Capitulo 17: Innuendo

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No podía creerlo, el hombre que amaba estaba bajo las ruinas de lo que alguna vez fue nuestro hogar. Las lágrimas brotaron una vez más y el llanto no se hizo esperar, me cubría el rostro con ambas manos, la suciedad que había en ellas se iba junto con mis lágrimas y bajaba por mi brazo. ¿Estaba muerto?, básicamente podría estar moribundo en el lugar de la explosión y al pensar en eso mi corazón dolía cada vez más.

-Syndra...- Susurró acercándose e intentó abrazarme, ¿Cómo suponía que me sintiera? Mi vida volvía a ser un desastre, todo lo que había amado siempre terminaba en caos. Me separé de él y me alejé un par de metros. Mientras más pensaba más me daba cuenta como ambos habían podido controlarme casi a su voluntad. Zed por un lado a veces era evidente que me amaba, pero podía también ser muy cruel. Por el otro lado estaba él, parecía interesado en mi, pero no era momento para estar pensando en esas cosas. Sacudí un poco mi cabeza, me puse de pie y comencé a caminar a través del bosque, quería estar sola y no escuchar a Shen decir que eso era lo mejor, si, me gustaba un poco, pero su voz ya comenzaba a irritarme. A pesar de todo lo que paso entre nosotros, seguía amándolo, pero ¿Y si era verdad lo que Shen decía?, que solo quería mi poder. Pasaron al menos diez minutos y llegué a un claro en el bosque, quería meditar sobre lo que había pasado y como yo había actuado. Realmente no me creía la hipótesis del super ninja que se supone que ahora me estaba cuidando, estaba segura de que Zed no quería mi poder, me quería a mi. Sentí una presencia cerca de donde estaba, comencé a caminar una vez más pero estaba segura de quien era.

-Quiero estar sola- Dije en voz alta para que me escuchara, pero sentía la presencia más cerca. - Con razón Akali te dejó.

-Solo somos compañeros de trabajo - Respondió indignado, sabía que eso lo haría hablar.

-Shen, realmente quiero estar sola, no te necesito de guardaespaldas- Me quedé detenida esperando a que saliera de en donde estuviera. No tenía tiempo de juegos, menos de que me vigilaran como a una niña, algo había cambiado en mi y ya no dejaría que jugaran otra vez con lo poco que quedaba. Tenía que evaluar la situación en la que me encontraba, sentía que algunos restrojos de el incidente aún existían en mi cuerpo, la energía se sentía fluir aunque fuera poco. Al fin después de unos minutos pensativa, volvió a aparecer frente a mi y miré fijamente su rostro, aún tenía el rostro descubierto y debo admitir que sus ojos me encantaban. Sonreí levemente y seguí caminando. -¿Hacía donde está el templo? -Pregunté segura de mi misma, casi desafiándolo a que me diera la respuesta.

-No te dejaré ir - Caminó tras de mi, pero evité girarme. La pena volvía otra vez a mi, todos los recuerdos que tenía con él, buenos y malos, por que la vida no es siempre color de rosa. Después de unos minutos me giré y noté que no estaba. Me salí del camino para ir por entre los árboles un rato, observaba como algunos rayos de luz bastante visibles pasaban por entre las hojas. Me senté al pie de uno de ellos, apoyando la espalda en el tronco. Abracé mis piernas con las manos, apoyé mi rostro en mis rodillas y comencé a llorar. Pude hacer un mar solo con mis lágrimas, el corazón se me apretaba cada vez más, por razones obvias no podía sacarme a Zed de la cabeza, pero lo amaba tanto... (Pero me arrepiento de haber sido tan tonta). ¿Lo necesitaba? Eso sentía, ¿Lo necesité realmente? no.

Por llorar tanto me quedé dormida en posición fetal al lado del árbol en que me había apoyado. Cuando desperté estaba en una habitación que no conocía, me levanté de la cama casi de manera inmediata e intenté revisar el lugar. Mi ropa estaba intacta, por lo que supuse no era alguien que quería hacerme daño, pero cuando quise inspeccionar más a fondo alguien tocó la puerta.

-Syndra ¿Ya despertaste? - Dijo un hombre del otro lado ¿podría ser Shen?, con él cerca todo era posible, seguro que esto era obra suya. Me acerqué y abrí la puerta, para mi disgusto si era él. Lo miré y apenas él quiso hablarme, volví a cerrar la puerta. No quería verlo, oírlo ni sentirlo. Un sentimiento de disgusto me invadió mientras escuchaba murmullos a través de la puerta, volví a sentarme en la cama y pude notar como el número de personas tras la puerta aumentaba, me inquieté y volví a acercarme, pero esta vez levitando para evitar que escucharan que me acercara, si es que se escuchaba algo a través de la puerta. En eso, en una violenta explosión la puerta salió volando, alcancé a moverme un poco para evitar que la puerta me golpeara, casi no oía y lo único que escuchaba era un fuerte pitido en mis oídos, me dieron nauseas y caí al suelo, todo me daba vueltas pero entre el polvo lo único que logré ver fue a Shen y a otras personas, que procedieron a apresarme. No sabía que pasaba, aprovechándose de que no me encontraba realmente consciente me ataron las manos y los pies y me subieron a una especie de carro en la que me llevaron a otro sitio, había una mujer que estuvo a mi lado todo el tiempo, tenía mi cabello agarrado y cada cierto tiempo me golpeaba con el fondo del carro. No sabía a donde me llevaban ni quienes eran estas personas, pero me dolía que Shen estuviera tras esto.

No podía defenderme, los golpes en mi cabeza, que a pesar de sangrar, no se detenían por parte de mi verdugo. Volví a desmayarme pero esta vez desperté en una habitación extraña, parecía esa típica sala de un manicomio, las paredes blancas que incluso parecían acolchadas, esta vez tenía ropa diferente, alguien se había dado el trabajo de hacerlo. Mis manos y pies seguían atados, me di cuenta de que tampoco tenía mis zapatos. Intenté levitar pero perdía cada cierto rato el equilibro debido a que estaba atada, pero no me explicaba por que estaba ahí. Anhelaba que todo fuera una pesadilla, que Zed estuviera conmigo una vez más y no estar en ese lugar, pero estaba todo era real.

Me quedé sentada apoyada en una de las paredes mirando hacia la puerta, la cual después de un rato se abrió y entró Shen junto a una mujer. Ambos se acercaron a mi, y él se puso en cuclillas mirándome. -¿Cuáles eran los planes de Zed?- Me preguntó como si fuera otra persona, fue ahí cuando me di cuenta de que todo había sido su plan. Guardé silencio y al ver que no le contestaba me tomó del pelo y lo jaló fuertemente, no me quejé para no darle en el gusto. -Era tu novio, tu debes saber donde está ahora- La última frase quedó como haciendo eco en mi cabeza "ahora", ¿entonces no estaba muerto?, una especie de alegría recorría mi cuerpo, pero que era contrarrestada con el dolor físico que sentía en esos momentos.

-¿Qué insinúas? Zed no está... - La mujer que estaba junto a él me golpeó en la cara, cerré los ojos y bajé la cabeza. - ¿No está muerto?- Volví a preguntar pero me golpeó de nuevo. Esta vez Shen le hizo una seña a la mujer, a la cual no le podía ver el rostro por que lo traía cubierto con una especie de tapabocas, la verdad es que parecía cualquier cosa menos alguien que se dedicara a torturar gente, ella se fue y cerró la puerta. Se cercioro de que nadie estuviera del otro lado y volvió a la misma posición en la que estaba. Lo miré fijamente a los ojos y sentía como el odio volvía a mi cuerpo. Quería golpearlo y ojalá matarlo, pero bajé la cabeza y me dedique a mirar mis pies mientras me hablaba.

-Syndra, no quiero hacerte daño, pero tienes que responderme.- No le dije nada, pero internamente me arrepentía del día en que lo conocí. Debido a mi silencio, otra vez me tomó del pelo y me obligó a mirarlo. -Si no cooperas será peor para ti, linda - Sonrió y me besó en la boca. Asco y repulsión son las palabras que perfectamente describen ese momento. Así pasaron un par de semanas, pero me mantuve cuerda quizás por la idea de que Zed probablemente estaba vivo y maldiciendo el día en el que conocí a Shen. Mi rostro se veía amoratado en el reflejo de la puerta y me dolía tocarme, seguía atada y mis muñecas sangraban, pero evitaba quejarme, quería saber que era todo esto, por que me tenían aquí. Si lo que querían era a Zed, ¿Por qué debía yo estar metida ahí?. Por otro lado, había pasado casi un mes desde la última vez que Zed y yo habíamos intimado y algo me preocupaba, mi periodo no había llegado... Estaba embarazada.




Así que, ¿Esto es amor? (ZedxSyndra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora