Las producciones en el medio oriente iban bien, las cargas de material iban llegando a tiempo a Canadá y la reunión de las cuatro de la tarde había llegado a su fin. Gerard por fin se permitió recostarse en su silla y aflojar su corbata un poco. Su amigo y socio, Jared Leto, estaba frente a él hablándole de las estadísticas de las compras de acciones de Mayo, Gerard escuchaba todo con suma atención; no quería que su empresa se le fuera de las manos. Lo que menos quería ahora era perder dinero y dejar de tener una posición alta como mejor empresario de Jersey.—Entonces sólo hay que añadir a más personas en la Planta 4 y todo quedará resuelto, ¿qué opinas?—preguntó Jared mientras sus ojos leían los documentos que traía en sus manos.
Gerard estaba apunto de responder pero su secretario, Frank, acababa de entrar a la oficina. El pelinaranja no pudo evitar morder su labio al ver su rostro serio y sus ojos avellanas fríos y carentes de expresión. Amaba su rostro serio, le ponía bastante.
Chilló en su mente y se exaltó un poco. ¿Cómo tenía que tratarlo frente a otras personas? ¡Había olvidado por completo el código que Frank había ingeniado! Estaba más ocupado suspirando y quejándose del dolor que había inflingido a su trasero.
—Aquí tiene los papeles del pedido de México, su agenda y déjeme recordarle que a las seis tiene cita con el dentista.—habló Iero profesionalmente.
Gerard no se dió cuenta cuando Frank se plantó delante de él, con cuidado levantó la mirada y se topó con el rostro indiferente del muchacho y apretó las manos un poco con nerviosismo. Frank levantó una ceja y Gerard se contuvo de llamarlo como a él le gustaba.
—Gracias Frank.—murmuró y el muchacho tatuado sonrió de lado y caminó devuelta a su escritorio. Que casualmente (a petición de Gerard, más bien) estaba justo en frente de su despacho.
Gerard por eso mantenía la puerta siempre abierta, y no por que él lo quisiera así, sino porque Frank lo había ordenado. ¡Que Dios lo ampare si lo desobedece!
—¿Entonces Gerard?—preguntó de nuevo Leto, sin despegar su mirada azulada de los papeles.
—No lo sé, ¿De verdad valdrá la pena gastar más dinero en salarios?— Gerard respondió por fin.
—Claro que sí— Jared levantó la vista— . Habrá más manos a la obra y a largo plazo vamos a ganar más de lo que invertimos. Como siempre—le guiñó un ojo y Gerard levantó una ceja, sin dejarse impresionar—. Vamos, ¿Acaso nunca aceptarás salir a tomar algo conmigo?
Gerard por inercia dirigió la mirada hacia la puerta de su despacho y miró a Frank, quien lo veía a su vez y haciendo un gesto para que le respondiera al oji azul. Lo había escuchado todo.
Gerard miró de nuevo a Jared y le sonrió, pidiéndole que le disculpe, y diciéndole que no estaba interesado.
*
—¿Qué sentiste cuando el barbudo te pidió salir, eh, bebé?—preguntó Frank acariciando sus caderas, a lo que Gerard respondió con un suspiro-gemido que sólo hizo a Frank irritar más.
A las seis, donde se supone que él y Frank habían salido a una "cita con el dentista", se encontraban en el despacho de Gerard, puertas cerradas y con pestillo.
Frank había llegado molesto por la actitud de Jared y le pidió a Gerard que se desabrochara su camisa blanca.
El pantalón de vestir sumamente ajustado resaltaba su trasero y la erección que se le estaba formando al momento en que el menor acariciaba su vientre de manera feroz con sus tatuadas manos. Se encontraba con las piernas pegadas al escritorio y los codos en la superficie de este, dejando su torso completamente a merced de Frank, quién había comenzado a darle lametones a sus pezones y al rededor de su ombligo, agachándose para presionar su hombría.—¿Sabes? Sin embargo me agradó que lo rechazaras de inmediato—susurró desde abajo, donde se encontraba desabrochando los pantalones del mayor—. Me parece que te estoy enseñando a respetarme por fin bebé.
Cuando su hombría al fin estuvo fuera, Frank procedió a moverla y masajearla de arriba a abajo, mirando a Gerard quien sólo podía suspirar y gimotear con la cabeza hacia atrás mordiendo su labio.
