3 días tarde

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Tenemos el capítulo dos de esta historia. Y no, no termina aquí por si tienen dudas. 

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El silencio se aparcó como un terrible manto en aquella casa en que antaño, tantas voces habían sonado.

La gema se había puesto de pie desde uno de los sillones de la casa en cuanto lo vio entrar, pero no estaba preparada para lo que se encontró.

Él estaba visiblemente más delgado, con su ropa sucia con raspones diversos y deshilachados. Su rostro algo contraído, reflejaba la ausencia total de aquel niño bueno que ella conocía. Y sus ojos, encima de aquellas ojeras mortecinas, la miraban con algo que la confundía. No podía determinar que era.

Simplemente no lo reconocía.

-Steven- dijo ella e hizo a ir por él.

Él la miró con odio y repitió inclemente –tú, ¿qué haces aquí?-

Ante el aspecto amenazante que tomó el chico la gema se detuvo asustada. ¿A que venía esa pregunta? ¿Tan enojado estaba con ella por haberse marchado?

-Steven...yo...-pero la explicación se detuvo al volver a observar al chico. Su aspecto era enfermo, era obvio que no estaba bien- Antes dime, ¿qué te ha pasado? Te ves terrible-

El chico no dijo nada, sin embargo, Lapis notó que la mirada del joven cambio de furia a desdén, incluso sintió que la observaba con cierta repulsión.

Steven solo negó con la cabeza algo bruscamente, lo último que buscaba era dar explicaciones, así que comenzó a caminar a paso lento hasta pasar a un lado de la gema y dejarla atrás bastante confundida.

-Solo vete- le dijo más tranquilo- ya habías tomado una decisión ¿no es así?, mantenla y no vuelvas por aquí nunca más- y se dirigió sin mucho interés al refrigerador.

-¡De que estás hablando!- se exaspero Lapis- ¡Sé que fui egoísta al irme! –Lapis sacó sus alas de agua y se posó con fuerza entre Steven y el refrigerador. Se haría escuchar de una u otra manera.

-Pero he entendido que estuvo mal, no debí huir. Por eso he vuelto.-

Steven negó con la cabeza. Se sentía fastidiado como para decirle a la gema todo lo acontecido; de todas formas, ni siquiera merecía esa explicación.

-Solo, vete- le dijo y se encaminó hacia el comedor. Fue entonces que Lapis le tomó sorpresivamente del hombro.

-Steven escúchame...-

Pero el chico al sentir el contacto de la gema azul reaccionó con violencia invocando su escudo burbuja de un tamaño dos veces más grande del necesario, impactando a Lapis y enviándola directo hacía la mesa del comedor.

El golpe fue aparatoso, mesa y sillas se volcaron mientras una bastante descompuesta Lapis caía pesadamente al fondo de la cocina, el sonido de trastes, platos y demás artilugios cimbró el lugar.

Se incorporó sin pararse para ver a Steven ante la acción que le parecía simplemente inconcebible. Él, su niño, quien la había sacado del maldito espejo, la había golpeado. Al mirarlo solo encontró furia y decepción.

-¡Te dije que te largaras!- le gritó el chico mientras veía el rostro tembloroso de la gema azul, parecía querer decir algo, pero su boca se abrió sin soltar sonido alguno.

Él sintió como en un reflejo en las olas del mar, un dejo de culpa, pero su corazón estaba blindado desde hacía días. Nada tenía importancia ahora.

-Me...golpeaste- dijo ella con un dolor que le brotaba del vientre y sus lágrimas no tardaron en salir. Se llevó una mano a la boca. Era una ácida sensación en el estómago la que la doblaba, como entre el dolor profundo y la inconcebible decepción.

Al Ganar la GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora