Al principio me decía que le  gustaba y que quería estar conmigo, pero después de rechazarle comenzó a salir con mi amiga. La verdad es que era un niño guapísimo y que si no hubiese conocido antes a Leo, seguramente habría sido de él de quien me habría enamorado. Zahara cuando lo conoció decía que le caía fatal, y mírala ahora, parece que no hay vida más allá de él.
- Sabes que me jode muchísimo que hagas esas cosas...
- ¿Qué haga qué Leo?
Desde que conocimos a Santi había cambiado mucho su actitud conmigo. Llevaba un tiempo muy raro. No me hablaba como antes y yo me había dado cuenta pero no sabía con exactitud porqué era.
- ¿No podías haberte subido conmigo en la bici? -Abrí los ojos como platos. Él nunca me había dado muestras de celos, y rara vez me demostró que me quería como algo más que a una amiga o una hermana.
- ¿Y tú no podías habérmelo pedido?
- No.
- ¿Por qué?
- Porque no, ¿vale?
- Vale, vale. Madre mía, estás últimamente de un sensible...
Hacia un par de semanas que en una de esas carreras que echábamos, habíamos caído al suelo y él me había empezado a hacer cosquillas. Quedó encima de mí a horcajadas y cuando iba a levantarse fui yo la que empezó a atacarlo con cosquillas, quedando los dos tirados en el suelo con nuestras caras a menos de tres centímetros de distancia.  Nos quedamos unos minutos mirándonos a los ojos y a los labios, hasta que un coche que pasaba por el camino empezó a pitarnos porque le entorpecíamos el paso. Desde ese momento, su forma de actuar conmigo se había vuelto más fría y calculadora. No daba un paso sin haber comprobado antes la repercusión que tendría. Era muy gracioso.
- No me gusta Santi.
- ¿Por qué? Y como me digas porque no, me voy para mi casa y aquí te quedas. -Le miré desafiante y como no respondía giré sobre mi misma y me dispuse a irme.
- Para. -Le miré.- no me parece de fiar. Lo primero que me dijo cuando te conoció es que le encantabas y misteriosamente le rechazas y empieza con mi prima.
- ¿Te dijo eso? -Mi cara se tornó roja y una pequeña sonrisa apareció en ella.– Oye, y ¿por qué no se lo dices a tu prima?
- Porque me importas mucho más tú que una chica que dice que es mi prima porque nuestros padres lo son. -Roja. Tenía que estar completamente roja.
- Ah. Esto... vale. Pero de todos modos no te preocupes, yo me sé cuidar sola y Santi para mí es un gran amigo, nada más.
- ¿Seguro?
- ¿No me conoces lo suficientemente ya?
- Hombre llevo casi ocho años de mi vida contigo, supongo que sí, pero no lo sé. No acabo de entenderte nunca, siempre me sorprendes.
- Bueno, esa es mi esencia chaval. Jajajajaja
- Creída
- Sabes que no lo soy...
Y así, entre tonteo y tonteo nos pasamos como una hora. A partir de entonces se volvió como costumbre este tipo de conversaciones, en las que uno de los dos le decía al otro lo importante que era y lo mucho que se querían pero nunca pasando de ahí. Un día, mientras yo iba paseando con mis amigas, nos encontramos con él de casualidad. Y como hacen todas las amigas en esos momentos, Zahara y Nerea salieron a correr.
- ¿Qué les pasa? -pregunté.
- Que quieren dejarnos solos.
- Ya, ¿pero hace falta que se vayan dando saltitos y grititos como si nos fuéramos a casar?-Leo tragó saliva y comenzó a mirar a un punto fijo. – ¡Eh! ¡Leo! ¿Qué pasa?
- Nada, que, ¿cuándo te vas al campamento de piano?
Este año no voy. ¿Por qué?
- Nada, por saber
- ¿Por qué? -Volví a insistir.- ¿Me vais a hacer otra vez la misma broma que el año pasado?
- ¿Qué broma?
- La de Daniella.
- Jajajajajajaja ¿Aún sigues con eso? – El año anterior, yo me había enfadado con Leo porque trató muy mal al amigo de mi hermana y cuando me fui al curso de interpretación pianística coincidió con la llegada de una amiga de Zah, que venía a pasar el verano. Yo estuve mucho tiempo cabreada con él, pero una noche en el campamento marqué su número por error pensando que era el de un compañero del conservatorio y tras hablar con él varias horas al día, terminé por perdonarlo. También fue por esa época cuando Santi comenzó a subir a la finca y a él y a Zahara no se les ocurrió otra que querer "emparejar" a Daniella con Leo para averiguar si a mi me gustaba o no este. Y vaya que si lo averiguaron. Cuando volví del campamento estuve sin hablarles  hasta el final del verano.
- No. Me da igual lo que hagas con tu vida...
- ¿Seguro?
- Si. Eres tú el que te engañas con lo que sientes.
- Yo no me engaño.
- Sí que lo haces.
- ¿Por qué lo dices? ¿Por lo que siento por Daniella?
- Vete la mierda.
Comencé a andar hacia la cancela de mi finca, y podía escuchar la risa de Leo inundándole el pecho. No pude evitar sonreír, porque en el fondo sabía que él sentía lo mismo que yo sentía por él.
A las dos días de esta conversación Zahara y Santi lo dejaron, y a penas una semana después Zahara ya tenía otro novio; El amigo de Santi que subía de vez en cuando a las viñas con él. Otra cosa no, pero rápida era un rato. Todo el mundo me decía que me alejara de ella, pero pese a las advertencias yo seguí a su lado, pues la quería mucho y era como una hermana para mí.
- ¿Podemos hablar? -Me soltó una tarde Santi.
- Claro, dime.
- No piensas darme nunca una oportunidad, ¿verdad? -La pregunta me pilló de sopetón. Pero fue mayor la sorpresa cuando el que contestó por mí fue Leo, con un rotundo NO.
- ¿Y tú que sabes? ¿Sabes lo que pienso yo acaso?
- No... -Me dijo él
- Pues cállate, que Santi por lo menos tiene los cojones a decir las cosas.
- No vayas por ahí...
- ¿O qué?
- Bueno...
- Leo, te lo he preguntado mil veces, sabes que a mi Dafne me gusta y que me gustaría intentar algo con ella. Pero nunca me dices nada tío. -Mi cara debió de ser un poema, porque recuerdo que Nerea me agarró del brazo y me dijo algo así como que con la boca cerrada transmitía más seguridad.
- ¿Sabéis qué? -Me atreví a decir. – Que ni soy una fruta esperando a ser recogida, ni soy un trofeo que haya que ganar. Que ni estoy tan sola y desesperada para irme con el primero que me diga "te quiero", ni soy una estatua a la espera de que alguien venga a hacerme compañía, así con todo el cariño del mundo podéis iros los dos a la mierda.
Recuerdo que después de eso era Nerea la que tenía la boca abierta y la que empezó a aplaudir cual foca de zoo. Y tras dedicarles una breve sonrisa de satisfacción a ambos me metí en mi casa.

Mi estrella fugaz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora