Neudum, Tierra Mágica y Eterna

capitulo 3

Gabriel, no entiende nada de lo que está pasando.

Saca la caja de bolsillo, coge el pequeño reloj de su interior e intenta abrirlo, pero por más fuerza que haga parece imposible.

Al observarlo más detenidamente se da cuenta que aquel reloj tiene una pequeña marca en la parte de abajo, como si de una cerradura se tratase. Entonces se percata que aquella marca es idéntica a la única pertenencia que tiene de su madre. Una medalla que lleva colgada al cuello desde que era un bebe.

Apresuradamente quita la medalla de la cadena y al acercarla al reloj comienza nuevamente a soplar aquella brisa, solo que esta vez ambos objetos empiezan a desprender una intensa luz blanca.

La medalla encaja perfectamente y en ese momento se le escapa de las manos y el reloj comienza a girar como si tuviera vida propia.

Una enorme explosión proveniente del reloj echa a Gabriel hacia atrás y su entorno comienza a cambiar.

La pared que estaba delante comienza a alejarse formando así un enorme pasillo que, al final de él, se podía ver como una sombra se acercaba rápidamente hacia donde estaba Gabriel.

Gabriel, desesperado intenta ponerse de pie pero no puede, el viento es demasiado potente, así que decide arrastrarse hacia el reloj sin quitar su mirada de aquella sombra que comienza a cobrar forma. Aquella sombra era idéntica a una de las criaturas de sus pesadillas, una de las criaturas que intentaban hacerle daño.

Logra llegar hasta el reloj, pero justo en el momento de quitar la medalla del reloj, la criatura se tira sobre él y alcanza a rozar la pierna derecha de Gabriel con una de sus enormes garras.

Mientras grita, logra quitar la medalla y aquella criatura se esfuma y todo su alrededor vuelve a la normalidad.

Lo primero que hace Gabriel es mirar su pierna, para ver si esa herida era real o si todo había sido un sueño, pero no, la herida estaba ahí.

Desesperado, corrió al baño y busco una venda para su herida que por suerte no era más que un rasguño pero le provocaba un gran dolor.

Se cambio de ropa, colgó nuevamente la medalla en su cuello, guardo el reloj en su mochila y salió decidido a ir a buscar a su amigo para contarle todo lo que le había pasado y mostrarle el objeto.

Al salir de la casa por la puerta principal comenzó a caminar deprisa, la brisa que había experimentado en varias ocasiones comenzó a manifestarse nuevamente, las hojas del suelo se elevaban a gran altura y el cielo cambiaba de un color rojizo a un negro intenso con cada paso que daba.

En ese momento ve el coche de su padre que se dirige a su casa a gran velocidad, por lo que Gabriel decide volver corriendo para hablar con su padre.

-Papa! Grita Gabriel acercándose rápidamente al coche apenas lo ve bajar. Pero Héctor no iba solo, estaba acompañado de un anciano de extraña apariencia que no quitaba la mirada de Gabriel

-Sube a tu cuarto- Le dice Héctor a Gabriel

-Pero papa- contesto rápidamente Gabriel

-Ahora!- Replico Héctor.

Gabriel, asustado por los hechos inexplicables que le estaban sucediendo corrió hacia la escalera del interior de su casa y allí permaneció escondido escuchando lo que su padre y este anciano hablaban.