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—¿Has perdido la cordura? — Yeri exigió.
El príncipe JongIn miró a la pobre criatura acurrucada como un bulto indeseado a sus pies y luego a su hermana Yeri, una niña de aspecto frágil pero que en la actualidad llevaba una expresión de pura furia.
—No había otra opción Yeri... ¿Has visto el libro que tenía en sus manos? — Señaló con un dedo acusador al libro que había arrojado a la hierba del prado.
Ella echó un vistazo al libro y claramente no se impresionó.
—¿Y no había más remedio que golpearlo en la cabeza? — Sus sorprendentes ojos negros se abrieron con desaprobación y JongIn evitó su mirada. Él podía ser su hermano mayor y capaz de infundir terror en el corazón del soldado más endurecido, pero Yeri era más dura de lo que dejaba ver su apariencia. —¿Qué estabas pensando maldito tonto? — Ella insistió mientras apretaba los dientes — ¿Cómo pudiste hacer esto? ¿cómo pudiste traer a un humano a nuestras tierras? — La decepción en los ojos de Yeri se hacía cada vez más evidente — realmente empiezo a pensar que no te conozco en absoluto Kim JongIn — terminó con una mirada desilusionada en su rostro.
—¡No había nada más que pudiera hacer! ¡La daga de oro por la que regresamos a tierras humanas tenía que ser recuperada por la seguridad de nuestras tierras Yeri!
— Nadie lo ha discutido hermano mio, pero ¿por qué traer a un humano aquí? — A pesar de las protestas de su hermano la ira de Yeri se encendió sin cesar. — Se acordó que irías y recuperarías la daga de aquel museo con el mínimo esfuerzo, pero no, tuviste que merodear en el edificio aledaño y raptar a un niño en tu camino. ¡Excelente elección!
JongIn frunció el ceño a su hermana mientras se inclinaba para examinar de nuevo la miserable cosa.
—Lee el libro y entenderás por qué lo traje. ¡Este miserable ser sabe algo! — Insistió tratando de tranquilizarse a sí mismo de sus propios motivos tanto como a su hermana. — Yeri, escucha, los humanos encontrarán su camino de regreso a nuestras tierras tarde o temprano, ellos sabrán de nosotros. Las puertas que nos separan se están debilitando y más de su inmundicia y sus enfermedades están contaminando nuestra tierra. ¡Nos destruirán a nosotros y a todo lo que nos importa! ¡Sabes que son capaces de hacerlo!
Ella puso los ojos en blanco sentándose en el suelo para examinar mejor el golpe en la cabeza del niño y JongIn maldijo para sus adentros. Sabía que Yeri no quería escuchar sus palabras contra los humanos. No era que ella no compartiera sus inquietudes ya que se había visto afectada por la situación tan mal como cualquier otro, pero ella era un alma gentil y sus ideas sobre cómo lidiar con el problema la mareaban.
Ella lo fulminó con la mirada, toda dulzura escondida detrás de una expresión de desprecio.
—Siempre te he apoyado JongIn, pero esto ha ido demasiado lejos. ¿Qué propones que hagamos con él ahora?
— Él tendrá que venir con nosotros.
—¡Imbécil! — JongIn detuvo su paso y alzó las cejas; su hermana rara vez lo insultaba. Ella resopló, su paciencia habitual había sido largamente gastada en él — Primero: No podemos llevarla a casa y segundo: es mejor que traigas los caballos y tomes prestado uno extra.
JongIn se alejó a regañadientes y dejó a Yeri para vigilar al humano inconsciente. Cuando regresó, encontró a su hermana mirando ansiosamente a la criatura que gimió y buscó su cabeza.
—¡Él está despertando! - Yeri miró a su hermano con ojos llenos de pánico.
—Ya lo noté - Respondió con disgusto mientras miraba al chico de pies a cabeza. Sus ropas eran baratas, sus manos estaban llenas de tinta, las uñas mordidas a la fuerza. Él soltó un bufido ante la idea de un humano tan repugnante hasta que unos enormes ojos se abrieron y lo miraron con absoluto horror.
Antes de que JongIn tuviera tiempo de actuar, el niño lo golpeó y pateó en la rodilla con las zapatillas que llevaba.
JongIn gritó de dolor y se dispuso a golpearlo cuando unos gritos lo detuvieron en seco.
—¡Auxilio! ¡Déjame ir demonio!
El niño luchó y gritó tratando de arañarlo con lo que quedaba de sus uñas. Una expresión salvaje cruzó su rostro y se giró para poder hundir sus dientes en la carne expuesta de su brazo. JongIn gritó de nuevo y se debatió entre tratar de calmarlo o clavarle un cuchillo en el pecho y terminar con eso, pero luego su hermana creería que realmente era un bruto sin corazón y él había hecho todo lo posible por ocultarle esa realidad.
Al final, JongIn tomó el camino del medio y lo abofeteó con fuerza suficiente para que el pequeño chico lo soltara, pero no tan fuerte como para hacerle daño.
—¡JongIn! - Su hermana lo miró con horror, por lo que soltó a la humana que golpeaba y presentó su brazo ensangrentado para que lo examinara.
—¡Esta pequeña criatura abominable me mordió!
—¡Lo secuestraste JongIn! - gritó Yeri golpeando su ancho hombro con más fuerza de lo que ella pensaba dar - ¿Qué esperabas, un beso de agradecimiento?
[Fin del capítulo 2]
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ENTRE DOS MUNDOS [EXO]
FanfictionENTRE DOS MUNDOS -Las puertas entre los dos mundos se estaba debilitando... "No le importaba lo que haría o a quién lastimaría en el proceso. Él quería venganza" -Él jadeó aterrorizado pero el príncipe no podía arriesgarse a que gritara, así que lo...