Esa chica.

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Yo lo sé de cierto.
Siempre lo he sabido.

Nunca supe ser más que solo sombras,
¿qué podría hacer para que me miraran?
Labré una máscara con sus murmullos,
cosí mis labios y me condené al mutismo.

Sin aptitud alguna para una conversación vana,
el alma muere sobre las mentes como lagos.
Los números importan,
importa la belleza en tu rostro
y toda la gente a la que has besado.

Las balas en sus miradas me hicieron pequeña,
su veneno me transformó en santo y en demonio.
Intenté cortar las cuerdas,
bajar el telón
y frenar el sismo.
Pero fue inútil.

Ellos nunca me observaron,
jamás escucharon lo que tenía por decir
porque era la chica al final de la clase,
porque era insignificante.

Nunca me invitaron a sus fiestas.

Ni me sonrieron con sinceridad.

Y aunque pensaron que era roca volcánica, resultó que mi fragilidad era símil a la de un mazapán.

Una disculpa a ustedes,
por no ser lo que querían.

Una disculpa a mí,
por pensar que deshaciéndome, por fin me aceptarían.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2018 ⏰

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