Capítulo Tres.

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Bianca.

¿Acabo de oír que mi compañero de proyecto será Harry Styles? Harry, el chico más idiota y demente de Sudburry.

Pero también el más bueno.

Oh, cállate. No debería pensar en esas cosas. Es una mierda de hombre. Salió con mi amiga, Lucy, y la dejó sin que ella hubiese alcanzado a analizar el hecho de que estaban juntos. Detesto a ese tipo. Por él mi amiga estuvo llorando horas en mi cuarto, gastando casi todas mis toallitas desechables en sus mocos. Ugh. ¿Por qué la gente hace daño sólo porque puede hacerlo? ¿Por qué cambian su forma de ser sólo para pertenecer a un grupo popular? La verdad es que ni idea. Prepararé yo sola el proyecto y pondré su nombre. Sip, todo está mejor así.

—En mi cuarto. A las seis —dice Harry, sonriendo de lado. Antes de que pudiera oponerme él ya estaba saliendo del salón.

Hijo de puta.

Lucy me esperaba en la biblioteca, leyendo una revista de adolescentes tan estúpida como su nombre. Pero aunque lo parezca, Lucy no es estúpida, de hecho es una de las mejores alumnas de su clase de biología en Sudburry y eso es un gran logro sabiendo que en  esta escuela las calificaciones son una guerra espartana. Jamás ha reprobado una clase, y eso que tiene muchísimas ocupaciones en su vida. No, Lucy jamás ha sido la porrista rubia, tonta y malvada con sus "inferiores", porque el simple hecho de mencionarle la frase "inferior a ti" hace que te fulmine con la mirada y diga un sermón acerca de la igualdad. Esa es una de las razones de nuestra amistad; ella es clara y directa a la hora de protestar por sus ideales, y yo admiro eso, porque claro, Bianca jamás podría hablar en frente de sus compañeros, porque Bianca es una marginada. Lucy lo sabe, pero lo ignora y me dice que una chica tan bonita como yo no puede ser una marginada, que ese concepto no debería existir en mi vocabulario.

Pero existe, y de veras que duele.

—Bianca, esperé horas en este infierno a que llegaras. He leído más de cincuenta revistas acerca de cómo Brad y Angelina se enamoraron, y créeme, odio esa pareja. Merezco un helado, y de dos bolas.

—Me retrasé un poco en mi clase, de verdad lo lamento. Quisiera comprarte, pero la heladería de la escuela está cerrada porque estamos en invierno.

—Ugh, te detesto —dice Lucy, con el ceño fruncido—. Pero sabes que eso es una vil mentira, ¡te adoro! —grita abrazándome, y puedo escuchar a los lectores haciéndonos callar, así que nos apresuramos en salir de la biblioteca. 

Afuera de esta, un montón de estudiantes revisan sus boletines de notas comparándolas entre sí. Patéticos. Esta situación es normal en Sudburry, pues todos quieren ser los mejores. Todos excepto yo. Lo único que ansío es salir de esta cárcel para poder vivir en libertad absoluta, sin estereotipos y etiquetas que te hagan sentir como la mierda.

Y hablando de estereotipos, Janice Anderson camina en dirección hacia nosotras, chocando ligeramente su hombro con Lucy, y ella susurra la palabra perra en un volumen bajísimo, pero Janice la escucha y ríe a carcajadas.

—Sí, soy una perra. Pero al menos solo lo soy con hombres—dice Janice, provocando la risa de sus amigas. Perra.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2014 ⏰

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