Salí corriendo porque no soportaba oír más sus gritos y sus llantos, que retumbaban en mi cabeza. Bajaba la calle poniéndome el abrigo negro y encontrando en el 10 euro. Me encanta encontrar dinero en viejas chaquetas. ¿A quién no?
Estaba terminando de anochecer y ya no se veía el sol. ¿Qué iba a hacer un sábado a estas horas en la calle? Daba igual, cualquier sitio era mejor que mi casa en estos momentos. Me puse a pensar en todo lo que pasaba mientras caminaba. En situaciones como la mía siempre se necesitan ratos de soledad.
Me sorprendí a mi misma pensando en Daniel. Llevaba sin aparecer por clase una semana. En fin... no se podía esperar menos de alguien como él. No me sorprendería que un día nos dijeran que había desaparecido o algo peor... ¿Y a mí qué más me da? No me importa lo más mínimo. Levanté la cabeza intentando averiguar donde me hallaba. Observa el entorno que me rodeaba y miré la hora. Las once de la noche, llevaba tres horas caminando. Soy yo o... ¿me había perdido?
- ¡Chulita! - mierda, mierda, mierda, no podía ser él- ¿Qué coño? ¿Es esa mi chaqueta? – mierda, ¿otra vez? Joder soy gafe. Me giré y le vi al otro lado de la acera gritándome.
- ¿Qué miras imbécil?
-! Deja de creértelo tanto¡!Llevas puesta mi chaqueta chulita ¡
-! Pues ven y cógela ¡- un coche se puso entre los dos y cuando pasó, Daniel ya no estaba. Me di la vuelta con la intención de... ¿volver a casa? Ni siquiera sabía dónde estaba
-No te librarás de mi
- ¡Joder Daniel qué susto! El lunes te daré la chaqueta si te dignas a aparecer por calce. Ahora por favor déjame en paz, tengo que volver a casa. - dicho esto, y con la cabeza bien alta, me puse a caminar.
- Tu casa está en la dirección contraria.
- ¿Te has perdido? – preguntó divertido
- No
-Mentirosa. - ¿se estaba riendo de mí?
- Gilipollas. - me puse a caminar en la dirección correcta... creo. Le oí correr hasta alcanzarme.
-Tengo el coche ahí, te llevo a casa, pero con una condición. - puse los ojos en blanco.
-¿Cuál?
-Me tienes que dar un besó.- mi cuerpo tembló.
- ¿ Un qué?.- y puso sus labios encima de los mios, mietras yo soñaba que no era la ultima vez que lo haría. Sentí sus manos en mi cintura y como me aproximaba más a él, haciéndome saber que necesitaba más de mi, igual que yo de él.
Hundí mis manos en su nuca cuando me separó de él.
-Ahora podemos irnos chulita. - empezó a caminar mientras yo me había quedado helada en el sitio. Esto no podía ser bueno.
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La teoría del amor
RomanceEsta es la historia de Bianca, una chica atrevida, loca y rota; cuando su vida se cruza con la de Daniel, un repetidor que ha tenido una dura vida e intenta encontrar un buen camino para no terminar de derrumbarla. Bianca es una buena estudiante, Da...