La fiesta

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Frente a la reja se encontraba un Volkswagen tipo 1, mejor conocido como “escarabajo”, era color verde oliva, y se veía en muy buen estado. Dentro de éste había cuatro personas: en el asiento del conductor una chica de cabello corto negro y gafas, en el del copiloto un chico pecoso y pelirrojo, y en el asiento trasero un chico moreno con el cabello teñido de morado y una chica rubia con apariencia sumamente delicada.
-Bien, bien. Veo que traes compañía, Touka-dijo la chica que conducía- Bueno, acomódense allá atrás.
Touka abrió y cerró la reja en tiempo record, mirando a los lados ante cada movimiento. Se acercó al vehículo llevándose de la mano a Laura. Entró ella primero y miró a Laura con una sonrisa de medio lado.
-Creo que tendrás que sentarte en mis piernas, Laurita.
-No-contestó Laura rápidamente, cruzándose de brazos.
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Algo irritada por no haber logrado su objetivo, estaba ahora de brazos cruzados Touka, quien tuvo que sentarse en las piernas de uno de los chicos para dejar espacio a Laura.
-Me alegra que todos llegaran a un acuerdo-dijo la conductora una vez que todos estuvieron sentados, ya con el auto en movimiento de camino a la reunión- Por cierto, soy Sandra, aunque puedes llamarme “Pony” si así lo deseas, todos  lo hacen, jeje.
Del asiento del copiloto se asomó el chico pelirrojo:
-Yo Hugo, un gusto, hermano de Sandra-guiñó el ojo.
El chico de cabello morado, algo aplastado por Touka pudo entredecir su nombre, el cual era “José”, y la rubia se llamaba “Cecilia”, estos últimos eran novios.
Touka se aclaró la garganta después de las presentaciones.
-Bueno, ella es Laura, una amiga.
Laura sonrió algo incomoda, desviando la mirada a la ventana.
-Luces algo joven, Laura. ¿Cuántos años tienes?-preguntó José.
-Uhm… ¿dieciocho?-contestó sin mucha convicción.
-Dieciocho y medio, en realidad-agregó Touka.
-¿Y trabajas? ¿Estudias?-preguntó Cecilia.
-Uhmm… estudio-dijo Laura.
Al instante recibió una mirada de advertencia de Touka.
-¡Y también trabajo!-agregó rápidamente.
-¿Sí? ¿En qué?-preguntó José interesado.
-En…-miró disimuladamente por la ventana- McDonalds.
Todos dentro del carro se quedaron callados, algo incómodos, Laura apartó la mirada a la calle tamborileando sus dedos sobre sus rodillas.
-Hugo, ¿por qué no colocas algo de música?-dijo Pony después de un rato.
Hugo sacó el teléfono y lo conectó a un cable que estaba enchufado al equipo de sonido, un momento después ya se empezaba a escuchar una melodía.
“Infinity … infinity…”
-¡Dios mío, Hugo!
“No llores por un bobo …Si él te deja sola yo te robo “
-¿Qué es? Si ésta es buenísima-se defendió Hugo.
-¡Quita eso!-le reclamó Cecilia dándole un golpe en la cabeza.
“Te llevo a un lugar escondido donde podremos estar solos, solos”
Con desgano Hugo pausó la música.
-Hay que ver que tus gustos musicales están por los suelos, amiguito-comentó José.
Laura soltó una pequeña risa al ver el comportamiento de todos ellos, le recordaba un poco a cómo era con sus propias amigas.
Hugo desconectó su teléfono y se colocó audífonos, se podía oír un leve zumbido proveniente de sus auriculares, pero lo más significativo no era eso, sino que al rato Hugo estaba moviéndose o… convulsionando, como un loco.
Cecilia le dio otro golpe más para que se quedara tranquilo.
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Llegaron hasta un conjunto residencial, deteniéndose un momento a identificarse con el vigilante.
-Uhm, ajá, ¿a dónde van? ¿quiénes son?-dijo el uniformado ahogando un bostezo.
-Casa de Ignacio Davis, somos Sandra Finol, Hugo Finol, Cecilia Ruiz, José Betancourt, Touka Fernández y Laura…- dijo Pony.
-Sí, sí, pasen. Es la casa con el trampolín en el jardín-contestó sin prestarles atención.
Pony se encogió de hombros y aceleró, estuvieron un rato recorriendo el lugar hasta que Touka visualizó el trampolín, se estacionaron junto a los demás vehículos frente a la casa.
Había dos hombres parados frente a la puerta, uno con una lista y otro con una canasta llena de máscaras, había también un pequeño grupo de gente en fila esperando entrar.
Pony se quedó atrás cerrando el carro, los demás bajaron y se colocaron en la fila.
Laura se sentía algo extraña, por todo lo que estaba sucediendo, pero a la vez feliz al estar rompiendo rutina, y sobretodo estar compartiendo con Touka, aunque claro, las dudas seguían ahí, y el pensamiento repentino de que su madre podría matarla de un momento a otro.
Sacó el teléfono y abrió whatsapp, a su mamá le escribió que se quedaría a dormir a casa de Sam, para después abrir el chat de Sam para que respaldara su historia:
“Hey, Sam. Si alguien te pregunta estoy en tu casa.”
Al momento recibió respuesta de ella, “¿Por qué? ¿Dónde estás?”
“Estoy en una fiesta con Touka”, se sintió tentada a responder, y hablarle con la verdad a alguna de sus amigas, pero descartó la idea y en su lugar escribió:”No te puedo decir, es… secreto.” Y cerró el chat.
Guardó el teléfono y notó que ya estaban de primeros en la fila, cada uno dio su nombre y a Laura la colocaron de acompañante de Touka, lo cual la avergonzó un poco. Se sentía casi como un superhéroe con la máscara, nadie tenía cómo saber quién era.  “¿Así se sentirá Bruce Wayne?” Se imaginó por un momento a ella misma con el traje de Batman encima del tejado de un edificio en Gotham. Sonrió ante esa imagen.
Entraron y la vista era increíble, no sólo por la casa, la cual era impresionante, sino por el gran grupo de gente que ahí había, debían ser aproximadamente unas doscientas personas repartidas en todas las áreas de la casa: sala, cocina, área de la piscina, personas subiendo rápidamente por las escaleras para lograr agarrar alguna habitación desocupada, un área exclusiva para bailar(¡incluso había un DJ!)
Touka tomó a Laura de la mano y la guió a través de las personas hasta llegar a la sala donde se sentaron juntas en un sofá.
-Sabes las reglas, supongo-le comentó Touka de la nada.
-¿Reglas?-preguntó sin entender.
-La primera, claro, que no bebas.
Laura se revolvió en el asiento un poco incomoda, había olvidado ese detalle.
-La segunda, no hables con nadie que no conozcas-dijo seriamente.
-Pero… no conozco a nadie-contestó Laura confundida.
-Mejor aún, creo que entendiste el punto-dijo Touka sonriendo.
-¡Mira nada más! ¡Touka Fernández!
Touka sonrió forzadamente, sin desviar la mirada de Laura, pero ésta última sí que volteó, delante de ellas estaba Christopher Castorferb, su profesor de Castellano.
Se puso algo nerviosa al pensar que podría reconocerla.
-Touka-continuó Christopher al notarse ignorado- ¿no vas a saludarme?
-Hola-dijo Touka secamente. No comprendía cómo la habían reconocido, su sueño personal de ser Batman por un día estaba arruinado.
-¿Quién es tu amiga? Creo que la conozco, se me hace familiar, ¿cómo te llamas?
-Laura…-contestó Laura, levantándose del asiento disimuladamente, y alejándose, lo que Christopher aprovechó para sentarse al lado de Touka.
-¡Bueno! Qué coincidencia todo, ¿no? Tú y yo acá-dijo Christopher- ¿qué tal tu día?
-Bien.
-Bueno, entonces te cuento yo el mío…-comenzó a decir Christopher.
Touka intentaba sin éxito ver a dónde se había ido Laura. No se suponía que las cosas debían ser de ese modo.
Tampoco había ido tan lejos. En la cocina Laura intentaba encontrar alguna botella de refresco, sentía la garganta bastante reseca.
