Era la madrugada del 23 de julio, varias personas esperaban ansiosas el nacimiento de una integrante en su familia para darle la bienvenida al mundo "alegremente", a un mundo decadente de cosas buenas, donde la libertad no es más que una palabra perdida en los viejos diccionarios y en los libros de historia donde siempre se mostraba que sólo el bien triunfaba ante el mal; eso terminó hace mucho tiempo antes, lo único que te mantendrá con vida en este mundo serán las ganas de sobrevivir, y si realmente eres apto para vivir del sufrimiento.
Esa noche resibí una cálida bienvenida al creciente infierno en el que tendría que aprender a vivir. Con suerte crecí en ese pequeño pueblo junto a mi familia, era un lugar seguro, pues estaba lejos de cualquier colmena o centro que pudiera darnos problemas, más allá del alcance de los soldados que trabajan para las organizaciones que exprimen todos los recursos del planeta que les sea útil, siempre y cuando sea beneficioso para ellos mismos. Siempre que yo y otros familiares podíamos hacíamos fogatas cerca de un lago y mis tíos siempre contaban historias de personas que alguna vez existieron y sus nombre eran reconocidos en todo el mundo por sus heroicas acciones y otros reconocidos por ser capaces de recrear el infierno. con el paso del tiempo fui creciendo y me veía obligada a tener que escuchar a otras personas explicándome como funciona el mundo en el que vivía. Aquel lago al que íbamos algunas noches ya no existe y el calor durante los días de verano era tan extremo que muchos que trabajaban en la siembra terminaban desmayándose, se enfermaban, podía ver como su piel arrugada se desprendía de algunas partes de su cuerpo, su pelo estaba tan seco que casi parecía que le caería con solo tocarlo, todo su cuerpo se enrojecía y se calentaba demasiado, alguna de esas personas incluso eran niños y niñas que hacían lo que fuera para ayudar a los demás, al verlos me daba tristeza ver como ya parecían viejos en mal estado, yo solo podía ayudar a los enfermeros y a tranquilizar a algunos pacientes. La tierra dejó de ser fértil, ya no había como mantener el ganado, y los cazadores debían ir mucho más lejos de nuestra zona segura para poder encontrar comida y agua, incluso debían prepararse grandes grupos de exploración para ir a lugares prohibidos, las ruinas de lo que fueron grandes ciudades.
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Viejas Palabras
Science FictionUna chica llamada Samanta nacida en una aldea independiente y pequeña, en un mundo dividido por facciones altamente hostiles, dictatoriales, opresoras sin distinción de raza o género, con mayor poder que lo controlan e invaden territorios y se expa...