—Sí Daddy, yo... Te quiero sólo a ti—jadeó al sentir la mano de Frank moverse cada vez más rápido—¡Ah!—chilló comenzando a sentir su abdomen vibrar y cosquillear.
Iero le sonrió desde abajo y se incorporó, besando el puchero que Gerard había echo al dejar de sentir contacto con él.
—Oh, bebé. Te creo cariño, anda, enrolla tus piernas al rededor de mí—habló tomando a Gerard por las caderas, al momento en que sintió la piel suave de los muslos de Gerard al rededor de su cintura y los brazos de éste en su cuello.
Frank apoyó a Gerard un poco en el escritorio y rápidamente bajó sus pantalones. Volvió a hacer que Gerard enredara las piernas en él y lo cargó llevándolo a la pared apoyándolo en esta.
El mayor gimió al sentir lo fría que la pared estaba y volvió a gemir cuando sintió los labios húmedos y cálidos de Frank rozar su cuello.
—Daddy...—gimió moviéndose un poco de arriba a abajo, tratando de hacer que Frank lo hiciera suyo.
Gritó esta vez al sentir la lengua de Frank lamiendo detrás de su oreja izquierda, su rostro se sonrojó al sentir la respiración cálida y pesada del tatuado en ella.
—Espera un poquito bebé.—Frank tomó su pene y lo dirigió hasta la entrada de Gerard, y de una sola estocada lo penetró, moviéndose de inmediato dentro de él.
El menor seguía teniendo puesta la camisa de vestir blanca, por lo que su piel estaba a salvo de los rasguños de Gerard, quien se dedicaba a morder su hombro mientras se movía arriba a abajo al compás de sus embestidas. Frank apretó los glúteos carnosos y suaves de Gerard, masajeándolos.
Gerard a estas alturas se encontraba chillando y retorciéndose entre sus brazos, anunciando que pronto iba a llegar al orgasmo. Frank gruñó y escondió su rostro entre el cuello y el hombro del mayor aspirando su olor natural y mordiendo levemente su cuello para luego pasar a mirarlo al rostro.
La expresión de Gerard era demasiado sexual en ese momento. Sus labios húmedos se encontraban entre abiertos y sus ojos apretados por el placer que estaba sintiendo, su entrecejo fruncido y con el cabello color naranja sudado alrededor de él.
Eso le sirvió para comenzar a mover a Gerard más rápido y él también comenzar a hacer sus embestidas más profundas y certeras.
—¡Cielos Daddy, justo ahí, por favor!—lloró Gerard al sentir el pene de Frank golpear de manera repetida su próstata—¡No aguanto Daddy, creo que...!
Y sin más ni menos su erección despidió aquella sustancia cremosa entre su estómago y el pecho de Frank, quien aún no había llegado y se seguía moviendo dentro de él, pero al sentir lo apretado que de pronto se volvió Gerard, lo caliente que su pene se sintió, se corrió también, derramando su semilla dentro de su bebé.
Sin salir de él, Frank cargó a Gerard para llevarlo hasta un sofá. El mayor parecía de trapo en sus brazos, todas sus extremidades se sentían como gelatina. Al salir de él Gerard soltó otro gemido y abrió sus ojos, haciendo a Frank sonreír al ver esos faros verdes y grandes brillando y cerrándose poco a poco gracias al cansancio.
—Daddy, tengo sueño... Te quiero.— susurró Gerard con la respiración agitada aún y de inmediato se durmió.
Frank se quitó la chamarra de su traje y con eso cobijó a Gerard y después de besar su frente, se acomodó el pantalón dispuesto a seguir trabajando. No sin antes volver a poner llave a la oficina de su jefe.
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Primer capítulo y ya hay smut :LPerdón si es pésimo pero lo iré mejorando ;)
Ojalá esta fic les guste ¡A mí sinceramente me está encantando escribirla! Espero y le den mucho amor :3
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Little whore |frerard|
FanfictionGerard Way de treinta y dos años es un respetable empresario en uno de los negocios más prósperos de New Jersey. Su actitud demandante y su carácter estricto hacen a los empleados encoger los hombros y agachar la cabeza. Pero lo que no saben es qu...