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Llegamos a casa al fin a las 12:36, saque mis llaves y abrí la puerta; todo tristemente, era silencioso, no se lograba escuchar ni un solo ruido, fui hasta el comedor donde deje las bolsas que llevaban la comida; y mientras yo me recogía el cabello y dejaba mi bicicleta en el patio Cris iba ordenando las cosas en los gabinetes. Fui al patio, y mire el hermoso paisaje que se veía desde allí. No puedo decir nada, a pesar de que Cristián era un mal nacido, tenia un gran sentido del gusto. Al fondo se veía una cascada y más cerca unas grandes y majestuosas montañas. Y para mejorar había un gran manzano junto a nuestro jardín que permitía ver ese precioso paisaje.

Luego de encadenar mi bicicleta, entre a casa, Cris seguía preocupado de donde poner los duraznos, se veía realmente pensativo en cuanto a eso. Era gracioso verlo sin que se diera cuenta.
Lo mismo pensaba antes, cuando no nos conocíamos y no nos hablábamos. Al recién mudarme a esa casa no pensaba que un demonio iba a estar esperandome. Pero eso es tema para otro día.

-¿Acabaste de pensar donde poner los duraznos?- Pregunté graciosa, y con una pequeña risa.

-¡¿Que carajos?!- Respondió exaltado, lo asuste- ¿Estabas espiandome?

-No se si es espiar, estando en mi propia casa...

-Idiota- Contesto volviendo a su tema. Ordenar duraznos.

-Bien, mmh...- Hable estirando todo mi cuerpo- Iré a limpiar toda la casa- Dije muy a mi pesar y con un tono bastante pesimista.

-Como quieras- Contesto aún ordenando las compras.

Fui al sótano por la escoba y subí al tercer piso, fui barriendo habitación por habitación, corredor por corredor, y pasadizo por pasadizo. No digan nada, y si, siempre limpio los pasadizos. Al principio era bastante divertido explorarlos, pero luego de un tiempo me aburrieron bastante...
Termine con el tercero, segundo y primero; faltaba lo más tedioso del mundo. El sótano. Oh, Dios, como odiaba ese sótano, tenia pasadizos interminables que llevaban hacia no se donde, al punto que aún llevando un mapa, me perdía, y Cristián tenía que ir a buscarme.

-Bien, que sea lo que Dios quiera- Dije y de parte de Cristián escuche un pequeño grito; cuando mencionaba a “Dios” el sentía, de alguna manera, dolor -¡Lo siento!- Le grite a modo de contestación a su quejido.

Baje las grandes y horribles escaleras, recorrí varias habitaciones y pasillos limpiándolas, cuando de repente; escuche que algo se cayo, bastante cerca de hecho, mi corazón se acelero, mis manos sudaban y me había puesto realmente nerviosa. Porque a pesar de poder verlos, me asustaba el hecho de pensar que estaba haciendo aquí. Aguante mi respiración, minuciosamente y me  fui acercando a la habitación de la que provenía el sonido. Me asome lentamente, y allí, no había nada. Absolutamente nada, se habían caído unas cadenas, ¿simbolizarán algo? Me pregunte a mi misma. Y luego de pensar en lo ridículo que sonaba eso me negué con la cabeza.
Al terminar de limpiar llame a Cris para que me guiara hacia la salida, pues, me había perdido, no se preocupen, ya me acostumbre a esto, es algo bastante normal para mi. Luego de llamarlo esperé unos 15 minutos hasta que el bajo atravesando el piso de la primera planta.

-¿Si que te demoraste? ¿no crees?- Pregunte con sarcasmo.

-Calla, quejumbrosa- Dijo fastidiado.

-Venga, vamos- le respondí tonta y nos fuimos de allí.

Ya estando arriba le pregunte a Cristián si podía lavar lo trastes del desayuno, al lo cual me respondió con “si” forzado y algo fastidiado, pero, yo no podía hacer nada. Él vivía aquí y tenía que ayudar con la limpieza de la casa. Bueno, mientras el hacia eso, yo me puse a hacer mis deberes, tenía de historia, lenguaje, biología, Artes... Joe. Que flojera.

Me tome como unas 4 o 5 horas aproximadamente para terminar de hacerlas, eran las 6, ya, había desperdiciado mi tarde con el aseo y los deberes. Vaya vida.

-Ey... ¿Sala, puedes venir un momento?- Pregunto Cris hablando casi a los gritos desde el patio.

-Claro, voy para allá.

Seguido de eso, guarde mis lapiceros en el estuche, cerré mi libreta, me estire un poco y me levante del escritorio y me dirigí hacia donde estaba Cris.

-Mira esta hermosura- Pronunció al tiempo de mi llegada, estaba mirando hacia el paisaje; la luna estaba realmente llena y brillante, la cascada se iluminaba tanto que no podría describirlo y junto con las montañas hacían un gran lugar donde pasar el resto de tu vida.

-Si, ¿sabes? aveces extraño mi casa- Respondí con nostalgia, recordando los buenos momentos que había pasado allí. Él solo guardo silencio y me escucho. Eso era una cosa que realmente me fascinaba de él -Pero, no me siento tan sola si me hablas o si simplemente me acompañas. Eso es algo, muy, bastante cursi ¿no lo crees?

-Idiota- Dijo respondiendo hacia la nada.

-Entremos a casa, ya esta haciendo bastante frío- Le hable sacando mi lengua y con una voz de madre sobre protectora, fue gracioso.

Entramos a casa, fui hasta mi habitación (y Cris también); me puse mi pijama, desordené mi cama y me acosté bajo las cobijas. Y ví a Cristián mirándome con cara de cachorro regañando.

-Hace, bastante frío allá abajo...- Fue lo único que dijo, hasta que me destape y lo invite a acostarse a mi lado.

-No hagas cosas raras- Le dije y me voltee para mirar hacia la pared. Sentí el peso de Cristián a mi lado, y después de eso, un brazo se enrolló en mi tronco, se sentía bastante cálido. Cerré mi ojos, y caí dormida.

 Cerré mi ojos, y caí dormida

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⏰ Última actualización: Mar 07, 2018 ⏰

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