Joohyeon suelta un jadeo profundo, abriendo los ojos antes de proferir una maldición por lo bajo mientras estiraba sus piernas y brazos. Quien haya dicho que los vampiros no sentían dolor, estaban completamente equivocados. Se encontraba sentada sobre fría y maciza piedra y por lo que pudo notar a medias, parecía ser el sótano de alguna casa, desconocía al dueño aunque de todos modos iba a destrozar su garganta cuando lo tuviera a su alcance.Recordaba haber estado preparándose para salir del club con dirección al lugar donde vivía junto a sus hermanos cuando los tomaron por completa sorpresa. Fueron rodeados y aunque eran pocos aún los superaban y parecían más ágiles de lo normal, pero no pudo siquiera estudiarlos porque lo primero que hizo fue correr e intentar escapar de aquel lugar mientras buscaba una manera de contactar con Jaehyun, el único que había salido de ahí con antelación. Ninguna llamada fue respondida y sus mensajes ignorados antes de sentir una presión en su sien para luego perder el conocimiento.
— Hijos de puta, me van a contracturar el cuello si vuelven a romperlo.— se quejó entre dientes mientras acariciaba levemente la zona de su garganta. de pronto un jadeo igual al que ella había proferido sonó a su alrededor, sólo que esta vez la persona parecía aspirar aire con fuerza para devolverle la actividad a sus pulmones. Era un humano y eso era un craso error.
Tenía un poco de hambre y quizá podría darle un bocado.
Enfocó la vista hacia la zona de dónde venía la trabajosa respiración antes de notar que se encontraban bajo tierra. ¿en donde mierda estaban?
— Menuda mierda, voy a matar a Jaehyun cuándo salga de aquí. — masculló mientras se ponía de pie para trastabillar levemente ante el suelo inestable bajo los tacones de sus zapatos. Siguió el sonido de la respiración acompasada de la otra persona en el lugar, sonriendo al notar que la persona parecía aguantar la respiración como para intentar despistarla. Iba a necesitar más que eso.
— Princesa, yo te recomendaría que te alejes de él, me enojaría mucho contigo.
— ¡Hansol! — exclamó al reconocer la voz de su hermano mientras miraba hacia el lugar de donde provenía la voz e intentaba enfocarse en reconocer al contrario en medio de aquella oscuridad tan profunda en dónde no podía ni encontrar su propia nariz.
— Yuta ¿estás bien? — la voz de Hansol se perdió en aquella penumbra, mientras ella buscaba su móvil en alguno de sus bolsillos para alumbrar el lugar. Luego de saber que Yuta estaba junto a ellos, exponerse no era la mejor opción aunque estando en ese asunto, no sabía como podrían siquiera ocultarlo.
— Si, algo así. Estamos atados.— la respuesta del humano vino acompañado de un gruñido mientras lo escuchaba con claridad luchar con algo que parecía molestarlo.
— No tengo móvil. — avisó Joohyeon luego de haber buscado todos los rincones de sus prendas, intentando llegar hasta su hermano quién rápidamente la tomó del brazo, logrando un sobresalto en ella ya que la oscuridad realmente era profunda.
— ¿Cuantas horas han pasado? Me empieza a escocer la garganta. — admitió en un susurro bajo el más alto, ella tan solo se encogió de hombros al no saber la respuesta.
— Odio hacer esto pero, necesito ayuda.— la voz de Yuta resonó en el sótano, rápidamente llamando su atención y fue Hansol quién se acercó con rapidez al humano, guiándose rápidamente por los latidos acelerados de su corazón a causa de la adrenalina y el miedo, quizá.
Desatar los nudos de aquella cuerda no significaron mucho problema, recién notando que ellos no estaban atados y llegando a la conclusión que los que los habían encerrado ahí, creían estar haciéndoles un favor. Yuta podría ser la cena de ambos si se lo proponían.
Yuta rápidamente estiró sus brazos, que quizá sentía adormecidos y se estiró al tener todo el cuerpo de igual manera, siendo un mal movimiento cuando su olor corporal llegó hasta las fosas nasales del rubio vampiro quién aspiró aquel aroma como si fuera una droga, dejándose caer sobre el suelo de piedra, intentando no aspirar para calmar el terrible escozor en su garganta.
— Joo...Irene. — llamó de manera ahogada, la contraria caminando hacia él y tocando su rostro a ciegas.— Alejame, duraré con suerte un par de horas.
Ella comprendió y lo dejó libre, escuchando como Hansol se arrastraba por el suelo lo más lejos posible del único humano. Joohyeon también tenía hambre pero no tanto al haber bebido lo suficiente en la fiesta.
La fiesta. Se sentía tan lejano.
— Yuta. Ven. — ordenó, esperando que el humano siguiera su voz, empezando a caminar en dirección contraria a la presencia de su hermano hasta lograr chocar con algo igual de macizo que el suelo, notando la frialdad del muro de piedra.
— ¿Donde estamos? — la pregunta brotó de los labios del japonés, mientras se apoyaba contra el muro y revisaba en sus bolsillos. Como pensó, su móvil no estaba pero aún mantenía sus llaves y su encendedor favorito, si tan solo le hubieran dejado los cigarros.
— Te pediría amablemente que alejes eso de mí. — la voz de Joohyeon tembló mientras veía la pequeña flama de fuego bailar frente a sus ojos.— ¿Que más tienes?
— Me dejaron sin móvil, sólo me dejaron el encendedor y mis llaves que tienen camuflada una navaja que no dudaré en usar en cuanto sepa quién demonios hizo esto.
— Perfecto. Es un juego para ellos.— el sarcasmo se hizo presente, vampiros hambrientos y un humano armado eran una perfecta combinación.— Necesitamos salir de aquí.