-¿Les cuesta mucho comprar aunque sea una Coca-cola?-murmuró Laura molesta.
-¿Necesitas ayuda?-preguntó una voz a sus espaldas.
-Uh… sólo buscaba algo para… tomar-contestó Laura dándose la vuelta.
No pudo evitar sonrojarse al ver al muchacho que se encontraba hablándole. Moreno, atractivo, con una sonrisa casi de revista y un físico… apreciable a la vista.
-Bueno, creo que te puedo ayudar, yo también venía curiosamente a eso-le dijo- Por cierto, me llamo Ignacio, o Nacho, si así prefieres llamarme.
-C-Claro…-contestó Laura sonriendo tímidamente.
-¿Y tú cómo te llamas? No te había visto antes por aquí.
-Me llamo Laura, vine con una amiga.
-Me gusta tu nombre, es muy lindo-comentó Nacho- un lindo nombre para una linda chica.
Laura se sonrojó y desvió la mirada.
Nacho sirvió dos tragos y le entregó uno.
-¡Salud!-dijo Nacho chocando ambos vasos.
Actuando simplemente para no quedar mal, Laura tomó todo el líquido de una sola vez, esperando que de esa manera no le supiese tan desagradable.
-¿Más?-preguntó sonriendo encantadoramente.
-Uh… Sí, claro-contestó Laura. “A Touka seguramente no le hará gracia esto… Aunque, si no sabe no tiene por qué molestarle… ¿cierto?”
Una buena cantidad de tragos después ambos se encontraban yendo juntos al área de la piscina con Laura apoyada en Nacho, ya que sus propias piernas estaban algo reacias a responderle.
-¡Wow! Me encanta esta piscina-comentó Laura.
Mareada y con las pupilas dilatadas, se acercó mucho más a la piscina.
-Sí, ¿quieres entrar?
-Naaah-contestó Laura- No sé nadar, y no le daré más razones para que la loca se moleste conmigo.
-¿Quién se enoja contigo?
-¡Shhh! ¡Te puede escuchar!-exclamó Laura, para después comenzar a reír, dio un paso más adelante y perdió el equilibrio, cayendo a la piscina.
Intentaba salir a flote, pero no lo lograba. Nacho sin pensarlo se lanzó también, nadó hasta ella y la tomó por la cintura, cuidándose de que Laura no lo hundiera a él llegaron hasta el borde de la piscina.
-¿Estás bien?-preguntó preocupado Nacho.
Laura le escupió agua en la cara en respuesta.
-Vamos a secarte, estás empapada, también te prestaré algo de ropa para que te cambies.
Siendo cargada por Nacho, de esa forma en la que suelen llevar a las princesas o a los recién casados, entraron a la casa ambos. Laura se acurrucó en el cuello de Nacho sintiéndose algo soñolienta, tiritando y haciendo unos ruidos a causa del frío, similar a un gatito bebé**.
No muy lejos estaba Touka en su propio lío. Con Christopher ahora contándole acerca de sus vacaciones en Aruba y cómo un pez se había metido dentro de su traje de baño.
-… ¡pero eso no fue lo peor! Resulta que no fue suficiente para él, ¿sabes qué pasó, Touka?-dijo Christopher sin poder disimular su emoción.
-No-“y tampoco me interesa.”
Christopher soltó una carcajada e intentó, con muchísima dificultad, completar la oración: muy gracioso…jajajaj… ¿quién lo diría? ¡Era sólo un pececito! ¡Pero, Dios! ¡Qué dientes! Tengo incluso la cicatriz todavía en mi—
Ya perdiendo toda esperanza, justo frente a ella, pasó la chica que había estado buscando la última media hora, nada más y nada menos que Laura, “Su” Laura, junto a un idiota que no pudo reconocer en el momento, ¡y no sólo estaba con ella! ¡la estaba cargando! ¡Estaba tocando a “su” Laura!
Indignada, se levantó del asiento. Porque, claro, esto no podía ser para nada obra de su increíblemente inocente y pequeña Laura, era obvio que había sido obligada y ahora estaba siendo secuestrada por un posible violador de Lauras, ¡su deber era rescatarla! ¿Qué clase de novia-no-oficial sería si no lo hiciese?
-Eh, Touka-llamó su atención Christopher.
-Lo siento, Chris. Será para otro momento, tengo una misión.
-¿Misión? ¿Así como los espías?
-No, así como los “Cállate, Chris”-dijo Touka, marchándose sin esperar respuesta, dejando a un muy confundido Christopher.
Tenía muchos sentimientos mezclados, e ideas locas cruzando por su cabeza, la mayoría incluso podría considerarse ilegales. Ellos iban más adelante que ella, pero no la detendría, daba empujones para abrirse paso entre la gente y caminaba dando grandes zancadas.
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-¿Crees en el destino?
Laura se quedó un momento callada, intentado procesar las palabras pronunciadas por Ignacio, o al menos aparentaba hacerlo.
-Mentí, Nacho. Les mentí a todos- dijo entrecortadamente después de un rato, las lagrimas llegaría dentro de nada.
Nacho se alarmó un poco ante el cambio repentino de actitud de Laura y se acercó a ella, sentándose a su lado en el borde de la cama.
-¿En qué cosa?-preguntó extrañado. Sabía que probablemente estaba diciendo todas esas cosas a causa del alcohol, pero igual le preocupaba que le pudiera estar ocultado alguna cosa importante.
-Yo… bueno…-tomó un largo suspiro- en realidad sí me gusta el kpop.
-¿Ah? ¿K…? ¿Qué?
-Shh-Laura le colocó un dedo en la barbilla para que se callara, Nacho sólo levantó la ceja en respuesta- siempre intenté parecer “cool” diciendo esto y aquello del kpop… Escuchando bandas como One Direction, 5sos… O al menos eso decía pero, ¡pero todo era mentira! ¡Amo BTS! ¡Amo a Jimin! ¡Lo amo! ¡Lo amo!
Con esto último Laura comenzó a llorar, Nacho la abrazó y consoló algo incómodo. No entendí nada pero prefirió hacer caso omiso a lo anormal de la situación.
-No te preocupes. Eso… bueno, yo no juzgo los gustos musicales de nadie. Sonríe, eres una chica linda, inteligente y… yo estoy acá para ti.
Nacho tomó suavemente a Laura de la barbilla y la alzó de manera de que pudieran verse cara a cara.
-No llores más, Lauren.-se inclinó y comenzó a besarla.
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Estaba consciente de que era su culpa, su culpa y simplemente: su culpa.
Nunca debió haberla llevado a esa fiesta.
Ya había volteado las bebidas de aproximadamente ocho personas, y tumbó a otra más por las escaleras.
Giró el pomo de la puerta y se quedó un momento pasmada al ver a Laura sentada en la cama con un chico.
Con la ropa mojada.
Llorando.
Siendo besada por el chico.
-Creo que es hora de irnos, “Laurita.”-no tenía idea de cómo estaba siendo capaz de hablar, pero lo hacía, de alguna manera.
Nacho se separó de Laura y miró a Touka un poco molesto.
-Creo que ella está bien donde está, Touka.
Touka hizo caso omiso a lo dicho por el muchacho y simplemente tomó a Laura de la muñeca y la sacó de la habitación.
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-Tou-ka
-…
-Touuuuuuka
-…
-Tou Tou, Ka, Ka
-… dime, Laura.
-¿Tu amiga unicornio sabe que te llevaste su carro?
-Eventualmente se dará cuenta, supongo…
Touka miró de reojo a Laura que estaba en el asiento del copiloto, tenía la mejilla apoyada en el vidrio y sus pupilas seguían aún un poco dilatadas.
-Dios mío, Laura. ¿Cuánto bebiste?
-Dos creo.
-¿Shots?-preguntó extrañada Touka.
-No, botellas.













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Bueno, miren al final sí subimos capítulo!!! Jajaj, estuvo como un año guardado en la compu de una de nosotras. Anímense, probablemente actualicemos otra vez. Btw, se viene una nueva historia, pendientes!









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⏰ Última actualización: Mar 03, 2018 ⏰

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