Cuarenta y uno

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Muy bien, te llamas Mark ¿cierto? —digo con obviedad en mis palabras.

El asiente.

—¿Tu cómo te llamas? —preguntó.

—Soy Sila Langovich, —respondo.
—¿Eres lista? —cuestionó.

—¡Que rayos me preguntas! —exclamé extrañada.

Después de decir aquello, el chico cerro la boca cual tumba y solo asentía cuando le indicaba los lugares del plantel escolar. Eso realmente me hizo sentir incómoda. Es como si no te prestaran atención mientras hablas. Eso me enoja.

Rechazado por mí [Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora