2-¿Eres Kuro?

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Había pasado dos semanas de lo ocurrido, la vida iba normal, Brunchi siempre tenía un día interesante. Algunos días era acompañada por sus compañeras de la Universidad a estudiar y otras veces se desenvolvía sola. En cada de uno de esos días, ella encuentra a Kuro dormir de una posición diferente cada día, lo cual ya para ambos les estaba haciendo costumbre verse.

Aunque éste día había algo en especial que pasaría. Aquel día Brunchi había asistido a clases estando muy mal engripada, pero le valía pico su estado, le importaba pasar bien las materias, ya se aproximaban las finales.
Y luego podría descansar todo lo que quisiese en las vacaciones.
Había estado muy adormilada, se le dificultaba un poco caminar, muy mareada. Tanto que al cruzar e ir a aquel lugar que siempre esperaba el bus junto a Kuro, se le dificultó un poco, ya que tropezó.

Cayó al suelo raspándose la rodilla, justamente ese día había decidido ir con una jardinera corta que le llegaba hasta tres dedos antes de sus rodillas. Pero de un momento a otro, todo sucedió muy rápido, Brunchi no se sentía muy bien, tosió y se sentía muy mareada, dificultandole el poder pararse.

Kuro, también conocido como Sleepy Ash, la había mirado, con pereza, pero algo en él se aceleró al escuchar de pronto como un auto iba tocando con bocina, al parecer no había probabilidad de que parase, por lo que al mirar a Brunchi que parecía no estar en muy buenas condiciones y ni siquiera percatarse del auto.

Un impulso lo hizo reaccionar, por suerte nadie se encontraba cerca por lo que con un ágil y rápido movimiento llegó a ella, sacándola del camino, y protegiéndola con su cuerpo, cayendo al otro lado y sin querer un gota de la herida caer en su boca, él no le tomó importancia por lo que la dependienta del frente, que era una peluquera pudo escuchar las bocinas del auto, y percatarse que el chico de campera celeste con azul cobalto, había salvado a aquella chica.

Enseguida dio su apoyo, Sleepy ash, aun no sabía bien por que lo había hecho, pero cuando tuvo a Brunchi entre sus brazos la desesperación que sintió recorrer su cuerpo al verla en peligro, desapareció. Pero frunció el ceño al ignorar las voces de la chica desconocida que ofrecía su ayuda.

Sentía mucho calor provenir de aquella pelinegra de piel pálida, quien se encontraba frunciendo el ceño, y respirando con dificultad, rozó los dedos de la mano en su frente, sintió mucho calor. Miró a la desconocida.

-Llame a una ambulancia, no creo que esté bien... -pronunció con cierto tono de pereza pero preocupación.

La dependienta enseguida fue a buscar su teléfono y llamar a uno.
Mientras él se encontraba mirando como ella temblaba de frío, y se acurrucaba a por él, buscando refugio. Aquel gesto hizo que el se tensionara, no podía creer que la chica que se encontraba débil en sus brazos era la que siempre portaba una sonrisa en sus labios y le acariciaba.

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Luego de unos largos minutos una ambulancia llegó junto a ellos, él no permitía que los separasen de ella, por lo que la acompañó al hospital. No entendía bien el sentimiento por el que estaba pasando pero, aun no sabía bien que hacer, los enfermeros le dieron la mochila de la joven, quien ahora se encontraba hospitalizada, cuando llegaron le habían dicho que volaba en fiebre, y que eso le dificultaba respirar.
Buscó entre su mochila algún documento de ella, es allí donde encontró un celular, y su billetera, lo revisó, siendo así como al fin pudo conocer el nombre de aquella pelinegra, Brunchi Dávalos.
Su móvil contaba con muchas llamadas de los que serían sus padres, por lo que pereza al ver dormir y ya calmada a Brunchi en aquella blanca cama, los llamó y notificó del hecho.

Los padres le agradecieron el hecho que la había ayudado, la madre de la chica le había explicado, que Brunchi siempre había sido terca en cuestiones de faltar a la Universidad por su salud y esa mañana no se sentía del todo bien, pero por un examen igual había ido. Ocasionando todo éste problema.

Él suspiró, y la madre lo abrazó.

-Muchas gracias por cuidar de mi pequeña-pronunció ella con mucho cariño.

Kuro, solamente se tensó, más luego la madre al ver que de reojo miraba cansado a Brunchi, le dijo que no se preocupara, que podía pasar. Asintió con pereza, se cruzó con el padre de la pelinegra, quien le dio la mano, agradeciéndole por la ayuda.
Más luego los dejó solos, él se sentó a su lado y bostezó.

Logrando ver como los ojos de la pelinegra levemente se habrían, dando paso a un rostro de confusión para luego suspirar.

-Ha~ odio los hospitales -murmura.

-Que fastidio, ha~ -bostezó, llamando su atención.

Ella lo miró, no se sorprendió, pero por algún motivo sentía que ya lo conocía aquellos ojos y su cercanía lo recordaban a Kuro.

-Hola... -saludo con una sonrisa.

Él sintió tranquilo al verla dirigirse a él, como siempre lo hacía. Aunque era extraño.

-Hola~ -contestó.

-Gracias por ayudarme, aunque... ¿Nunca te habían dicho que pareces a un gatito? -pregunto Brunchi.

Ocasionando que Kuro se sorprenda, pero niegue.

-No, ¿por qué?

-Te pareces a un gato negro, que llamé Kuro... -pronuncia.

Sorprendiendo mas a Kuro, ¿cómo era posible que lo reconociera?

-Que fastidio, iré a avisar que ya deliras -dice cansado.

Ocasionando que la haga reír, para luego mirarlo.

-Siempre deliro, pero sé que no me equivoco, ¿Eres kuro? -pregunta adormilada.

Kuro se tensa, mirándola.

-No sé de que hablas, eres un fastidio...

-Lo sé, soy un caos andante...

Ambos se miraron por segundo, pero una enfermera llegó diciendo que ya había terminado la hora de visitas.
Ocasionando que se deban despedir.

-Cuídate Kuro.. gracias -pronuncio Brunchi, y al rato quedarse dormida.

Él tan sólo salió fuera, no era capaz de admitir que algo en ella lo había quedarse a su lado. Pero que podía hacer, al haberla rescatado sin querer había bebido su sangre, y sin desear estaba atado a ella. Hasta que ella muriese.

«Que fastidio»pensó Kuro.

Más luego fue en busca de comida, no podía separarse mucho de ella, pero moría de hambre.

Locura Insana (SleepyAsh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora