Agonía

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Tenemos la tercera entrega. Bienvenidos.

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"-¡Huye Steven! ¡Huye y no vuelvas!- se escuchó como un lamento aquel grito sórdido y desgarrador.

La dueña de tan rota voz era nada y nada menos que la líder moral de las Cristal Gems, la dama escarlata, la siempre poderosa Garnet.

Siendo epítome de bravura, valor, fuerza y gallardía; verla con la cara al suelo, siendo sometida por tres enormes topacios quien inmisericordemente, colocaban cada una un pie sobre el maltrecho cuerpo de la fusión. La fusión hecha de amor.

-¡Vete! ¡Huye mi niño!- y su voz se quebró cuando un pie le presionó a la altura de la zona dorsal en su espalda dejándola parcialmente sin aire.

-¡Aaggh! ¡Aah! ¡AAH!- eran las guturales expresiones de la rojinegra cuando las otras dos topacios comenzaron también a ejercer presión en su espalda baja y en su nuca, machacando con saña.

A través de un mundo que se desmoronaba, él joven alcanzó a ver en los tres ojos de su figura materna, el dolor y la desesperación de saberte imposibilitado y vencido.

Y en ese momento en donde todo se volvió eco, la vio sonreír ligeramente hacía él, para murmurar un –siempre te amaré- antes de verla desaparecer.

-¡Garnet no! ¡¡No!! ¡¡¡Garneeeeeeeeeeeeeeet!!!-

-Ga-garnet...Gar...net- gemía y sollozaba un pequeño convulsionando entre las sábanas de su cama. Estiraba sus brazos como queriendo alcanzar algo que no estaba allí, arqueaba su espalda como si le quemara, daba codazos a entes imaginarios mientras aferrada a él, una gema azul evitaba que el chico cayera de la cama tratando inútilmente de tranquilizarlo.

-Calma Steven, ya, es otra pesadilla. Cálmate. Ya, ya mi pequeño, ya- le decía suavemente mientras lo sostenía para evitar que se lastimara él mismo.

No era algo para nada fácil. La gema tenía los brazos amoratados ya que el chico en los horrores de sus sueños, le había apretado los brazos tan fuerte que tuve que taparse la boca para no gritar del dolor. En dos ocasiones la había golpeado abiertamente al invocar de súbito su escudo, una en el rostro provocándole un daño en el ojo derecho y otro en las costillas.

Y es que el chico llevaba inconsciente alrededor de 16 horas y no mostraba señales de querer despertar. Había sido una lucha constante para la gema quien mostraba un estado deplorable.

Pero no sabía qué más hacer, Steven gritaba, se golpeaba las piernas y pecho con golpes secos, se tiraba de los cabellos hasta sangrarse. Una vez que la aturdió de un impacto, él se cayó de la cama, y comenzó a estrellar su cabeza en el suelo hasta que ella lo devolvió a las sábanas, solo para sorprenderse de que seguía dormido.

Ella solo se aferraba a él. Evitaría a toda costa que se hiciera daño aún si eso le costaba su propia integridad. Al final, solo él importaba.

***

"Perla tenía las manos atadas en la espalda, mientras el tacón de una bota blanca fijaba desde su nuca, su cara en el suelo. Sentía sus dientes crujir de la fuerza que esa Ágata ejercía en su ser mientras el látigo que la tenía amarrada lanzaba al azar descargas potentes que le cimbraban el cuerpo hasta la locura.

Su cuerpo le ardía, acababa de recibir una terrible golpiza de parte de la cruel gema, con ese látigo que descargaba dolorosos choques a su cuerpo.

Al Ganar la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora