9*

22 3 0
                                    


Abrí lentamente mis ojos, y examine mi alrededor, estaba en la enfermería del instituto, Ricardo también estaba ahí

Q-que paso? –dije con dificultad–

Mejor los dejo solos –dijo la enfermera saliendo de ahí, Ricardo asintió–

Te desmayaste –dijo mirándome–

Porque? –dije, ya que no recordaba el porque de mi desmayo–

Paula, tu papa... –se quedo callado y miro para el suelo– tu papa murió –dijo tomando mi mano en forma de apoyo–

!!!QUEEEE!!! –grite– no-no puede ser –dije llorando, se acercó y me abrazo–

Lo siento mucho –dijo acariciando mi pelo–

Ten-tengo que ir con mi ma-mama –dije con dificultad–

Tranquila, hablare con la directora para que te dejen ir –dijo aún abrazandome–

***

Estoy en mi habitación con Albert y Valeria 

Odio verte así –dijo Valeria mirándome con tristeza–

Yo no podía ni hablar,está en shock, sólo pasaban por mi mente los momentos donde estábamos mi papa y yo, mis cumpleaños, Navidades, vacaciones y todas las veces que jugo conmigo a las muñecas, mi papa era el hombre más importante en mi vida, tenía pensando en ir a visitarlo la semana próxima. Tocan la puerta, Albert fue abrir mientras Valeria me abrazaba por los hombros; Entro Ricardo, camino hacia mi y se agachó quedando casi a mi altura, ya que yo estaba sentada en la cama de abajo.

Paula –dijo tratando de llamar mi atención gire un poco mi cabeza para verlo– dijo que podían ir una semana, pero tienen que ir conmigo –dijo mirándome a los ojos, salte hacia el y lo abrace–

Gracias –dije en su oído y lo abrace más fuerte– gracias de verdad –me separe de el y que a poco centímetros de el–

Bueno creo que es mejor que vallamos a ser nuestras maletas –dijo albert llevándose del brazo a Valeria–

No aguante más y lo bese, necesitaba sentirlo junto a mi, nuestros labios encajaban perfectamente como piezas de rompecabezas, sus labios eran deliciosos, nos separamos por la falta de aire.

Per-perdón no quería... –no pude seguir hablando ya que el me había besado otra vez–

Separamos nuestras labios y unimos nuestras frentes, los dos nos mirábamos fijamente tratando de ver que pensábamos, yo solo sonreí 

Esto esta mal, tu eres menor de edad, y soy tu psicólogo es muy poco ético para mi carrera lo que acabo de hacer –dijo levantándose, yo solo miraba hacia el piso– esto no puede volver a pasar, adiós –dijo saliendo de la habitación–

Mi psicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora