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Desperté con los estúpidos rayos de sol que atravesaban mis cortinas, a pesar de que éstas eran de color oscuro se traspasaban fácilmente, nunca logre entender el porque... Era sábado y tenia mucho que hacer, deberes, aseo, ir de compras...

-Joooooo... ¡Que flojera!- Pronuncie quejándome de todo lo que debía hacer, mientras me estiraba lo mas que podía destendiendo así mi cama, genial, otra cosa que debía hacer. Mire mi reloj y ví que eran las 8:00, me di cuenta que solo había dormido 2 horas y media. Mi problema iba de mal en peor.

-Heeeeey, ¿como durmió mi pequeña gatita?- Escuche de parte de Cristián, que decía esto en un tono divertido y de burla.

-¿Gatita?- Pregunte confundida por el estúpido apodo que me había puesto de unas horas para otras.

-Es que ayer te veías tan linda e indefensa debajo de mi, y te veías como una linda gatita- Dijo haciendo cara de tonto, como si hubiera visto un pequeño y peludito cachorro caerse después de tropezarse con sus orejas; realmente no le quedaba esa expresión.

-¿Sabias que eres un imbécil? ¿cierto?-Dije sarcástica y seguido de eso- espero que esa mierda que paso ayer no vuelva a suceder ¿oíste?- Replique enfadada.

-Bien, bien, solo me descontrole un poco... Lo siendo chiqui- Dijo con un tono de arrepentimiento, siempre fue muy bueno mintiendo.

Sin mas decir me levante de mi cama, estire las sabanas y las cobijas, no tenia ganas de tenderla bien... Recogí mi cabello en un bollo alto y me puse un saco violeta, pues hacia muchísimo frío en donde vivía. Baje las escaleras con Cris siguiendome el paso, seguí por dos largos pasillos hasta la cocina, esta era realmente grande, era una cocina integral e incluso diría que era bastante victoriana. Prepare mi desayuno y me senté en la vacía mesa de cristal a comer, Cris, también se sentó a mi lado, bueno, floto a mi lado.

-¿Esta bueno?- Pregunto con un tono de voz raro.

-¿De que hablas?- Respondí y pregunte confundida por su rara pregunta.

-Je... No, no es nada- Respondió sonriendo.

-Mmmh... Vale...- Que malditamente sospechoso- Hey... ¿Tu no tienes hambre?

-No, realmente me siento bastante lleno desde esta mañana... Por alguna extraña razón...- Dijo intrigado. Al oírlo decir esto pensé en una pequeña probabilidad de que se halla convertido en un incubo... El solo pensar eso me hizo estremecer y hizo que mi rostro y  el resto de mi cuerpo se pusiera caliente. Mi cara estaba roja como un tomate y obviamente él noto esto- Eh... ¿Nena? ¿Tienes fiebre?

-N-no es n-a-nada- Respondí mientras me tapaba la cara con las manos y me levantaba bruscamente de la mesa dirigiéndome al baño con rapidez.

Ya en el baño, abrí el grifo, moje un tanto mis manos y mi cara para bajar mi temperatura; me mire al espejo y me dije a mi misma “¡Debes controlarte!” respire profundamente, hice mis necesidades, lave mis manos y salí del cuarto de baño. Regrese a la mesa donde se encontraba Cristián acostado encima de la mesa flotando.

-Eh, ¿Que paso?- Pregunto confundido y con un tono de preocupación, lo cual me pareció extraño pues él nunca se había preocupado a ese grado por mi.

-No, es solo, que... Emm... Me dieron ganas de vomitar, creo que algo me cayo mal- Respondí con una sonrisa algo tonta.

-Mmmh... ¿Realmente estas bien? ¿no quieres quedarte en casa?- Siguió interrogandome con preocupación.

-No, tranquilo, es solo una tonteria- Respondí despreocupada.

Luego de eso, me senté en la mesa y termine mi desayuno, me levante y lleve los trastes al lavaplatos y los puse dentro para luego lavarlos. Camine hacia el patio a recoger mi toalla y mi ropa interior, luego fui a al cuarto de baño y tome una ducha rápida; salí, me vestí y arregle.

-¡Heyyyy, Crisssss! ¿Ya estas listo? ¿Quieres ir conmigo?- Pregunte casi gritando.

-Si, ya voy, dame un segundo.

Me senté en el sofá de la sala, el cual era bastante cómodo, estuve unos, 10 o 15 minutos leyendo en una aplicación de mi teléfono. Hasta que él bajo, ya veo porque se demoro tanto, se había puesto un tanto elegante, llevaba una camiseta negra y un jean azul oscuro, bastante oscuro. No puedo mentir, se veía bastante guapo.

-¿Que pasa? ¿que me miras tanto?- Pregunto intrigado por mi mirada que lo recorría de arriba a abajo.

-No, no es nada, ¿nos vamos?- Pronuncié impaciente

-Venga, vale.

Salimos de la casa a eso de las 10:45; cogí mi bicicleta, me recogí el cabello en una coleta alta, me puse mi casco y me dirigí hacia el mercado de la ciudad con Cristián flotando al lado mio, el estaba un tanto ocupado haciendo una lista de lo que había que comprar. Tanto así que paso atravesando varios árboles sin darse cuenta; la verdad es que fue muy gracioso en el momento. Ya en las calles de la ciudad la gente me veía raro, corrían rumores de que posiblemente era una bruja por el hecho de vivir tan lejos de todo... Y en un bosque. También decían que tenia algún tipo de esquizofrenia pues me habían visto “hablar sola”. Solo rumores, solo eran rumores. Esa era la maldita razón de no tener a nadie a mi lado, nadie con quien contar así sea sentimentalmente hablando.

-¿Pasa algo?- Cris hablo mientras miraba la arrugada y sucia hoja que sostenía en sus manos, leyendo lo que había escrito para ver si no le faltaba nada.

-No, ¿porque?- Contesté seria.

-Tonta- Respondió mirándome de reojo.

Llegamos al mercado, me baje de mi bicicleta, retire mi casco, y recibí la hoja que antes sostenía Cristián. Recorrí los pasillos buscando lo que quería o debía llevar, y me encontré con que no había casi gente. Algo muy raro, pues era sábado y había pasado el día de paga ya... Sentía que algo estaba mal. Más sin embargo lo deje pasar de largo, no quería estresarme por una tontería así. Luego de haber tomando una canasta y llenarla con varias cosas para comer que se encontraban en la lista fui a la caja registradora y un hombre de mas o menos de 25 años me atendió, no parecía estar muy concentrado en lo que estaba haciendo, pues aveces no pasaba bien los productos por el registrador; note también que miraba frecuentemente mis pechos y mi cara. Eso era algo que realmente me molestaba. Cris estaba a mi lado viéndolo de reojo por si me quería hacer algo, o al menos eso entendí yo.

-Son 35 dólares- Hablo cuando por fin termino de registrar los alimentos. Tenia una voz algo grave, con pequeños toques de agudos en algunas palabras que decía.

-Claro, mira, aquí tienes- Respondí con una amigable y fingida sonrisa.

El hombre recibió el dinero, me dio el cambio y nos dirigimos a la salida; no sin antes percatarme de que me estaba viendo el trasero. “Repugnante” pensé. Cris por otro lado lo miraba con cara de enojo. Salimos por fin y recogí mi bicicleta y nos dirigimos a casa. Íbamos caminando pues no tenia canasta en la cicla para guardar las cosas. Y conociéndome, si me montaba en ella y las llevaba en las manos o las bolsas o yo terminaríamos lastimados.

-Viste ese tío, que asco- Pronuncie quejandome, mientras Cris me sostenía una de las bolsas.

(Nota: Si se preguntan como Cris puede sostener cosas es que tiene telekinesia. Fin de la nota.)

-Joder, si, que molesto. Eso es mio, y nadie lo puede mirar siquiera- Respondió indignado.

-¡OYE!- Respondí algo tarde pues no había comprendido bien al principio.

-¡Que delicada! ¡Tranquila, solo era broma! ¿si?- Dijo riéndose entre dientes pero con una sonrisa de oreja a oreja.

-¡Que delicada! ¡Tranquila, solo era broma! ¿si?- Dijo riéndose entre dientes pero con una sonrisa de oreja a oreja

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Hablando y viendo a alguien no material.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora