5. Una Weasley

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August se dirigía hacia el gran comedor que en esos momentos estaría lleno de alumnos sin nada que hacer, usándolo como centro de reuniones para charlar entre casas. Al entrar echó un rápido vistazo a la zona y pronto pudo distinguir a Jade, que estaba hablando con un grupo de chicos mayores que la rodeaban, con cara de enfadada y ofendida, empezó a elevar la voz y August pudo escuchar claramente lo que decían desde la puerta.

—¿En serio crees que tú, una niña de primero podría entrar en el equipo de quidditch de Ravenclaw? ¿Estás mal de la cabeza? —le preguntó uno de los chicos, mirándola divertido.

—Ya deberías saber que nunca eligen a los de primero —le dijo otro, como si hablase con un bebé que no entiende nada.

—¿No me ves capaz? —preguntó Jade cruzándose de brazos—. ¿Crees que una chica como yo no podría entrar en el equipo?

—Sobre todo una chica como tú —se rió el primer chico, que al parecer era el cabecilla del grupo—. Vámonos, tenemos cosas más importantes que hacer que discutir con una canija —todos los chicos se dieron la vuelta para marcharse.

—Lo que pasa es que tenéis miedo... —ese comentario les hizo pararse y darse la vuelta para volver a mirarla divertidos —. Miedo de que os quite el puesto en el equipo porque vosotros también os vais a presentar. Miedo de que os dé una paliza en las pruebas.

Estos sonrieron, convencidos de que lo que decía solo eran tontería y entonces August cayó en la cuenta, las pruebas para entrar en los equipos de quidditch eran dentro de poco, aunque no se acordaba de cuando. Esos chicos debían ser de Ravenclaw, por eso se adherían a la lógica de que no la escogerían y al parecer Jade tenía la intención de presentarse.

—¿Miedo de ti? —preguntó otro chico divertido—. Seguro que ni siquiera sabes mantenerte en la escoba.

—¿Apostáis? —preguntó Jade con la misma sonrisa de seguridad con la que le estaban diciendo todo aquello—. ¿Qué os apostáis a que soy capaz de entrar en el equipo de esta temporada?

—Imposible —comentó uno.

—Que estupidez —dijo otro.

—¿Cuánto? —preguntó el cabecilla, cruzándose también de brazos.

—¿Qué tal...? Si me dais cinco galeones cada uno si consigo entrar y cinco galeones para cada uno si no lo consigo.

—¿Estás segura? —preguntó uno contando a toda su cuadrilla presente, que en total eran seis.

—Completamente —afirmó Jade.

—¿Y de dónde vas a sacar tanto dinero?

—Tranquilo, es una Honsten, he oído que su familia tiene dinero —confirmó uno por Jade, y ella asintió con la cabeza.

—¿Entonces, trato hecho? —ella extendió la mano, dudaron un poco y murmuraron otro poco pero por fin uno de los chicos la estrechó.

—Trato hecho —acordaron.

Aquellos chicos se fueron y Jade por fin se quedó sola, se sentó y sacó un libro de su mochila en el que empezó a escribir, August pensó que era su oportunidad de hablar con ella y se le acercó lo más rápido que pudo.

—Hola Jade —saludó August.

—Ah, hola Gus —le saludó guardando su libro y girándose para tenerle de frente.

—¿De qué iban esos? —preguntó por empezar una conversación.

—De flipados de la vida, se creen que soy idiota —le contó encogiéndose de hombros.

Las Crónicas de Hogwarts y Las Sombras de la NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora