Jaehyun despertó al sentir calor corporal rodeando su cuerpo, el mismo que se puso en estado de alerta antes de reconocer el menudo cuerpo de Taeyong, uno de sus brazos rodeando su abdomen y bajo las sábanas, sus piernas enredadas. Soltó un bufido porque era la primera vez que despertaba de esa manera con el menor, reconociendo aquel lugar como la habitación de hotel que había rentado la noche anterior en medio de la euforia.
Quiso separarse para estirar sus músculos adormecidos, tomando el brazo ajeno con cuidado pero un murmullo le indico que el contrario parecía estar medio despierto, apretando el agarre alrededor de su abdomen.
— Nooo, quédate así. —pidió con una vocecita que rozó la piel de su pecho desnudo, bajando la mirada para cruzarse con la ajena quién lo observó algo tímido antes de esconder en su cuello, en donde cortos y cálidos besos rozaban su piel poniéndolo algo tenso porque no le gustaba sentir contacto en su cuello.
— Pensé que estabas dormido. —fue lo único que dijo mientras apartaba de manera lenta su cuello y el menor descendía a su pecho, besando y mordiendo suavemente.— ¿Te sientes bien?
— Estoy perfecto.—replicó el albino mientras se desenredaba de las sabanas y se trepaba sobre su cuerpo, quedando sentado sobre sus caderas con las manos apoyadas contra su pecho. Era algo extraño ya que hacia algunas horas el menor parecía aterrado por su posesividad y la única razón por la que habían acabado en la cama era por culpa de sus jodidos poderes.
— Ayer parecías detestarme.—le recordó aunque sus manos parecían mandarse solos ya que se deslizaron por sobre el enredo de sabanas, apretando sus muslos y deslizándose a su trasero, haciendo reír al contrario que se inclinó para acercar su rostro, provocandolo al lamer sus labios y besar su mentón, sus manos deslizándose hasta su abdomen, donde sentía que arañaba su piel.— Si, creo que ya te volviste loco. Joder.
— No, es solo que me di por vencido.— susurró contra sus labios sin dejarlo de besar y mordisquear, dejándolo aun sorprendido pero correspondiendo de manera lenta porque era imposible resistir la belleza y sensualidad ajena, Taeyong parecía haber despertado con una sola cosa en mente al sentir como movía sus caderas contra las propias, sintiéndolo sonreír y suspirar de satisfacción en medio de aquel beso. Seguía sin comprender que era lo que tenía el mas bajo pero en esos momentos se concentró más en darle lo que quería.
Sus manos acunaron los glúteos ajenos, apretando suavemente mientras el contrario seguía frotándose contra él, haciéndolo reaccionar, disfrutando del cálido contacto y sujetando con algo de fuerza ahora sus caderas, Taeyong dejándose hacer y entregándose sin duda alguna.
La habitación se llenó primero de sutiles suspiros, Taeyong parecía sensible aquella mañana y recepcionaba todo con especial cuidado, cortas risitas señalando que realmente estaba disfrutando antes de convertir todo aquello en lascivos sonidos de pieles chocando y los gemidos ahogados que ambos soltaban en medio de aquella habitación.
†
Nunca había estado tanto tiempo metido en una cama pero Taeyong dormía plácidamente a su lado luego de aquella sesión de sexo mañanera que le daba algo de pena despertarlo, nuevamente algo que no era propio de si mismo, no solía preocuparse por sus amantes pero empezaba a darse cuenta que las cosas con el albino estaban siendo diferentes, no sabía exactamente porque pero la posesividad con la que manejaba al menor y como este parecía tener un tipo de fijación con él le dictaban que eso estaba tomando una forma que no le agradaba.
Era un humano después de todo, se iba a morir al fin y al cabo.
El sonido de un pato chillando lo sacó de sus cavilaciones, enarcando la mirada y buscando con la mirada la razón de tan estridente sonido, el velador derecho de la cama empezó a vibrar, reconociendo el móvil del albino quién empezó a retorcerse entre las sabanas.
— Cinco minutos más, maldito Yuta.—se quejó mientras se cubría con las sabanas, logrando que sonriera al verlo tan perezoso. El pato dejó de chillar y Taeyong volvió a relajarse, acomodándose contra él pero el pato nuevamente hizo presencia.
— Deberías responder, quizá sea urgente.—murmuró al menor que soltó un "Mmmm" o algo parecido mientras estiraba el brazo para alcanzar al demoníaco móvil con sonido de pato.
Por su parte se inclinó para alcanzar sus pantalones en el suelo, tomando su móvil que había dejado apagado en algún momento. Había dejado el problema de la victima en manos de sus hermanos, era algo que no era tan difícil de resolver, a su parecer.
— Aló. Si, estoy bien. Ya iré, tranquilo.— supuso que a través de la linea se hacían las rutinarias preguntas de cuando te quedas en otro lado y no avisas a nadie, no tenía ganas de agudizar su audición para escuchar al histérico amigo de Taeyong.— No, no está conmigo, yo...me tuve que ir a otro lado, un amigo lo acompañó a casa. Joder Doyoung, que es grande, sabe cuidarse, ya llegará a casa.
Empezó a reír entre dientes porque el amigo del peli blanco parecía un madre histérica, Taeyong y su otro amigo japones sus hijos. Desbloqueó el móvil y empezó a vibrar como loco por todas las llamadas y mensajes; vaya, sus hermanos lo estaban extrañando al parecer.
— Que extraño, se supone que tu hermano se lo iba a llevar a casa ¿no?
"Código 001, estamos sitiados"
— ¿Jaehyun?
— Levántate, creo que tu amigo no llegará a casa.
†
llegaron al final de la historia.
de la primera temporada, btw.
los veo en INDEX II