Capítulo I

4.3K 197 30
                                    

¡Hola, hola!
Sé que me desaparecí mucho tiempo,, y la verdad es que si les empiezo a contar todo lo q ha pasado por aquí, no termino nunca JSJSJS u-u
Asi q vamos a lo importante, y eso es que tengo la mayor parte de la historia editada y lista para ser leída uwu
Les recomiendo bbs, que se afirmen de donde sea que estén sentaditxs leyendo y se preparen para el torbellino de emociones y locuras que les causarán este parcito <3  sepan que todo lo he escrito con mucho amor para ustedes u.u y soy feliz de verlxs aun por aquí.

¡Les mando un besito enorme,
ya nos andamos leyendo!
Disfruten. 🧚🏻‍♀️

#

Josefa

Suspiro por cuarta vez mirando el techo blanco de mi pieza.

¿Cómo puede ser posible que durante los últimos dos años haya permanecido enganchada del mismo mino?

Es que ni yo me la creo. Y por la chucha que es frustrante.

Sobretodo teniendo en cuenta que nunca hemos intercambiado palabras, ni miradas. Bueno, la verdad es que eso último es relativo, porque yo sí que lo he mirado un par de veces. Demasiadas como para contarlas, si soy sincera.

Desde lejitos, obvio.

Y supongo que es por ese mismo motivo que nunca hemos hablado. Porque, tristemente nunca se ha percatado de mi existencia.

Suspiro por quinta vez sintiendo la sangre bajando hacia la cabeza. Y esa es la señal para enderezarme antes de morir ahogada con algun órgano.

Impulso mi cuerpo hacia arriba, sentándome en la cama, en lugar de estar colgando de cabeza del colchón. Ya me estaba empezando a marear.

Camino hacia el closet para ponerme pijama, pero antes me detengo en mi mesita de noche, la pantalla de mi celu se acababa de iluminar con un mensaje de la Gabi, mi mejor amiga desde que tengo memoria.

Gabibi <3: adivina qien va en micro camino a tu humilde morada? :D Y CON TUS GALLETAS FAV!

Sonrío sin poder evitarlo antes de envíar la respuesta.

Yo: mhmmm espeeeeeeero q no hayas hecho ninguna maldad gabriela sofía, no me molestaría estrenar mi llavero/manopla de gatito rosao contigo d ser necesario —.—

Gabibi <3: awww tan cariñosita cmo siempre

Gabibi <3: VOYLLEGAMDOOOOO

Cierro el chat para poder ponerme el pijama lo más rápido posible. Pero entonces vuelvo a distraerme con el télefono. Esta vez, con una publicación reciente del Joaquín, el ser que ha sido mi amor plátonico desde segundo medio.

En la foto sale con su capuchita puesta y cara del amor de mi vida.

Estuve a punto de suspirar por... ¿sexta vez? cuando fui interrumpida por el timbre de mi casa.

Corrí a ponerme mi pijama — que básicamente consiste en un polerón gigante —, y me apresuré en llegar rápido al primer piso.

Una Gabi muy sonriente me esperaba apoyada en el reposa—brazo del sillón, efectivamente tenía dos paquetes de mis galletas favoritas en sus manos. Las mismas que agitó feliz antes de acercarse a abrazarme de una manera bastante más efusiva de lo normal.

— ¡Aw, te extrañé tanto, mejor amiga!

— Nos vimos el viernes, y hoy es domingo — murmuré apenas, buscando a duras penas algo de aire para mis pulmones.

Un segundo más y escupo uno de ellos, lo juro.

— Ni te imaginas lo que puede pasar en un día, querida — me sonrió maliciosamente al mismo tiempo que por fin me liberaba de su abrazo de oso.

Tocí exageradamente, entrecerrando los ojos en su dirección.

Estaba a punto de amenazarla una vez más con mi llavero de gatito cuando la risa de mi mamita me interrumpió.

— Optaré por confiar en ustedes y creer que no es nada malo lo que traman para poder irme tranquila al trabajo — dijo terminando de recoger sus cosas del sillón y caminar en mi dirección. Iba con el uniforme del hospital ya puesto, hoy le tocaba turno de noche.

— No se preocupe tía, estaremos bien, ademas, sé gritar muy fuerte en caso de emergecia. Oh, y no olvidemos la fiel patada en las canicas. Esa nunca falla. — habló la Gabi con su mejor sonrisa.

Mamá soltó una risita para después dejar un beso en las frenes de ambas, y salir por la puerta no sin antes advertirnos sobre no abrirle a desconocidos o salir de la casa.

Si bien nunca me ha pasado nada estando sola en la casa, el hecho de que la Gabi se quede a hacerme compañía sí que la deja mucho más tranquila, y a mí también, obvio. Después de todo un poco de buena compañía nunca está de más.

— ¿Cachaste la publicación del Joaquín? — me preguntó la Gabi después de estar acomodadas en mi cama, buscando algo para ver en el pc.

La craneé un poquito — ¿La que está como pa' enamorarse, o la que está pa calentarse?

La mueca de asco en la cara de mi amiga fue inmediata — ¿La diferencia es...?

— Que en una sale tiernito y en la otra se parece a uno de esos modelos de Calvin Klein, que dan ganas de entregarle la flor.

La Gabi negó con su cabeza sonríendo, — Supongo que es en la que sale "tiernito" — remarcó harto la última palabra, burlándose. — Peeero, antes de mojarte, al menos ¿leíste lo de la descripción?

La miré indignada.

— Que aprecie su belleza no quiere decir que me haya, mhm... mojado — oh quizás sí, ah — Pero no, no me fije en la descripción porque alguien llegó a invadir mi humilde morada, y no pude seguir sapeando. En conclusión, mi stalkeo quedó a medias.

Debería ser ilegal.

La Gabi se puso la mano en el pecho, como si le doliera, — ¿Qué estai insinuando, Josefa Godoy? ¿Queri que me vaya acaso? ¿Te dejo en paz? Si querís me voy. — se levantó de la cama y caminó a la puerta, apoyándose en el marco de ésta — Estoy segura de que demás debe de haber alguien en el mundo que disfrute de mi compañía. Pero rompiste mi corazoncito, ah. Mala amiga.

La miré perpleja. La palabra drámatica le quedaba bien cortita.

Justo cuando creí que su escena de telenovela había terminado, habló — ¿O ya no querís que te llame amiga? No, mejor no respondas, ya me voy, cuídate y sé feliz con tu paz.

Salió por la puerta y hubo silencio por unos cuántos segundos antes de que me pusiera a reír.

¿Cómo es posible que sea tan showscienta?

— ¡Creo que me faltan dedos pa contar la cantidad enorme de red flags que acabo de presenciar! — hablé un poco fuerte para que me escuchara desde afuera. — ¿Gabi? — pregunté al no obtener una respuesta.

Me levanté y salí al pasillo a mirar si es que estaba escondida ahí, pero no había nada más que los mismos muebles y cuadros que lo adornan desde siempre.

Ni en el living, ni en el baño, ni en el comedor.

No había ratros de la Gabriela.

Caminé hasta la cocina y casi me da un paro cardíaco cuando me encontré de frente con una sombra oscura caminando hasta el refri, abriéndolo y robando mi cassata de helado.

Me pegué mentalmente al recordar todas esas veces que jugué con la luz del refrigerador al abrirlo y cerrarlo, hasta el punto de terminar quemando la ampolleta. Ahora se me era implosible distinguir su rostro en la oscuridad.

Por instinto pesqué lo primero que encontré y al mismo tiempo prendí la luz de la cocina.

Pegué un grito haciendo que la sombra, que ahora se veía perfectamente, se sobresaltara y gritara de vuelta.

— ¡Pero hueona, me asustaste! — la Gabi me gritó empezando a reírse escandalosamente, con tirada al suelo y todo el show, aun sin soltar MI cassata. 

Me reí afirmándome la guatita — ¡Tú me asustaste a mí, maldita! Pensé que te habían matado y tirado tu cuerpo por algún lado para después venir a robarse mi helado.

— ¿Qué tipo de asesino de mejores amigas vuelve a la escena del crímen solo para buscar helado? — me preguntó analizando mi teoría.

— Yo lo haría.

— Si, yo también. — comentó mientras estiraba su mano hacia mí —  ya pero ven a ayudarme que se me están congelando los cachetes.

Reí, acercándome hasta ella — ¿Con eso pensabai defenderte del asesino de mejores amigas y ladrón de helados? — me preguntó riéndose.

De primera no lo había notado, hasta que la Gabi me señaló con un gesto lo que tenía en la otra mano.

Me giré a ver mi arma, y efectivamente era... ¿un tampón?

— ¿Qué hace un tampón en la cocina? — me reí y lo guardé en mi bolsillo por si las moscas.

— Si no sabís tú que es tu casa, ¿cómo voy a saber yo? — preguntó la Gabi riéndose, aún tirada en el piso.

Le ofrecí mi mano y se levantó, casi haciendo que me cayera encima de ella en el proceso.

Saqué dos cucharas del cajón y caminé devuelta a mi pieza con la Gabi siguiéndome.

Justo cuando iba a preguntar por qué estaba robándose mi helado, ella habló — Antes de que me cobres sentimientos por tu helado, recuerda que rompiste mi corazón y que te advertí que encontraría mejor compañía. Aparte queda rico con esas galletas.

La miré entrecerrando los ojos — No es excusa, pero te salvaste solo porque lo estaba guardando para comérmelo contigo.

Ella se rió y se tiró a la cama junto a mí.

— Lo tomaré, pero me ofende mucho — se burló quitándome el helado para abrirlo y darle una primera cuchareada — Mira —me entregó su iphone captando mi atención de inmediato al ver el post del Joaco brillando en su pantalla.

— ¿Q-qué...?

— Lee.

Tobesi a Luca.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora