➸ sorry; jjk. ⇠

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Años atrás...

Una chica pelinegra se encontraba en un colegio nuevo, en su salón de clases, el séptimo al que se había transferido, para ser exactos, no le agradaba la idea de socializar de nuevo, pero poco a poco se iba acostumbrando a los cambios tan drásticos que sufría conforme los años pasaban.

El chirrido incesante de una uña contra el pizarrón se hizo presente en el salón, haciendo que se sobresaltara un poco, pero sinceramente, estaba acostumbrada a la monotonía que tenía ese ser disfrazado de un hombre bellísimo para atormentarla todos los días.

— Lindos apuntes, son muy rosas, ¿no crees? Repítelos. — El demonio chasqueó los dedos, y como por arte de magia, todos sus apuntes fueron borrados.

Fue capaz de contener su molestia, y simplemente intento recordar lo visto en la clase para escribirlo de nuevo, intentó escribir la primera letra y..la pluma ya no tenía tinta.
El sonido incesante del pizarrón, simplemente la hizo enloquecer.

— ¡Maldita sea, basta! — Su grito fue firme, y el demonio simplemente deformó su sonrisa, todas las miradas de los alumnos estaban sobre ella.

Los alumnos retrocedieron, un metro más de lo que ya lo habían hecho en los primeros días que estuvo ahí, ¡hasta habían dejado su banca en medio del salón, para que todos tuvieran suficiente espacio para alejarse!

Sus ojos picaron, y sintió las inmensas ganas de llorar como si su vida dependiera de ello, pero, eso haría que sus compañeros llamaran a la directora inmediatamente para que la llevaran a un "loquero", suficiente era ya con sus gritos sin razón aparente, su mirada perdida y su timidez, para sumarle un llanto.

— Señorita, ¿tiene algo que compartir con la clase? — el profesor la miró con cierta lástima en sus ojos, no sabía qué problema tenía la menor, ni cuál era la causa de tales gritos en todas las clases, pero el aspecto de la chica decía mucho de por sí.

Sus ojeras de no haber dormido durante días, o semanas, su cabello desarreglado, con nudos, el uniforme mal puesto, sus zapatos desgastados y su mirada, su mirada era lo que más curiosidad y miedo causaba en los demás, era como ver unos ojos vacíos, no tenían ningún brillo, se veían cansados, como si la persona dentro de ella tuviera 900 años y estuviera a punto de morir. Así de triste se veía.

— No, lamento interrumpir su clase, por favor continúe — Su voz sonaba casi inaudible para los demás, pero de igual manera el profesor continuó explicando su clase.

— ¿No te aburres de ser tú? Debe ser desgastante tener una cara tan fea, un cuerpo tan feo, una personalidad tan fea..— El demonio se posó a su lado, analizando sus movimientos.

— Eres mi padre, así que no sé a qué carajos te refieres — Soltó su comentario con brusquedad y repudio.

— Tienes razón, fue mala idea haberte creado, tremendo engendro tuvo esa señora a la que solías decirle "mamá" — Le contestó con desdén, y simplemente no aguantó más, una cachetada resonó en todo el salón.

La chica nueva le había pegado a la nada, vaya noticia.

— ¡Te vas a arrepentir de esto, maldita estúpida! — Una voz que le dejó los pelos de punta, resonó en sus oídos como si tuviera bocinas incluidas.

Vaya que si se arrepentiría.

Lo siento tanto...
Perdóname mamá.

Actualidad..

— ¿No hay manera de alejar al demonio de ella? — Preguntó Jimin, mirando a Taehyung.

— ¡Claro que la hay! Solamente hay que conseguir a alguien más poderoso que el diablo..— El ahora peliazul, posó una mano debajo de su barbilla, simulando que pensaba.

— ¡No seas idiota, Taehyung! ¡No hay nadie más poderoso que el diablo! — Recriminó Suga, apuntándolo con su dedo índice.

...¿Y quién dice que no hay nadie más poderoso que el diablo, cariño?