Nathan no podía apartar la mirada de ella, era increíblemente hermosa y sorprendentemente suya. Cada vez que pensaba y sabía que ella era suya sentía algo en el estómago que lograba hacerlo sentir pleno. Se sentía maravilloso.
Ella hacía que él se sintiera así.
Seguía detestando a Alejandro pero le estaba muy agradecido de aparecer ya que gracias a él su memoria decidió volver.
-Te amo, preciosa. Te ruego que nunca lo olvides -Le dijo. Ella le respondió con una sonrisa y después se quedó dormida en sus brazos. Le encantaba verla dormir, amaba ese puchero que sus labios creaban y como su rostro dejaba de parecer el de una mujer adulta y mostraba a la niña que había sido, podía ver el parecido que Joslin y Joshua tenían con ella cuando ____ dormía. La estrechó contra su pecho tanto como pudo, de verdad la amaba.
Se levantó y colocó la ropa interior. La tomó en brazos y la llevó a la habitación que compartían, siempre que trataba de vestirla ella terminaba despertándose así que sólo la cubrió con las mantas, ella debía descansar un poco. Se colocó el pantalón del pijama y fue al cuarto de sus hijos, sonrió al notarlos despiertos.
-Vamos abajo, pequeños. No queremos levantar a mamá, ¿verdad? -Revisó si tenían el pañal limpio, les colocó una chambrita porque empezaba a hacer frío y bajó con ellos a su cuarto de música.
Amaba pasar tiempo en ese cuarto, el ambiente estaba lleno de sus versos e ideas que nunca nadie había oído, salvo _____. Deseaba que sus hijos fueran lo suficientemente conscientes para compartir ese amor, quería que ellos igual vieran a la música como su salvavidas y consuelo. No los obligaría a ser músicos, por supuesto que no, pero si les enseñaría lo que la música te ofrece y lo que ella pide a cambio. Compartiría ese amor con ellos.
-¿Quieren que toque algo, hijos? -Les preguntó. Ellos veían con los ojos bien abiertos el lugar en el que se encontraban, era la primera vez que Nathan los llevaba a esa habitación. Algún día, entre todos esos cuadernos, estarían unos repletos de canciones escritas por ellos. Entre todos esos instrumentos, estarían los de ellos. Algún día ese cuarto sería de ellos.
Nathan colocó a Jos y Josh, como los llamaba, en su carrito y se acercó con ellos al piano. Se sentó de una forma que los bebés lo pudieran ver y comenzó a tocar, tocó como hace mucho no le nacía hacerlo. Tocó la canción que en ese momento era su preferida, "First breath after coma" de Explosions in the sky, era una de sus bandas favorita. Todas las canciones de ese grupo podían ser relacionadas con lo que le pasaba a él, le encantaba tocarlas para desahogarse. Esa melodía era lo que completaba el recuerdo de cuando su memoria regresó, de cuando despertó. Se recordaba teniendo los dolores, recordando todo con esa canción. Eran sus sentimientos expuestos en una melodía que decían lo que él no pudo explicar. Su primer respiró después de estar tanto tiempo perdido.
Bajó la mirada a sus bebés y sonrió al saber que lo observaban atentamente, parecía que les gustaba la música. Pero eran muy pequeños. Tocó la canción de principio a fin sin apartar la mirada de ellos, y ellos igual no apartaban la mirada de él. Los niños hicieron ademán de comenzar un berrinche cuando él paró de tocar, Nathan tocó de nuevo con una sonrisa, a sus hijos sí les gustaba la música.
Tocó todo lo que se le ocurrió, estaba fascinado revelándoles a sus hijos las canciones que amaba crear. Cuando advirtió la silueta de ____ en el umbral de la puerta, detuvo sus manos e ignoró el llanto de sus hijos. Había quedado sin aliento al verla tan bella, tenía el cabello despeinado y ropas holgadas, pero se veía hermosa. Ella entró a la habitación, sacó a los niños del carrito y se sentó a lado de Nath.
-Sabía que tarde o temprano harías esto -Le confesó.
-¿Te molesta que lo haga?
-Me encanta que hagas esto. Sé lo importante que es la música para ti, y significa mucho que la compartas con tus hijos. Sé que amarán la música tanto como tú lo haces.