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De todo esto, hay algo que aprendí, tal vez fue muy tarde, pero aún así me gustaría compartirlo contigo querido lector.

Durante aquella temporada de terror causadas por la enfermedad y muerte,  me martirizé pensando en todos esos años de preparatoria que por cobardía mía, no pudimos disfrutar junto al otro. "Si tan sólo te hubiera hablado imagínate todo el tiempo que hubieramos podido pasar juntos" pensaba.

Y tal vez era cierto, si me hubiera atrevido, hubiéramos disfrutado esos años junto al otro, pero ¿qué garantizaba que me diera cuenta de mis sentimientos?, ¿qué garantizaba que termináramos juntos? Tal vez hubiéramos partido por caminos distintos y ese día en el cementerio no habría estado yo ahí. O tal vez sí habría ido al cementerio pero entonces no hubiera reconocido tu linda espalda ya que no la había apreciado tanto tiempo.

Si, es cierto lo que dicen, atreverse es mejor que lamentarse. Concuerdo. Pero me gusta pensar que el destino tiene sus maneras y martirizarse por como ocurren es solo torturarte.

Lo mejor que puedes hacer es vivir enteramente el presente, que como dicen, es un regalo que no ocurrirá dos veces.

Y si lo hace, aprovéchalo al máximo que una tercera vez ya sería mucho pedir.

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Eres tú, otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora