A TRAVÉS DE TU MIRADA [L.S.]

Capítulo 4

-Mamá...- habló sentándose en un sillón.

-Dime, cariño- respondió sin apartar la vista del libro que leía al otro lado de la sala.

-¿Crees qué existe el amor a primera vista?

-Creo que existe el amor verdadero. Ese amor puede llegar en el momento menos
esperado. A veces llega cuando miras alguien y tu corazón ya sabe a quién debes obsequiarle tus sentimientos, otras veces ni siquiera te das cuenta en que momento apareció.

-Entonces uno se puede enamorar de alguien tan solo con verlo una vez, ¿verdad?

-Sí, Harry- Su pequeño rizado estaba enamorado de quien sospechaba y acababa de confirmarlo cuando escuchó el "verlo" refiriéndose a un chico y "una vez". Por supuesto, Anne tenía razón. Ese chico era Louis.

-¿Me das permiso de salir?- preguntó.

-Claro, regresa antes de la cena. Y ten mucho cuidado.

Un par de luceros zafiro le abrieron la puerta. Un par de luceros esmeralda brillaron al verlo.

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En lo único que podía pensar era en como llevar a cabo el plan que le había propuesto Zayn.

Ya hacía rato que se había ido. Le contó también que no fue a ver la película, ya habría tiempo para verla juntos.

Zayn tenía razón, si no lo intentaba como iba a saber si podía conseguir su propósito. Así que se duchó y se colocó sus mejores ropas, peinó decentemente su cabello y decidió ir a buscarlo. No importaba si lo castigaban todo el año, importaba alguien: Harry.

"Insinúale lo que sientes pero ve despacio, lo puedes asustar. Cuando creas que ha captado
tus indirectas suelta todo rápido y dile la verdad. alguno de los dos tiene que dar el primer paso, Louis, si no te arriesgas no ganas, si no preguntas no tendrás respuestas. Suerte"

No les pudo ocurrir algo más maravilloso. Harry salió a buscar a Louis y Louis a Harry. Así que ahí estaban, frente a frente, sin poder explicar con gestos lo que ocultaba sentimientos.

Una gran ventaja era saber que ambos buscaban respuestas, eran correspondidos y eso los hacía acrecentar el cosquilleo en sus vientres. Aunque no supieran a donde iban exactamente. Mientras cada uno sufría el martirio de no tener una mínima idea de como sacar a la luz sus secretos, el amor les esperaba con los brazos abiertos.

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El corazón le latía a mil por hora, sentía como bajaba y subía su pecho por los nervios de estar nuevamente frente al castaño. De pronto percibió como bajaba por una de sus sienes una gota de sudor, la secó de inmediato con el antebrazo y suspiró. Llamó una... dos veces, ahí estaba, con su cabello alborotado, con su perfecta sonrisa y ese par de cielos azules que añoraba tanto desde la última vez que les vió.

-Pasa, Harry.- subieron las escaleras -Justo salía en estos momentos- confesó sintiendo
como idiota por la grata visita del más alto.

-Gracias, Lou. Pero me puedo ir y regresar otro día, no era mi intención interrumpir tus planes- se disculpó.

-No, no, no, para nada. De hecho, iba a tu casa- rascó su cuero cabelludo.

-Bueno, ya vine a la tuya. La próxima vez te toca ir a la mía.

-Será un honor.

-Para ser sincero, extrañaba hablar contigo. Me parece que eres una persona increíble.