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•Déficit de atención e hiperactividad. •Trastorno de personalidad múltiple.
Leyó su madre en voz alta el diagnóstico del psicólogo, mirando a Taehyung con una expresión asustada, tomó rápidamente su computador, y comenzó a investigar acerca de lugares a donde llevar a Tae, tenía miedo de lo que la sociedad diría de el, la madre de un hijo loco.
Amaba a Taehyung, pero le importaba mucho más su posición social. Una señora hecha y derecha, atenta, rica, y perfecta, con un hijo..enfermo.
— Mamá, no quiero ir con el psicólogo, ni ir a lugares para personas malas, quiero quedarme contigo, seré un buen hijo, pero por favor, no me lleves — gritaba Tae llorando, intentando quitarle el computador a su mamá.
— ¡Aléjate de mi, loco! — chilló su mamá, tomando un teléfono y encerrándose en el baño, llamando a un manicomio, lo abandonaría.
Nadie quería a un hijo enfermo, y loco, sería un gasto mayor, sería mejor que alguien más lidiara con..eso.
Terminó la llamada con una sonrisa en el rostro, al fin se desharía de esa cosa llamada hijo.
— Esta es la mejor decisión que he tomado — susurró para ella misma.
Kim Taehyung, por otro lado, se deshacía, sentía que se estaba desvaneciendo, su mamá no lo amaba, nunca lo amó.
En un mal momento, la personalidad de TaeTae, cambió por la de V. Caminó hasta la cocina, y de uno de los cajones sacó el cuchillo más grande y afilado que tenían, sonrió y caminó hasta puerta del baño, al llegar comenzó a patear la puerta, intentando hacer salir a su mamá.
— ¡¿QUIERES SABER QUÉ TAN LOCO ESTOY?! TE LO VOY A DEMOSTRAR, MALDITA PERRA — pateó más fuerte la puerta.
Su mamá estaba llamando a emergencias, sollozando, e intentando mantener cerrada esa puerta.
— Por favor Tae.. — rogó su mamá cerrando los ojos, asustada.
— Zorra — contestó V, abriendo la puerta de una patada.
Agarró más fuerte el cuchillo, y la miro directamente a los ojos. — Te mereces esto y más, no eres mi mamá — murmuro pateando repetidas veces su estómago, y enterando el cuchillo en distintas partes de su cuerpo. — ¡Muere, perra! – gritó.
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— ¡Les juro que yo no lo hice! Tienen que creerme — grito TaeTae, intentando zafarse del agarre de los guardias, los cuales abrieron unas puertas de metal, y lo aventaron a su nuevo cuarto, en un manicomio.
— Maldito loco — finalizó uno de los guardias asegurando la puerta, y dejándolo ahí, abandonado, completamente solo.
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