Holi <3 han sido días bonitos asiq aquí les dejo un capitulito pa q calmen las ansias JSJJDS ♡
los tqm,, solo disfruten <3
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Josefa
Abrí mis ojitos aún aturdida por el tremendo beso que acabábamos de darnos.
Sentí mis labios palpitar, y estuve casi segura de que lucían igual de hinchados y rojos que los del mino frente a mí.
— Y—yo... — cranié un poquito lo que iba a decir.
¿Salgo corriendo, o afronto esto como la persona grande y madura que no soy?
Ahí está el dilema...
Me reí nerviosa — Supongo que te debo una luca — balbucié aun con las manos sobre sus hombros calientitos.
Él frunció sus cejas, confundido — No soy yo el que está vendiendo los tobesi a luca — añadió al ver cuál era mi intención — Si me pasai plata por el beso que acabamos de darnos, me cambio de liceo, Josefa.
Ups, así no era.
Arréglala o la Gabi te va a enterrar viva por hueona.
Cierto.
Reaccioné a tiempo para mirarlo con una sonrisa burlezca — Era broma, oh. Histérico — me reí viendo cómo sus cejitas volvían a relajarse.
— Mhm. Tengo que admitir que por unos segundos me sentí utilizado — dramatizó un poco llevándose una mano al corazón.
Reí en un intento de disimular mis ganas de desmayarme al notar que su otra mano seguía acomodada sobre mi cintura.
¿This is real?
Sus ojitos no se despegaban de los míos, absorbiéndome por completo.
Y entonces, algo cambió.
Recordé el motivo por el cuál llegué aqui en primera instancia.
Se supone que aquel beso solo aclararía si de verdad me gustaba tanto como creía, o solo era un capricho estúpido.
Y adivinen... Creo que estoy más enganchada que la chucha. Mi corazoncito dió un vuelco al instante, confirmándomelo.
Entonces, empezó a cundir el pánico. Y con él, todas las palabras de la Renata volvieron a mi cabeza de a una, amenazando rápidamente con cagarme el momento.
Oh, don't do this to me.
Pensé. Sintiéndome como la protagonista de uno de esos TikToks tristes que me salen de repente.
Sin poder evitarlo ya me estaba alejando del Joaco, con las manos temblorosas.
Él me miraba sin entender muy bien, pero sabía de sobra que no haría el intento de volver a acercarse.
No si yo no se lo permitía.
Y obvio, no estaba dispuesta a hacerlo.
No ahora. Necesitaba salir de su alrededor para poder pensar bien.
Solté todo el aire que sin darme cuenta estaba aguantando, y miré por encima de su hombro, por donde venía caminando la persona menos indicada para ver en estos momentos.
La Renata.
Y lo peor de todo es que venía en nuestra dirección, sin despegar su mirada de la mía.
